Al día siguiente, en la escuela le conté a mis amigas lo ocurrido la noche anterior. Martina ya no se arrepentia de no haberse encontrado conmigo.
En clases de matematicas, mientras el profesor hablaba y hablaba, yo no paraba de pensar en Alexander y escribía su nombre por todos mis cuadernos.Al llegar a casa, durante el almuerzo me llego un mensaje:
"Quiero volver a verte, quiero conocerte mejor. Alexander".
Sonreí mientras lo leía.-¿Con quién chateas Lucía?.-preguntó mi padre.
-Con una amiga papá.-contesté.
"Yo también Alexander,¿hoy tienes ensayo?, podemos salir a pasear cuando termines" Le envié.
"Me parece perfecto, nos vemos esta noche".
Estaba muy emocionada.-Mamá, ¿puedo salir a pasear con mis amigas esta noche?.- Pedí permiso.
-¿Adónde iran?.-Me respondió con otra pregunta.
-Caminaremos por la cuidad-dije.
-Esta bien, pero vuelve temprano.-me autorizó.
Me preparé y esperé ansiosa la noche. Cuando el sol desaparecio salí de casa y esperé a Alexander cerca de la casa del vecino.
Desde allí podía escucharlo cantar. Su voz era tan dulce y tierna que podía enamorar a cuelquiera que lo escuchara.
Luego de unos minutos, él salió luciendo una sonrisa impecable. Nos saludamos y comenzamos a caminar.
Hablabamos de sus hijos, de mi escuela, entre risas y anecdotas mientras saborizabamos un delicioso helado.
Luego de algunas horas, cansados de tanto caminar, decidimos sentarnos en una banca en un parque que parecía abandonado, pues no habia ninguna persona en sus alrededores, solo Alexander y yo.-Dime - le pregunte- ¿Qué sucedio con la madre de tus hijos?.
Él se quedó en silencio por algunos minutos. Noté que lo había incomodado.
-Perdoname, no era mi intención incomodarte.-Dije apenada.
-No, esta bien Lucía -me dijo con una pequeña sonrisa- no me incomodaste.
La madre de mis hijos nos abandonó cuando Leandro era apenas un bebé, se marchó con otro hombre. Desde ese día me encarge de que a mi hijos nunca le faltara nada.Me sentía peor aun por lo que me había contado, pero me ponía feliz saber que era un buen padre.
-¿Y a tí?-me miró-¿Alguna vez alguien te rompió el corazón?
Me quede en silecio.
-Veo que yo también te incomode con mi pregunta. Disculpame.
Le sonreí en forma de disculparlo.
-Una vez estuve enamorada de una persona-le confesé - su nombre era Federico. Pero lo único que el hizó fue rechazarme, ingonorarme y tratarme como si yo fuera una basura...
Se me escapó una lagrima sin querer. Alexander lo notó, se acercó más a mí, y la limpió.
-No se como alguien pudo hacerte eso- dijo mirandome a los ojos y me tomó la mano- Lucía te estas convirtiendo en alguien muy especial para mí. En estos días lo único que hago es pensar en tí una y otra vez. Sé que esta mal, se que seria imposible pero también se, que no me importaria nada si te tuviera a mi lado.
Me quede paralizada. Me estaba confesando indirectamente que él también estaba sintiendo algo por mí.
Al no tener respuesta, sonrio, soltó mi mano y se alejó un poco de mi.
No podía aguantar las ganas de tenerlo mas cerca de mí.-Lo siento- dijo decepcionado- Eso estuvo mal.
Rapidamente me acerqué a el tomé su rostro y poseé mis labios contra los suyos. Él me tomó de la cintura, me acercó más a él y sigió mi juego. Nuestros labios se besaban con toda la ternura del mundo, sin querer separarse.
Solo las estrellas en el cielo eran testigos de las reglas que estabamos rompiendo pero también de un gran sentimento que estaba naciendo en nosotros.Al separarnos nos miramos sorprendidos. ¿Qué acababamos de hacer?.
Luego la sorpresa se transformo en alegria y ambos comenzamos a reir como locos abrazandonos, acariciando nuestros rostros.
Después del algunos minutos nuestros labios se volvieron a encontrar.Alexander me acompañó a mi casa, tratando de que nadie nos viera llegar juntos. No quería que mis padres se enteraran de lo ocurrido.
Antes de ingresar a casa nos despedimos con un romantico beso, como los dos anteriores.Cuando entre a casa fuí corriendo a mi habitación. Entré, cerré la puerta y me tire en la cama. No podía estar mejor.
Al acostarme ví que unos recortes de revistas cayeron al suelo.
Se trataba de un artículo que se demominaba " La Historia de un Gran Amor". Comenzé a leerlo.
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Rompiendo Reglas
RomanceLucía Sandivares, una adolecente de 17 años se enamora de Alexander Guevara, un muchacho mayor que ella. Ambos buscaran los momentos para amarse, escondiendo su relación de todos los conocidos y especialmente de los padres de ella. ¿Existe el amor c...