The Game.

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El juego.

Dipper se despertó en los brazos del rubio con una playera que no le pertenecía a él.

Su cabeza le dolía un poco y aunque recordaba la gran mayoría de la noche, había partes que se mantenían bastante borrosas, aun así, podía recordar lo muy decepcionado de sí mismo que estaba sabiendo que su plan de decirle la verdad a Bill había fallado, ¿cómo podía hacerle eso a la persona que amaba?

Y no sólo eso, estaba confundido y bastante extrañado recordando un poco de sus sueños, si Bill estaba durmiendo a su lado, ¿cómo era posible que la puerta no apareciera en sus sueños? ¡Eso jamás había pasado! ¿Qué estaba pasando?

Escuchó algunos murmullos afuera de la habitación del mayor quién seguía plácidamente dormido y con cuidado se salió de los brazos de Bill, trató de buscar su celular sólo para encontrar cientos de mensajes y llamadas perdidas de su madre una vez que lo encontró.

Oh, no, no, no, no.

Era un imbécil, había olvidado avisarle a su madre que se quedaría a dormir en casa del rubio, que de todos modos no sabía si le hubiera dado permiso, entonces podía preocuparse por lo de Pino después, ahora tenía que resolver cómo le explicaría que se quedó a dormir en la casa de su novio ¡EN SAN VALENTÍN! Y aunque él sabía que no habían hecho nada malo—más que beber algo de alcohol—no había manera que su madre lo perdonara por eso.

El castaño le había mandado un mensaje pidiéndole disculpas y aclarándole que estaba bien, que sólo se había quedado dormido, pero su madre le había dejado en claro que al llegar a su casa tendría que explicarle toda la situación y que no estaba contenta en lo más mínimo.

La preocupación y desesperación empezó a golpearlo hasta que su mirada regresó al rubio que dormía plácidamente a su lado, con sus largas pestañas y las sábanas cubriendo su torso semidesnudo.

"Claro que Bill dormía en bóxer" pensó Dipper... Aunque claro que ya sabía si él había aparecido con su pijamada de Spiderman, era obvio que Bill había aparecido como dormía.

Una sonrisa apareció en su rostro y sin dudarlo empezó a acariciar el cabello rubio de Bill por reflejo, olvidando unos segundos su preocupación, un par de murmullos salieron de los labios del chico adormilado, pero fueron indescifrables para Dipper.

—Oye Bill... —empezó el castaño en un susurro odiándose a sí mismo por tener que despertar al mayor.

—Mmm... —balbuceó intentando abrazar al otro para convencerlo de dormir de nuevo.

—Perdón por despertarte, pero olvidé avisarle a mi mamá que dormiría aquí y ahora está molesta conmigo —le comentó con urgencia en su voz—, ¿será que puedas llevarme a mí casa?

Bill finalmente abrió los ojos viendo los ojos castaños del otro clavados en él y trató de no reír al entender lo que el chico le había dicho.

Con cuidado se sentó en su cama frotándose los ojos, tratando de espabilarse un poco, esa había sido una gran manera de perder la aprobación de su suegra... robándose a su hijo en San Valentín. Era obvio que iba a pensar lo peor.

—Genial, ahora no sólo Ford me va a odiar —se quejó con diversión, abrazando al castaño—, y ella sí me quería.

—Lo siento —repitió el menor nervioso—, soy un tonto.

—Claro que no lo eres —le dijo Bill, dándole un rápido beso en la mejilla—, estaba bromeando.

Y con una pequeña sonrisa se acercó a él depositando otro beso, esta vez en los labios del castaño.

The Mindscape. [Billdip]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora