Capítulo 4: Kenneth

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Sofía:

- Está bien, ¿Cuándo empiezo?

- La otra semana, el lunes.

- Gracias, enserio se los agradezco a todos por todo lo que han hecho por mi.

- No es nada. Ya puedes irte, hablamos luego.

- Adiós.

Salí muy contenta del despacho, pero poco a poco esa sonrisa se fue borrando, ¿por qué?, simple: yo estoy feliz pero...¿mi familia? ¿dónde están? ¿qué hacen?. Muchas preguntas rondan por mi cabeza.
No sé cómo, pero me encontraba en mi habitación llorando ¿cómo podría estar feliz si ellos están sufriendo?.
Me sentía destrozada, aunque tuviera el apoyo de esta familia, para mi no era suficiente.

A pesar que gran parte de mi vida he tenido todo, ellos son lo más importante para mi, siento que tengo que estar con ellos bajo cualquier circunstancia no importa qué. Ellos han sido mi apoyo y no puedo dejarlos tan fácil.

Fui al baño a lavarme la cara y luego salí.

Kenneth: 

Llegué a la casa de mi padre. Durante toda la noche había estado bebiendo y tenía que recuperarme, si llegaba borracho mi padre me echaría de la casa y no puedo permitir eso ahora, no ahora que estoy que recibo la empresa.

El ama de llaves me abrió la puerta, cuando estaba subiendo las escaleras choqué con algo o más bien con alguien.

- ¡Fíjate por donde caminas!- grité enojado.

- Lo siento- dijo la voz femenina. No dije más nada y seguí mi camino.
Ni siquiera la miré; pero a ella nunca la había escuchado en casa ¿será una nueva sirvienta? No lo sé.

Me metí en mi habitación y cuando me iba a duchar abren la puerta.

- ¡¿No saben tocar?!- dije sin pensar, luego me percaté que era mi padre.

- Tras que llegas tarde, vienes gritando a todo el mundo.

- ¿Papá? Si vienes a molestarme, te puedes ir por donde viniste.

- No, sólo te venía a decir que te comportes; a partir de hoy una chica vivirá en esta casa- ohh que interesante- necesito que la trayes bien y no puedes estar llegando a la hora que se te de la gana.

- Como quieras- dije dando a entender que la conversación había terminado y me fui a bañar.
Luego de darme una relajante ducha de diez minutos, me vestí, me acosté en mi cama y encendí el televisor; no había nada interesante, entonces me puse a revisar las redes sociales y me quedé dormido.

Desperté y miré la hora en mi teléfono, eran las doce y cinco; me levanté, me eché agua en la cara y salí de mi cuarto. Iría a la cocina a comer algo de fruta, tenía hambre y el almuerzo lo sirven hasta la una y media.
Crucé el pasillo y bajé las escaleras, instintivamente me acordé de la chica con la cual choqué, ni la miré a la cara, ¿cómo será?. La alejé de mis pensamientos y entré a la cocina.

- Quiero algo de fruta- dije al entrar.

- Si joven, ya le paso- dijo la sirvienta dejando de picar los vegetales. Al lado del mesón había una chica sentada ¿qué hace sentada?

- ¡Oye tú, mi padre te debe pagar lo suficiente y estás ahí sentada!- qué se cree esta- Pase algo de jugo- le ordené. La joven me miraba asustada.
- ¿Qué pasa aquí?- dijo mi padre entrando a la cocina.

- ¡Ella qué se cree para estar sentada! Tiene que hacer algo, por eso le pagas ¿no?- respondí.

- ¡Ya cálmate!- suspiró y dirigió la mirada a la chica- ven conmigo y tú también- me señaló.

La joven se paró de la silla como si fuera un robot y siguió a mi padre, yo la imité.

Sofía:

¿Quién se cree él para hablarme así?

Estaba asustada, sus palabras me dieron escalofrios, yo sólo hice lo que Luis me dijo. Luego llegamos al despacho y él indicó que nos sentáramos.

- Haber...- empezó Luis- hijo, estaba esperando que llegaras para hablar contigo, ella es Sofía- dijo mientras me miraba- Sofía, él es Kenneth, mi hijo- trasladó la mirada de nuevo hacia él- Ella se quedará aquí, dormirá en la habitación que sobra aparte de la de los invitados, tu ya sabes cual- pude percibir que Kenneth se tensó- y trabajará en la empresa, tú te la enseñarás.

- Sofía, ¿puedes salir un momento?- habló Kenneth.

- Claro, no hay problema- respondí y salí, iba para la sala pero escuché un grito.

- ¿Cómo se te ocurre dejarle esa habitación?- era la voz de Kenneth. Me dispuse a escuchar la conversación. ¿Se acuerdan que la curiosidad mató al gato? No me crean chismosa, solo que ¿por qué él se molestaría que yo ocupara esa habitación?

-  Ya deja de comportarte así, eso ya pasó; esa habitación sería ocupada tarde o temprano- Me hallaba confundida. ¿De qué rayos hablaban?

- No papá, ¿por qué me haces esto?- no quise seguir escuchando, era una discusión y no sería bueno seguir escuchando aquello.

Era raro lo que pasaba allí dentro, ¿qué tenía de malo que yo estuviera en esa habitación?

Caminé hasta la sala y allí se encontraba Kath. Me senté en el sofá que estaba enfrente de ella.

- Ya conociste a mi hijo ¿verdad?

- Algo así.

- ¿Por qué dudas?

- Es que yo choqué mientras bajaba las escaleras y cuando estaba en la cocina hablando con Martha, él llegó, me gritó y me trató de sirvienta.

- ¿Y Luis habló con ustedes?

- Si. Lo que pasa es que Luis le mencionó a Kenneth que yo dormiría en esa habitación y se alteró.

- No lo juzgues, es dificil de entenderlo.

- ¿Porqué?

- Él te contará después, cuando esté dispuesto.

- Ok... ¿Los niños?- pregunté para salir de aquel incómodo silencio.

- Están viendo una película en la sala de cine. ¿Los quieres acompañar?

- No quiero abusar de su confianza.

- No, claro que no. Vamos.

La seguí y entramos a la sala de cine, era grande. Tenía muchos libros, un televisor gigante y un sofá largo, una mesa con juegos, gabetas con varias películas. Era muy bonita.
Terminamos de ver la película, la pasamos bien: nos reímos, jugamos, hasta que nos llamaron a comer.

En el almuerzo Luis me dijo que el lunes tendría que ir con Kenneth a la empresa. Por otro lado él ni se apareció en toda la tarde, sólo se encerró en su habitación.

Yo estaba en la sala esperando a que bajara para hablar con él e ir conociendo el trabajo que desarrollaría en la empresa; él no bajó así que yo decidí subir. Su madre me dijo que la habitación de él quedaba al lado de la mía.
Toqué la puerta hasta que por fin abrió, estaba vestido de forma casual; no me había tomado la molestia de detallarlo al mediodía, esta vez llevaba una camisa azul ajustada que daba a conocer que su cuerpo había pasado un buen tiempo por el gimnasio, también tenía un pantalón de chándal y unos zapatos negros. Su cabello rubio tenía algunos mechones rebeldes y sus hermosos ojos verdes me miraban con intensidad.

- Una foto te duraría más- sonrió arrogante.

El tono de mis mejillas subieron y estaba inmóvil- emmm... venía a hablar contigo sobre mi trabajo en la empresa...

- Eso lo hablaremos mañana, o quizás el lunes- me interrumpió-¿sabes? Ahora no tengo tiempo. ¡Quítate de mi camino!

¿Por qué me trata así? Que yo sepa no le he hecho nada malo.

¿Por qué es tan frío y distante?

¿Para dónde iba?

Aggh, son tantas preguntas y no tengo respuestas.

Wanda ♡

Nuestro DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora