Capítulo 10: Inesperado encuentro.

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Desperté. Alexander ya había despertado. No podía estar más feliz, recordaba a cada instante nuestra maravillosa entrega de amor.
En un momento Alex entró a la habitación.

-Buenos días pequeña princesa-me sonrió- prepare el desayuno.

No se podía ver más tierno. Me pusé una de sus camisas y me senté en la cama.

-Gracias mi amor-lo besé mientras se acercaba.

Deayunamos felices.
Alexander trajó su guitarra en medio del desayuno.

-¿Qué haces?- le pregunte riendo.

-Te dedique una canción frente a muchas personas-me dijo-pero ese día no le puede gritar a esas personas el nombre de aquella mujer a la que le cantaba.

Me sonrroje.

-Lucía Sandivares, te amo. Esta canción la compuse para ti.

Comenzó a cantarme, no podia evitar derramar lagrimas de felicidad. Tenía mucho miedo de perderlo. Sabía que nadie iba a poder hacerme sentir como el me hacia sentir. La canción era tan hermosa, él era tan hermoso.
Terminó y lo única reacción que tuve fue abrazarlo. No quería despegarme de él, de su cuerpo.

Me dí un baño y me pusé mi ropa. Al salir Alexander se estaba vistiendo. Lo abraze de atras.

-¿Comó se encuentra tu pie?- me preguntó.

-Bien- le respondí-ya casi no me duele.

-Quiero que salgamos a pasear¿Qué dices? -me preguntó.

-Contigo iria a todos lados-lo besé en la mejilla-me terminó de arreglar y vamos.

Salimos a pasar lejos de mi cuidad. Ibamos tomados de la mano, nadie podía sospechar que nuestra relación no podía ser posible, pues nadie nos conocia allí.
Alex compró una hermosa rosa roja y me la dió. Si estaba con él me sentía en el paraiso.

-Almorzaremos en uno de estos restaurantes-me dijo,mientras elejía una mesa al aire libre para sentarnos.

Nos sentamos y le pedimos al mozo lo que ibamos a comer.

-Ire al baño y regreso princesa-me dijo.

-Esta bien, amor-le respondí.

Pasaron algunos minutos. Veía la hermosa rosa, olía su aroma. Cuando algo inesperado paso.
Se acercó una muchacho. Era Federico.
El maldito de Federico, el cual me había hecho mucho daño.

-Hola ¿Lucía, verdad?-me dijo con una mirada descarada.

-¿Qué haces aqui? ¿Qué quieres?- le pregunte indignada.

-Lu te has puesto muy linda en estos años, me arrepiento de haberte rechazado- me dijo burlandose- ¿quién te trajo a comer aquí? ¿tienes un noviecito?.

-No te interesa dejame en paz-le grité.

Se acercó a mi.

-Te molestaria si nos divertimos un rato- intentó besarme.

-Alejate de mí-le grite empujandolo lejos.

Alexander, quien llegaba del baño, vió lo sucedido. Tomó a Federico de la camiseta.

-¿Qué te ocurre?¿porqué la estas molestando?¿quieres que te de una paliza?, no te vas a pasar de listo con ella-le dijo Alexander enfurecido.

La gente se comezó a acercarse para ver lo que sucedia.

-Alexander, ya dejalo es un idiota- trate de tranquilizarlo, pero no me hizo caso.

-Así que este es tu enamorado Lucí- Federico no se callaba- ¿Me parece o te lleva algunos años?. Tu novia es muy hermosa, tal vez algun día quiera divertirse conmigo ¿tú que dices amigo?-dijo riendo.

Alexander no lo soporto, le pegó tan fuerte que lo tiró al piso y se avalanzo para seguir pegandole.

-¡Alexander!¡mi amor! Ya basta por favor, dejalo vamonos de aquí.-le grité.

Cuando creyó que le había dado su suficiente, Alexander se levanto y me tomo de la mano. Nos fuimos del lugar.

Unos metros después, no sentamos en una banca. Miré que Alex seguía nervioso y furioso. Acaricié lentamente su rostro, cerró sus ojos, tomó mi mano y la besó suavemente.

-No tendria que haber hecho eso- le dije.

-No podía permitir que ese estupido te tratara así- me respondió.

-Él era Federico, del que te hable. No se porque después de tanto tiempo vuelve a aparecer.

-No me importa quien rayos era, pero nunca nadie te volvera a tratar como él lo hizó por que le dare su merecido.

-Te amo Alexander.

Me miró con sus ojos llenos de amor y me abrazo.

-Yo más.

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