Capitulo 23: Nuestra casa.

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Sofía:

Un año después.

A pesar de los problemas y las dificultades que la vida pone, si se quiere superar los obstáculos se hacen y se sigue adelante.

Denunciamos a Alejandro días después de que Kenneth y yo fuéramos novios. Yo no lo quise ver y según supe lo llevaron a la cárcel, además ya tenia algunos antecedentes.
Ya no trabajo porque Kenneth dice que no es necesario, así que pasó más tiempo con mis padres y mi hermano.

Hoy cumplimos un años de novios con Kenneth. A lo largo de este hemos tenido discusiones y problemas pero se han superado, mi madre me ha apoyado siempre y es mi fuerza en esos momentos que estoy mal con él, sin embargo, no tengo dudas de que el me quiere y yo a él.

Lo raro es que hoy me levanté y no estaba a mi lado. Nadie me dió razón de él. Evidentemente, tenía que aprovechar que él salía para ir por algo que mandé a hacer, muy especial.
Me vestí rápidamente y sin avisar salí a buscar el regalo que tenía para él: un reloj con nuestros nombres y un álbum de fotos que nos habíamos tomado en todo el año. El chofer tuvo paciencia de esperarme en todo momento.

***

Ya era mediodía y Ken no contestaba ni llamaba, estaba preocupada. Almorcé rápidamente y fui a la empresa para buscarlo, al entrar en su oficina veo que se encuentra hablando con una muchacha y muy sonrientes.
Mi furia salió. No lo podía creer.

- ¡Eres un idiota!- le grité, él puso su atención sobre mí y cambio su cara.

- No es lo que piensas, amor- dijo corriendo hacia mi.

- ¿Qué quieres que piense?

- Tranquila, princesa. Solo escuchame. Ella es una amiga. Pero vamos a un lugar y te explico mejor- me dijo.

- Debes convencerme- lo desafié.

***
Me encontraba en el auto de Kenneth camino a no sé donde. Estaba muy enojada.
Él estaciono el auto enfrente de una mansión.

- ¿De quien es esto? ¿Qué es?- cuestioné confundida.

- Es un lugar especial- sonrió.

- ¿Especial?- pregunté incrédula- ni siquiera te acuerdas que día es hoy- susurré.

- Te equivocas preciosa. Entremos- me dio la mano pero yo la aparté.

Apenas entramos, se ve un lugar espacioso y unas escaleras en forma de caracol hechas en madera refinada. Lo que más llama mi atención es lo que está en ellas; pétalos de rosa.

- ¿Qué es esto?- lo miré.

- Averigua.

Seguí hasta llegar a los pétalos y había una nota.

Gracias por lo vivido. 

- Sigue- él me incitó.

Eres una mujer maravillosa.

Decía el otro papelito más adelante.

Así seguí con los papelitos:

Eres muy especial para mí.

Te amo.

¿Quieres vivir conmigo?

Me volteé en las escaleras y él estaba detrás mío. Corrí hacia él y lo abrazé, después lo besé.

- Lo lamento- dije con lágrimas en los ojos- yo tambien te amo.

- Es nuestra casa, amor. ¿Quieres vivir con este loco?- preguntó tomando mis mejillas.

- Es muy cara- mencioné.

- No importa eso- me dijo.

- Si, quiero vivir contigo- susurré.

- Me haces un hombre muy feliz, princesa- dijo dándome la mano para terminar de subir.

- ¿Cómo crees que me olvidaría de nuestro día?- me dijo- ella nos vendió esta casa.

Recorrí a mi alrededor con la mirada, al parecer habían dos habitaciones y muy grandes, la mansión sin duda alguna era muy bonita.

- Lo siento, por pensar mal de ti- me disculpé.

- Tranquila, yo hubiera hecho lo mismo.

- Tengo un regalo para ti- le dije al sentarme en un pequeño sofá- no es nada comparado con el tuyo.

- Lo importante es la intencion.

Saqué mi regalo y se lo di, él lo destapó y quedó sorprendido, luego una hermosa sonrisa asomó por su rostro.

- Está muy hermoso el reloj, con nuestros nombres y el álbum, nos recuerda muy buenos momentos. Me encanta. Muchas gracias- me dio un beso.

- Que bueno, es con todo mi cariño.

- Sabes, tengo un segundo regalo- me dijo sacando una caja diminuta de su bolsillo, me la dio. Yo la abrí y vi unas llaves.

- Vamos a recoger tu auto- me jaló hacia abajo.

- Ken, que te he dicho acerca de gastar dinero en cosas que no son importantes- le reproché.

- Eso es importante. 

***

Fuimos a mirar mi auto, un mercedes rojo, Kenneth pagó para que lo llevaran a la mansión. Me encantó el carro y él prometió enseñarme a conducir, para después sacar mi licencia.

Para las tres de la tarde regresamos a la mansión a vestirnos porque nos estaba esperando una cena. Al entrar, nos felicitaron por cumplir un año, incluso los niños quienes ya están más grandes; son unos angelitos.

Ya arreglados Ken me llevó en su carro a un hermoso y lujoso restaurante, ya tenía reservada una mesa. Apenas nos sentamos, un mesero trajo dos copas y una botella de vino.
Después de beber un poco, tomamos nuestra orden y él no se cansó de haceme cumplidos. Es muy cliché. Hablamos y a veces nos dábamos besos cortos recordando lo feliz que éramos.

Estoy muy contenta de estar junto a él, cómo no amar a este hombre. Siempre atento.
Ya terminada la cena Kenneth pagó y  fuimos a nuestra casa. No sé por qué quiso ir allá, sin embargo, lo acompañé.

Al entrar a nuestra casa, mi hermoso novio me cargó cual princesa y me llevó arriba.

- ¿A donde vamos?- pregunté confusa.

- A nuestra habitación- me besó.

Al llegar arriba él me bajó y me dijo.

- Tu remodelarás la casa, falta comprar unos muebles, comedor y lo que falta para vivir aquí. No obstante, a nuestra habitación solo falta arreglar nuestra ropa- dijo antes de abrir la puerta de una pieza.
Encendió la luz y miré una cama grande muy linda de color celeste.

- Me gusta- le dije.

El no respondió y sólo besó mi cuello dejando un camino hasta el lóbulo de mi oreja, luego me besó en los labios y bajó una mano a mi espalda para desbrochar el vestido. Ahogué un pequeño gemido y él tocó mi cara.

- ¿Quieres esto?- asentí avergonzada. Tenía miedo de lo que iba a pasar, pero con él me sentía protegida.

Durante los minutos siguientes, nuestra ropa desapareció y el me trató con delicadeza tocando cada parte de mi cuerpo suavemente.
Dios, amaba a este hombre.

 

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