POV. DOVE
Tres meses habían pasado desde la última vez que la vi, cada día que despertaba al lado de Thomas me era pesado, yo sabía que en cierto punto del día yo dejaría de pensar en Sofia y me divertiría con el pero aquello no tenia sentido si cuando despertaba ella era la primer persona en la que pensaba y al dormir era mi último pensamiento, no importa cuanto me esforzará en amar a Thomas, el nunca sería amado de la misma forma en la que amo a Sofia, por suerte hoy desperté en un hotel de L.A., la vería de nuevo, no podía esperar más, la noche anterior habíamos estado en el mismo evento pero extrañamente no la vi ni un solo segundo, pero este día era inevitable, ya quería verla por fin.Llegue al set, ahí estaban varios miembros del cast de descendientes pero ella aún no llegaba
-Hola boo, Kenny- salude a los chicos que platicaban y devolvieron el saludo, de pronto ella entro, tan perfecta como siempre en un vestido entallado negro que la hacía lucir espectacular. -¡Sofia!- con euforia la abracé y ella devolvió el abrazo
El tiempo pasó y el programa quedo grabado, ahora era tiempo de disolvernos y volver cada quien a sus actividades pero yo tenía algo más en mente para aquello
-Sof- y ella volteó para verme, espero a que me acercara
-Hola Chloe- dijo y seguimos caminando
-¿Qué planes tienes para esta noche?- ella se quedó pensado y dio una breve mirada a su reloj
-Ninguno, por suerte- y sonrió
-¿Te gustaría pasar por mi hotel y tener una cena algo intima?- propuse arriesgándome a ser rechazada
-Bien, solo texteame la dirección de tu hotel, te veo en la noche- claro que me había tomado por sorpresa que aceptara, pero si todo marchaba bien hoy podría aclararle mis sentimientos
El tiempo corrió y básicamente yo solo esperaba a que la castaña hiciera aparición frente a mi puerta, estaba desesperada, la extraño como una loca, no quiero experimentar más con su ausencia, no quiero.
La puerta sonó y ahí estaba ella, tan casual, tan bonita, tan ella, con una botella de vino porque así es ella, casual pero tiene clase.
-Adelante- me retire para que ella pudiese entrar
-¿Cuánto tiempo planeas quedarte?- dijo viendo mis enormes maletas en la pequeña sala de estar
-Depende de lo que suceda- le dije siguiéndola a la pequeña mesa de centro, se sentó en el suelo y la seguí
-¿Y qué es lo que quieres que suceda?- dijo sacando el corcho de la botella de vino y sirviéndolo en las copas
-Necesito decirte algo- dije aceptando la copa que me extendió, ella le dio un largo sorbo al vino que yacía en su copa
-¿Dime?- la interrogación salió lentamente
-Te extraño, pero tienes que dejar que termine toda la oración para que puedas entender todo esto- ella asintió y dejo su copa en el suelo -Bien, Sofia, terminé con Thomas y no, no me siento mal porque era lo que yo quería, cada maldita noche y cada mañana lo único en lo que podía pensar es en que el no merece a alguien que no lo piense ni un poco, aquí el problema es que el no es tu y eso me hace no poder amarlo como el se lo merece, ayúdame a sentirme menos estúpida por haberte lastimado todos estos años pero siempre fui la tonta y por desgracia tu también estás enamorada de mi, así que solo acéptame para poder hacerte feliz y poder hacer las cosas bien contigo- me puse sobre mis rodillas y me acerqué buscando sus labios, no importaba si no me había dado la respuesta aún, necesitaba besarla y ese beso me daría una respuesta más sincera
El beso fue lento, lleno de cariño, ella soltó la copa y posó sus manos en los costados de mi cabeza, las paso a mi cuello y pude sentir como me atraía a ella.
-Te odio por hacerme amarte tan malditamente fuerte que no te puedo dejar- yo solté una pequeña risa ante aquello
-¿Qué te puedo decir? Sabes que me perteneces desde hace ya tanto tiempo- y junto su frente con la mía
-Y siempre te voy a odiar por eso- entrelazó nuestras manos y me sentí a desfallecer
-Pero también me amas por no dejarte ir tan fácil- y ella rió, extrañaba tanto verla sonreír y tenerla entre mis brazos -Quiero hacerte mía, esta noche más que nunca- y ella no me respondió verbalmente pero beso mis labios con una pasión que nunca antes había sentido
-Entonces no se que hacemos aquí todavía, llévame a la cama y hazme mierda la vida cuantas veces quieras- y entre besos y caricias nos dirigimos a la habitación para una larga reconciliación, la charla se podía dar después, justo ahora mi desesperación se centraba en algo más, la amaba porque ella no era él y nunca nadie sería ella.
Ps. Este si es el final, no podía dejarlas separadas. Y pásense por mi perfil que estoy preparando muchas cosas nuevas que espero y les gusten, tanto adaptaciones como historias originales.