Drabbles - BatLantern

Wayne Airline

Sabía que sus amigos, su familia, sus compañeros y básicamente todo el mundo lo veían mal, pero poco le importaba si esos hermosos ojos grises lo veían con cariño, amor, pasión y lujuria en un solo instante, esa mirada dedicada a él y solo a él, valían todo el malestar del mundo.
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Corría el año de 1933, contaba con tan solo 28 años cuando lo vio por primera vez, jamás olvidaría ese día. Era una mañana de Febrero, el aire era frió como solía serlo en Gotham la mayor parte del año, el cielo se encontraba despejado y el sol hacia una leve aparición, calentando solo un poco el ambiente puesto que aún era mitad del invierno. Aún recuerda el frió llegar a sus mejillas y como estás después de verle a los ojos por unos segundos, comenzaron a tomar mayor temperatura; no lo entendía, el jamás se había sentido así, ¿Cómo era posible que ese par de ojos que solo lo vieron unos segundos lograran sonrojarlo como si acabara de beber medio barril de cerveza?
Aun se hacía esa pregunta cada vez que él lo miraba de esa forma, seguía sintiendo mariposas en su estómago y nada tenía que ver con volar a gran altura sobre la tierra, está sensación era diferente, era incluso más vertiginosa, le generaba ansiedad, ansiedad que en ese tiempo no supo interpretar ni mucho menos controlar ¿Qué era lo que quería? ¿Por qué lo veía de esa forma? ¿En verdad lo veía a él o era solo su imaginación jugándole una mala pasada? No lo supo hasta años después, ¿Cuánto tiempo perdió por no poder interpretar lo que su corazón le decía?
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Ese día había hecho las pruebas a la nueva aeronave que Douglas Aircraft Company había desarrollado, el maravilloso Douglas DC-1, un hermoso aeroplano de transporte de pasajeros y carga, solicitado por la empresa Wayne; una empresa muy visionaria para esos años, sin duda consecuencia de su dueño quien veía al mundo de una forma única, totalmente revolucionaria y fuera de lo común, justo como él lo es.
La exhibición de prueba fue un éxito, se hizo solo para los dueños y socios de ambas empresas quienes iban acompañados de sus esposas e hijos, todos excepto él, a él solo lo acompañaba un hombre mayor y por cómo se dada el trato supuse acertadamente se trataba de su mayordomo a quien meses después tuve el gusto de conocer, el siempre atento y fiel Alfred Pennyworth, aunque más que un mayordomo creo que fue más como su padre.
Al terminar la demostración lleve el aeroplano al hangar y ahí se me indico que debía de acercarme a donde se encontraban todos brindando por el éxito de la nave, cuando me acerque lo suficiente, Donald, socio mayoritario y fundador de Douglas Aircraft me felicito por tan excelente trabajo y me presento a varios de los caballeros presentes, al final me presento al solicitante del bello aeroplano que acaba de surcar el cielo gris, el señor Bruce Wayne, y fue ahí que lo vi, fue en ese momento en que sus ojos grises cual plata se clavaron en los míos, haciendo que mi estómago se volviera el campo de batalla de una rebelión de mariposas, fueron solo unos segundo los que nos vimos a los ojos y fue su voz grave la que me trajo de nuevo a la tierra.

—Un placer conocerlo señor Jordán, permítame felicitarle, ha hecho usted un trabajo excelente –dijo mientras sujetaba con su diestra mi mano y con la zurda la cubría, un gesto poco usual en él, aunque claro, eso yo no lo sabía en ese momento –Bruce Wayne a sus órdenes –dijo su nombre, con esa voz tan profunda que tiene, me sonó a gloria.

—El placer es todo mío señor Wayne, Harold Jordán, espero haya sido de su agrado la demostración –conteste sin saber porque lo hice así; me mentí diciéndome que era por cortesía, ¡oh menuda mentira!

Y eso fue todo, solo esos escasos segundos sujetando mi mano y teniendo sus ojos sobre de mí bastaron para jamás poder sacarlo de mi mente, inmediatamente que terminamos las presentaciones, los demás caballeros llamaron su atención adentrándose en temas financieros y comerciales, hablando de la cantidad de aeroplanos que Wayne quería; era una plática aburrida para mí hasta que mi nombre salió a relucir haciendo que me interesara en la plática, la cual por lo que podía oír llevaba ya varios minutos, no tenía el contexto entero y no podía deducir a ciencia cierta que debatían hasta que la voz del millonario se hizo alzar por arriba de los demás, dejando claro su punto y resumiendo para mi toda la plática.