Fuego

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–Estás jugando con fuego –le dedicó una mirada cargada de deseo, deseo por que siguiera aunque jamás lo admitiría.


–Lo sé –le regalo su sonrisa más resplandeciente haciendo uso del poder de su anillo para crear más constructos.


–Vas a terminar quemándote y no te va a agradar –necesitaba advertirle, estaba llegando a su límite y cuando menos quería darle la oportunidad al piloto de "huir".


–Mmm... ¿Cómo puedes asegurar eso? –Ronroneo cerca de su oído– quizás seas tú el que se queme... quizás seas tú quien esta vez pida más... pero... si de algo estoy seguro es que te va a gustar... –lamió un poco su oreja, sabia cuan sensible era en ese lugar y con gran satisfacción vio como reaccionaba es pálida piel, por más que quiso mantener el aplomo un leve estremecimiento lo traiciono.


–Grrr... -solo eso pudo decir, sabía que si intentaba hablar lo único que saldría de su garganta sería un gemido lastimero rogando por más. Debía darle crédito al joven Linterna, le gustaba la situación y no le importaría pedir por más atención. Su miembro ya la pedía a gritos, desde el instante en que quedo desnudo y viendo como esas cadenas verdes poco a poco se enroscaban en su cuerpo, su alfa poco a poco empezaba a gobernar en su cuerpo.


–Vamos cariño –apretó un poco más el amarre de las cadenas haciendo que estas se deslizaran por sobre el cuerpo de una forma tan erótica que incluso él se sintió extasiado, su entrada comenzó a lubricar y su polla, dura y erguida lanzaba liquido preseminal. Su omega se regodeaba de alegría y excitación al mismo tiempo que pedía por su alfa –compláceme alfa –solo es basto para ver como los ojos de su compañero vinculado se nublaban.


Omega –su voz había salido gruesa, aterciopelada, deseosa y gustosa; era su alfa llamando a su omega, había perdido la batalla y poco le importaba, solo quería que Hal le atendiera, lo llevara al nirvana, que lo dejara cogerlo hasta anudarlo y morder esa glándula que no hacía más que incitarlo; porque su omega olía delicioso y era un martirio no tenerlo sobre su cuerpo. –Ven y móntame, déjame llenarte y disfrutarte... Hal... ven.


Con esas palabras se rindió, su alfa lo llamaba, lo necesitaba y él no se iba a engañar, su omega también necesitaba del alfa. Con movimientos casi felinos se posiciono a horcadas sobre el caballero de la noche, conecto su mirada avellana con la plateada que lo veía como lo más hermoso del universo, no deshizo las cadenas, al contrario creo una polea con la cual los brazos quedaron ligeramente por arriba de su cabeza y los jalo hacia el frente, metió su cabeza en el hueco que había entre esos fornidos brazos y con calma lamió cada cicatriz que encontró a su paso hasta llegar a la barbilla del murciélago.


Dejo una pequeña mordida ahí mientras sentía la respiración acelerada y cargada de su alfa, el cuerpo de su compañero estaba caliente y el de él solo vibraba de expectación. Quedaron frente a frente, viéndose a los ojos, plata contra chocolate, en ambos había lujuria.


–Te amo –fueron las únicas palabras que pronunció el caballero esmeralda, después de eso beso los labios del vigilante nocturno de forma voraz mientras se empalaba en el miembro del mismo. Fue placer total para ambos, jadearon, gimieron y gruñeron en medio de ese beso húmedo justo al ritmo de la cabalgata que el castaño hacia sobre su compañero.


Poco a poco el placer nublaba sus sentidos y sin más rompió los constructos que sujetaban a su alfa permitiéndole tener el control total, liberando de forma completa y sin restricciones su aroma al igual que hacia el hombre que lo penetraba con fuerza, sus aromas se mezclaron y justo cuando sintieron el placer del orgasmo su glándula fue mordida una vez más, los colmillos de Bruce se encajaron en la marca que años atrás le había hecho, logrando con esto el máximo placer en ambos mientras sentían como el nudo se formaba. Después de unos minutos en los que recuperaron el aliento y de acomodar a su omega para que disfrutaran del nudo, Batman se permitió hablar al recuperar el control de su ser.


–También te amo.

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Drabbles - BatLanternDonde viven las historias. Descúbrelo ahora