Nie

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- Suéltame –intento zafarse del agarre del contrario, quien lo llevaba a cuestas, pero en cuanto quiso patalear, el mayor le dio una tremenda nalgada, provocando que se pusiera rígido como un pedazo de madera.

- Huaisang, te calmas ahora mismo... o te calmo y no de la manera que piensas –un gruñido salió del mayor, provocando un poco de temor en el menor.

Mingjue se dio cuenta de ese detalle, su hermanito jamás se había quedado callado tan rápido, es más, hasta estaba preparado para darle un sermón de 3 horas con tal de que este se callara y aprendiera a guardar a veces compostura. Pero verlo así de tan callado, tímido, miedoso, le hizo reflexionar de muchas cosas.

Lo bajo con cuidado una vez se metieron en una de las habitaciones vacías, recostándolo con cuidado en aquella pulcra cama. Miro los ojos de su hermano, notando una mirada muerta.

- Huaisang, oí, Huaisang, ¿Qué ocurre? –lo sacudió suavemente, pero este no reaccionaba, noto que sollozaba en voz baja. Notó que murmuraba algo, pero era inentendible, así que se acercó aún más:

- No me toquen... Por favor... No más... Déjenme... - Comenzó a rogar con voz triste, desanimada.

Estaba roto, era irremediable, tenía miedo de mirar al contrario, se sentía sucio, indigno, sin notar la mirada llena de amor que le era dedicado a su persona...

Lo abrazo con fuerzas, intentando que el menor no se escapara de sus brazos. Colocando su cabeza en su pecho, logrando que escuchara sus latidos. Libero un poco de su propio aroma, ese que tantas veces había logrado calmar cuando el menor tenía miedo, logrando poco a poco calmarlo.

- ¿Por qué ahora? ¿Por qué no viniste antes? ¿Cómo es que estas con vida?, te vi muerto a mi lado –su voz era rasposa, pero también triste. -No sabes cuanto te necesite... cuanto te necesito aún. Tuve que cargar con la resposabilidad de una secta, tomando un cargo que nunca quise y temia hacerlo mal... Hermano... No te vayas de nuevo por favor -su mirada era lastimera, sus manos se hallaban apretando su túnica, se aferraba a él con fuerza, pidiendo protección a su modo, provocando una sensación de melancolía. Siempre estuvo enamorado de su hermano menor, desde que lo sostuvo entre sus brazos notando el suave aroma que desprendía, hasta la actualidad, aún si era distinto. ¿Que importaba?, el aceptaría a Huaisang aún si fuera la persona mas imperfecta del mundo, porque para Mingjue, su hermanito era perfecto, el ser mas precioso de todo el universo, uno que podía lograr mantenerlo cuerdo durante tanto tiempo. Le dio un motivo para vivir y amar...

- Cuando salí a esa misión, me encontré con el idiota de Jin GuanYao. Me esperaba en medio del bosque. Intento seducirme con su aroma, pero cuando notó que no me interesaba, se llenó de ira, no sé qué hizo con aquel amuleto, pero me quede atrapado en ese bosque por más de 13 años. Dando vueltas intentando encontrar el camino a casa, no fue hasta hace poco que la maldición se rompió, que pude hallarte en la secta Nie, con este nuevo aroma... -alzó su rostro, mirando aquellas hermosas gemas de su hermano menor, esas que tantos años le habían robado el aliento. –No sé qué sucedió, pero... estoy aquí para ti, dispuesto a todo por ti mi destinado, mi amor, mi amante... - lo besó, fue lento, ligero, lleno de sentimientos, notando como el menor correspondía con timidez.

Se separaron suavemente, entonces fue turno del menor de contar por todo aquello que había pasado. La mirada del contrario se llenó de ira, tristeza, dolor, impotencia. Su amor había sufrido tanto... y el perdido en medio del bosque por ese idiota.

Iban a continuar con su charla, cuando de la nada, el menor se paro como si la cama quemara, intentando salir corriendo por la puerta de la habitación de manera desesperada. Lo detuvo por impulso, temiendo a que si salía, ya nunca más lo volvería a ver. Era su alfa que lo estaba controlando un poco, por temor a separarse de su pareja destinada de nuevo. Lo atrajo hasta sus brazos volviéndolo a besar, haciendo que la mente contraria se concentrara solo en dos cosas: Los labios de su alfa y aquel llamado en su pecho.

El beso se volvió un poco intenso, mordiendo el labio inferior del omega, sacando un suave suspiro. Su cuerpo reaccionaba ante su destinado, haciendo sentir su ser cómodo, amado, querido.

- E-Espera -murmuró con voz entre cortada, sonrojado, un poco agitado, haciendo latir el corazón del ahora de nuevo líder Nie. -Debo ir, me llama, me necesita... Por favor -le pidió con una mirada cristalina, notando que era el omega de este quien hablaba, dejando que saliera, siguiendo sus pasos inmediatamente. En algún momento su alfa también se puso inquieto, como si alguien importante estuviera sufriendo, lamentando. Le hizo sentir incomodo, algo enfadado y sobreprotector.

¿Pero quien despertaba esas emociones a parte de su amado hermano?

Era extraño, no era igual en realidad, tenían una leve diferencia. Con Huaisang podía llegar a matar de ser necesario, pero con la otra presencia era similar, solo que en su pecho se alojaba un sentimiento cálido, nuevo desconocido.

La curiosidad pudo más con él, notando que Huaisang, ya se hallaba abrazando a un pequeño omega, levemente parecido a su destinado, liberando aquel aroma que traía nostalgia. Este mismo lloraba, parecía desconsolado. Pudo notar pinturas llamativas en su cuerpo, y a la vez que estaba desalineado. Tal vez un alfa intento abusar de él, era algo tan común cuando estos mismos estaban aprendiendo a controlar a su alfa o entraban en celo. Al parecer reacciono al menor provocando que sucediera esta situación. Aun así tenía una molestia en su pecho, que era calmada por el olor de su pareja,  y la mirada de: "no arruines esto" de su hermano jurado.

Su alfa estaba como lobo encerrado, teniendo ganas de golpear a quien se había atrevido atacar a su cachorro, ¿Quien fue el idio...

¿Su cachorro?, el no tenía ninguno con Huaisang, ya que jamás apagaron su celo juntos. 


¿Que demonios sucedía en ese lugar?

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holiiii

Caprichoso ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora