Capitulo 22: Cita

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Sofia:

Después de ir a comprar unos refrescos, Kenneth me dijo que íbamos a un lugar que le gustaba mucho; insistí en saber, pero no me quiso decir. Yo no estaba incómoda, sin embargo, me sentía nerviosa.
A los diez minutos de trayecto, en los cuales Kenneth estuvo conduciendo, él paró a la orilla de la carretera y se bajó. Luego, abrió mi puerta rápidamente y me dio la mano para salir.

- Que caballeroso- susurré.

- Un caballero, para una dama- dijo mientras caminábamos por un pequeño sendero.

- ¿Esto qué es?- cuestioné confundida.

- Si quieres lo puedes llamar cita- me miró.

- No es eso- respondí sonrojada.

- Ah, es mi lugar especial. Pero sigue siendo una cita, eh- dijo sonriente- Ven aquí- me jaló a un pequeño mirador.

- Es muy bonito- opiné.

- Si...- respondió perdidamente.

- ¿Por que este lugar es especial para tí?- pregunté con el ceño fruncido.

Él se sentó en el suelo al lado del muro y me hizo señas para imitarlo, yo lo hice. Después, él me envolvió en sus brazos y me acercó a su pecho.

- Venía aquí con Luisa, no sé si fue lo correcto traerte aquí. ¿Te molesta que nuestra cita sea aquí?

- Para nada, si llegamos a ser algo más, no pienso remplazarla o hacer que la olvides. Ella fue una parte muy importante en tu vida- expliqué con sinceridad.

- ¿Quieres que seamos algo más?- preguntó sorprendiéndome y no supe que decir- Porque yo sí.

- No lo sé. Esto es muy confuso- le dije.

- Te entiendo, pero quiero decirte que quiero volver a tener una relación estable y que mejor que contigo. Yo lamento las veces que te traté mal y por lo bipolar que actué, por esas palabras tan frías que te decía- habló suavemente.

- No te molestes- sonreí timidamente, olvidando sus primeras palabras.

- Entonces... ¿Es muy rápido decirte que quiero que seas mi novia?- dijo dudosamente.

- Nos conocemos hace tiempo...

- ¿Quieres ser mi novia?- me preguntó colocando una mano en mi mejilla.

- S-si, claro que quiero- respondí  tratando de ocultar emoción.

- ¡Perfecto!- exclamó. Se puso de pie y luego me sujetó de la cintura hasta alzarme y darme vueltas.

- Jaja, para Ken- le dije riéndome.

- ¿Ken? Suena bien- dijo antes de darme un beso.

Nos sentamos de nuevo, sólo que esta vez Kenneth se sentó frente a mi.

- Eres mentiroso- dije cuando me acordé de algo.

- ¿Qué dices?

- En la carta, dijiste que no te conocía.

- Es cierto, tu solo me distingues pero no sabes nada de mi ¿O si?

-Nop- dije avergonzada- ¿Y tu, qué sabes de mí?

- Muchas cosas. Por ejemplo, que tienes 17 años, cumples el 20 de diciembre, dentro de un mes por cierto. Mides 1.63, pesas 60 kilos. Te gusta las tostadas con mermelada y el helado de chicle. Ah y se me olvidaba tu otro nombre es Miriam, pero lo odias- enumeré con los dedos cada caracteristica- ¿Sigo?

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