Normalmente, Zayn era clasificado como ‘el más gracioso’ de los cinco que formaban la banda en la que se encontraba. Pero él ni siquiera había pedido ser clasificado así. No le molestaba, pero tampoco le halagaba.
Aquella noche se había puesto el esmoquin con un único objetivo: pasar la noche con la menor cantidad de complicaciones y tan deprisa como fuera posible. Sin escándalos. Sin sorpresas. Sin nada. Sólo llegar, hacer su actuación y marcharse alegremente.
Tenía que ser fácil, sobre todo teniendo en cuenta que el año anterior se había convertido en uno de los chicos más deseados de entre las adolescentes de todo el mundo. El truco era estar visible, pero no accesible. Simpático y profesional.
Lo único que tenía que hacer era llegar al Palacio de las Tres Lunas con una acompañante para que, por lo menos durante una noche, sus amigos, y los periodistas, dejaran de perseguirlo y acosarlo con preguntas estúpidas, aunque Zayn tenía serias dudas al respecto.
La gala de aquella noche, planeada meticulosamente con los invitados adecuados, iba a ser una pesadilla para él. Aun así, había accedido a ir porque sin él, la banda no sería lo mismo. Su sola presencia ya causaba suficiente furor.
Miró de reojo a su acompañante mientras conducía por el paseo marítimo. Si su presencia servía para que la gala tuviera más éxito, la de _____ serviría para que él se ganara la reputación de sus amigos y dejaran de reírse de su vida solitaria. Algo que no entendía porque sus amigos le reprochaban, tan solo tenía diecinueve años. Lo que debía de hacer era disfrutar.
Los ojos de _____ brillaban, al igual que sus carnosos y finos labios, y la larga cabellera peinada en un simpático moño por donde escapaban algunos mechones hacían que Zayn se derritiera por tocarlos. Tenía un aspecto sofisticado y elegante, y a la vez descuidado, como si quisiera que la gente supiera que podía perder aquella imagen en cualquier momento. Si se lo preguntaban, a Zayn le parecía increíblemente sensual. No era delgada, pero tampoco pasaba de los quilos de más, simplemente tenía el cuerpo perfecto, con unas asombrosas curvas, y el vestido negro que llevaba las realzaba. Sin duda, tenía que darle las gracias a Harry.
-Te agradezco que hagas esto -dijo. Ella se encogió de hombros y se inclinó hacia la ventana. A Zayn le conmovió ver el placer que le causaba sentir el viento en la cara- ¿Un bonito paseo y una cena gratis? No es problema.
Zayn sonrió, aún impresionado por el hecho de que no tuviera mucha idea de quién era. Cualquier otro chico acostumbrado a que todo el mundo estuviera pendiente de él se habría molestado, pero Zayn no. Para él era muy divertido y extrañamente refrescante que _____ no tuviera ni idea de que era famoso.
-Ya has comentado que temías que fuera tu peor pesadilla -añadió.
______ lo miró con mala cara.
-¿Y cuál imaginas que sería mi peor pesadilla?
-No sé, tal vez un viejo, con barriga y un peluquín barato.
-No tengo nada en contra de la edad ni de las barrigas.
El gesto petulante de _____ lo hizo reír.
-Sé sincera. Algo te preocupaba. ¿Qué tuviera mal aliento? ¿Qué fuera enano?
-Por lo que sé, aún puedes tener mal aliento.
Zayn arqueó una ceja y le lanzó otra mirada arrolladora.
-¿No vas a reconocer que podría haber sido peor?
-La noche es demasiado joven…
-¿Qué podría salir mal?
En aquel momento, Zayn prefería no pensar en la reacción de sus amigos, excluyendo a Harry, ni en el acoso de los paparazzi que seguramente lo esperaban en la puerta.
-Puede que mastiques con la boca abierta -Contestó ella- O que tengas seis dedos en un pie.
Él sacudió la cabeza.
-¿Seis dedos? -La miró, extraño.
-Los pies raros están prohibidos.
-¿No puedes salir con un tipo que tenga los pies feos?
-No después de descubrir que los tiene.
Dentro de los zapatos, Zayn flexionó los dedos, feliz de tener solo diez, pero sin estar seguro de que no fueran feos, jamás había pensado en ello.
-Eres un poco intransigente, ¿No?
-Sí.
Él asintió. Valoraba la intransigencia. De hecho, era implacable consigo mismo. Pero no con una chica. Si de algo estaba seguro, era de que nunca había rechazado a una chica por tener los pies feos.
-Por cierto, ¿por qué necesitabas que te consiguieran una cita? -preguntó _____, mirándolo con curiosidad- No se puede decir que seas desagradable a la vista, ni pareces estar loco de atar.
Zayn soltó una carcajada por el dudoso cumplido.
-Digamos que este año no he salido mucho, y si esta noche no aparezco con una chica, mis amigos me estarán reprochando eso el resto de mis días.
-¿Harry también?
-No, Harry es el único que en vez de echarme en cara mis actos, se ha dignado a ayudarme por una vez en su vida.
-Ah.
La sonrisa comprensiva de ____ le hizo perder el hilo, y estuvo a punto de quedarse boquiabierto, porque ella tenía unos ojos preciosos y cuando sonreía de aquella forma era irresistible.
-Así que…-Balbuceó Zayn, ansioso por decir algo que la complaciera para que no dejara de sonreír- ¿El Wild Cherries es de tu tío?
-Sí.
-Debe de ser agradable que te preparen la comida todos los días.
Aquella vez fue _____ la que no pudo contener la risa.
-Soy yo la que cocina. Y la que atiende a los clientes, y como hemos estado bastante ocupados, supongo que debería pedirme un aumento. Aunque mi amiga Jessica me ayuda, siempre tenemos mucho lío.
-Estoy impresionado -dijo él, tan fascinado con las carcajadas como con la sonrisa de _____- Yo suelo pedir comida a domicilio. ¿Cómo te las arreglas para hacerlo todo?
-El café es pequeño y, como has visto, sólo abrimos medio día, así que no es tan duro.
-Lo cual te deja tiempo para…
-No hablemos tanto de mí, que no hay mucho que contar. Mejor hablemos de ti.
A las chicas les encantaba que les contara su vida, pero hacía tiempo que había perdido la emoción a aquella adoración. Lo último que quería era pensar en sí mismo, y mucho menos hablar de su vida.