Ingel ( LIBRO II TERMINADA ) [Trilogía Blessed] [Sin Editar]

||«C h a p t e r XXV»||

Domingo 7 de Enero de 2018.

Esto es nuevo, el respirar ya sin ti.
En silencio pierdo la noción de mí.
Yo te amo con locura desmedida,
Y eso le causa más dolor a mis heridas.

Y te vuelvo a buscar,
Y te vuelvo a encontrar.
Tu desinterés,
Conmigo es tan cruel.

Y te vuelvo a llamar para ver si es verdad,
Que ya tu querer es de otra mujer.

Esto ya lo veía venir,
Tu silencio total me hacía mucho pensar.

No es justo, no lo quiero aceptar.
Yo te di todo de mí,
Mi calma y mi tempestad.

Y te vuelvo a buscar,
Y te vuelvo a encontrar.
Tu desinterés,
Conmigo es tan cruel.

Y te vuelvo a llamar para ver si es verdad,
Que ya tu querer es de otra mujer.

Ya me voy, ya no vuelvo jamás.
Tu felicidad esta en otro lugar.

Solo escúchame que tú,
Tú siempre serás,
Mi otra mejor mitad,
Mi otra mejor mitad.

Ya me voy, ya no vuelvo jamás.
Tu felicidad esta en otro lugar.

Solo escúchame que tú,
Tú siempre serás,
Mi otra mejor mitad,
Mi otra mejor mitad.

2:47 PM

—Nina, ¿cómo era ella cuando estaba con ustedes? —el chico pelinegro preguntó al encontrarse a solas con aquel viejo amigo de su esposa. El joven castaño solo lo miró fijamente por unos segundos.

—Ella —comenzó a hablar pero se detuvo, de un momento a otro en su rostro apareció una sonrisa, recordando así el tiempo atrás—. Ella era una chica dulce, cuando la veías podías presenciar una alma pura, inocente, claro sumándole aquellos ojos azules que posee se le podía asumir fácilmente a un ángel. Era carismática, pero solo los más cercanos presenciabamos eso de ella, era inteligente, amable, le encantaba tomarnos fotografías, hablarnos de algún videojuego o algún anime, aunque era rara vez, a ella la veías más sumergida en algún libro o en fotografías.

—Cuando la ví por primera vez lo único que pensé fue que ante mí yacía un ángel tan hermoso que ni siquiera era digno de estar frente a ella —el pelinegro susurró.

—¿En serio era necesario casarse? ¿No había otra salida? —Rixon lo miró, por un momento se confundió a las preguntas repentinas que había confesado el castaño.