Capitulo 20: Rescate

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Kenneth:

Apenas llegó Sacha, me sorprendí mucho, sin embargo, la aparté de mi lado. No sabía qué hacia en mi empresa; ella sabia que hace tiempo no le hablaba, además de ser una de las mujeres con las que pasaba la noche, una ilusa por pensar que yo la amaría.
También vi a Sofía que parecía confundida por aquella situación y salió corriendo del lugar.

- ¿Qué haces aqui? ¡Te dije que no me buscaras!- exclamé.

- Solo venia a verte- dijo tocando mi cara.

- Alejate de mi- dije friamente- No quiero nada contigo ¡Ahora, vete!

Ella se fue y esperé unos minutos. Salí de mi oficina furioso y Luke me detuvo. Traté de irme pero me bloqueó el paso.

- ¡A ti que te pasa!- le grité.

- Calma, hermano. Hablemos- dijo tranquilamente.

- ¿Que quieres?- pregunté.

- Ven aqui- dijo dirigiéndose al sofá de la recepción y lo seguí- Pasó algo muy malo allí dentro ¿no? Sacha salió hecha una furia. ¿Que le dijiste?

- Nada que no le haya dicho antes- dije.

- Hay algo que te va a gustar- sonrió.

- ¿Qué?

- Alguien parecía celosa de ti- dijo alzando una ceja repetidamente.

- Todas, siempre son asi- sonreí arrogante- ¿Pero quién?

- Sofia- lo miré confundido- Salió casi llorando por la situación de tu oficina, pero negó que estaba celosa y salio de la empresa.

- ¿Donde fué? - pregunté. Tenia que hacer algo ahora que definiría algunas cosas más adelante.

- No lo sé- me dijo y yo saque mi teléfono rápidamente.
Llamé a mi madre que respondió de inmediato pero me dijo que ella no estaba allí. 
Era mi única opción, pero luego recordé algo.

- Sarah, dile a Hanna que necesito la dirección de Alejandro. Si la tienes presente házmelo saber

Me fui a buscar el auto del garaje de la empresa, que mi padre tenia ahí porque creía que se necesitaría después y claro que tenia razón.

Lo saqué y me estacioné justo afuera de la empresa, ahí estaba Luke quien me dio la direccion. Estaba casi seguro que ella se encontraba con el idiota y lo mas probable era en donde vivia él.

Ya sabiendo el lugar, conduci hasta llegar; estacioné mi auto y bajé. Por instinto miré hacia arriba y allí estaba ella drecostada a la ventana.

- ¡Sofia!- la llamé. Ella se asombró pero no dijo nada, sólo se movió de la ventana y no la pude ver más.
Al instante ella entreabrió la puerta y me miro temerosa.

- ¿Q-qué haces a-aquí?- preguntó nerviosa.

- Vine a buscarte, necesito hablar contigo- dije sonriendo.

- Es... mejor que te vayas- dijo cerrando la puerta.

- ¿Él está contigo?- pregunté a través de la puerta.

- No. Pero está por llegar.

- Escucha, mejor ven conmigo y hablamos, después puedes qjedarte con él. Sólo quiero que sepas algo importante- expliqué.

- Hablaremos otro...- habló ñero fue interrumpida.

- ¿Que haces aquí? ¡Lo sabía!- grita Alejandro acercándose peligrosamente a mí y sujetando mi cuello. 

Sofia al escuchar eso abre la puerta y Alejandro aprovecha para meterme a dentro bruscamente.

- Vaya, vaya. El principe azul vino a rescatar a su princesa- dramatizó burlándose de mi- mira Sofia que si me mentías. ¡ Eres una maldita!

Él grito y me soltó no sin antes darme una pagada que hizo retorcerme de dolor en el suelo, luego se acercó a ella, la agarró del cabello y la tiró al suelo. Quería ayudarla pero no me podía parar. El idiota le pegó un puño en la cara y luego pateó su estomago; eso lleno mi ser de rabia y como pude me paré, para darle una paliza hasta dejarlo tirado en el suelo.

Seguidamente, tomé a Sofia en mis brazos y la llevé al carro. Ella sollozaba de dolor, su cara estaba lastimada.

- Por favor, eres fuerte. No llores princesa- susurré. 

- Me duele- dijo con su voz rota.

- Sé paciente, te llevaré a una clínica.

- Estás lastimado tú también.

- Tranquila, estoy bien- le dije.

Ella asintió y en cuestión de segundos se durmió. Me preocupé, pero arranque el auto y me dirigí a la clínica lo mas rápido posible.

- Necesito ayuda- dije al entrar en la sala. Le di dinero a un médico para que la atendieran rápido.

Al pasar unos minutos trajeron una camilla y se la llevaron, no pude acompañarla porque me lo prohibieron, supuestamente sería lo mejor.
No quise llamar ni responder llamadas, no preocuparía a nadie por ahora.

A los 20 minutos el médico me llamó y dijo que estaba bien y que podía pasar a verla, lo cual hice casi de inmediato. Al entrar a la sala la miré,  estaba durmiendo.
Su aspecto no era el mejor: tenía un hematoma en la mejilla y en sus brazos se notaban marcas al igual que en su cuello, aún así se veía hermosa.

Me acerque a ella y le di un beso en la frente, luego me senté en una pequeña silla y sostuve su mano.

- Despierta, princesa- dije suavemente.

Sé que hoy las cosas no salieron como esperaba, pero comenzaré un plan que de seguro no me fallará.
Siento que debo hacer esto así salga vencido pero lo voy a intentar.

 

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