3. Atracción.

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Joaquín:

Ya habían pasado varios meses desde que comencé con este proyecto, estar en ésta novela me tenía maravillado, nunca pensé que me iba a ir tan bien, mi personaje era bastante aceptado, de hecho, tenía muchos fans que me admiraban a mí tanto como a mi querido Temo y eso me causaba una gran satisfacción.

Emilio y yo nos habíamos hecho un poco más cercanos, sin embargo, aún había una cierta distancia entre nosotros, que por alguna razón, no hallaba la manera de acortarla y hacer que fluyera un poco más nuestra "amistad".

Al llegar al set esa mañana lo encontré un poco cabizbajo y con una cara de pocos amigos, así que pensé en ir a hablar con él y preguntarle qué pasaba, no era propio de mí el dejar a las personas tristes, siempre quería hacer lo posible por hacerlas sentir mejor.

—Oye, Emilio —Toqué su hombro en espera de que volteara y cambiara un poco su semblante al verme, (tal vez era un tanto narcisista de mi parte)—¿Estás bien? Te noto un poco extraño.

—¿Eh? Si, todo está bien —Hizo un gesto extraño con una sonrisa notablemente fingida, era obvio que algo sucedía, pero sentí que no tenía ganas de hablar de ello por ahora.

—Em...bueno, mira, estaré en los camerinos, si necesitas algo ya sabes dónde encontrarme, ¿Okay?

—Claro, te alcanzo en unos momentos.

No podía dejar de pensar y preocuparme por él, sabía que en el momento que entrara por la puerta del camerino no iba a resistir el no preguntarle qué sucedía, tenía que saber que lo agobiaba.

Justo como si lo hubiera invocado con mis pensamientos, Emilio tocó la puerta y entró como si nada, su cara estaba un poco más relajada, me hizo plantearme si realmente debía preguntarle o guardarme toda esta curiosidad para mí.

—Está vez llegaste más rápido de lo normal, eh—Solté una pequeña risa—No esperaba que vinieras tan pronto.

—¿Te parece? Supongo que, tenía ganas de ver tu rostro lo antes posible —Hizo una de sus bromas y sonrisas picaronas que solía hacer siempre, este chico me confundía.

—Ja, ja, ja, muy gracioso, mejor ven, siéntate a mi lado —Puse mi mano en la superficie del sillón e hice unas palmaditas en el centro en señal de que se sentara lo antes posible.

—¿Para qué necesita el señor Joaco que me siente?, ¿Pasó algo?

—Más bien, él que debería preguntar eso soy yo, sé qué tal vez no tenemos tanta confianza aún, pero como tú compañero de trabajo, me preocupo por ti, cuando llegue tenías una cara muy afligida, ¿Qué pasa?.

Noté que Emilio me miró nervioso e hizo un gesto de disgusto con su boca, volteó hacia abajo y suspiró.

—Mira, no quería tocar este tema en estos momentos, pero he notado tú evidente preocupación por mí, así que...Terminé con mi novia, ¿Está bien?, no es nada del otro mundo.

Su respuesta me cayó como balde de agua fría, sabía que no era buena idea preguntar.

—Cuanto lo siento, en verdad no quería incomodarte —No sabía qué hacer—Es sólo que no me gusta ver a la gente triste o preocupada, así que, necesitaba preguntar, Emilio...realmente lo siento, no era mi intención hacerte hablar si no querías.

—Ey, tranquilo, no pasa nada, no tienes porque disculparte tanto, de hecho, creo que me hizo bien el decirlo —Me sonrió dulcemente—Siempre te preocupas mucho por mí.

—¿Y cómo no hacerlo? Después de todo somos amigos, ¿No? —Le dije en un intento de recibir su aprobación, quería estar seguro de que no sólo era su compañero de trabajo, sino, también un amigo para él.

—Por supuesto —Me miró y tomó una de mis mejillas, ese movimiento me sorprendió, así que me quede inmóvil mirándolo fijamente.

—En verdad, eres un gran amigo —Empezó a acercarse a mi poco a poco, no sabía que era lo que estaba pasando, sólo tenía en mente que el chico con el que había estado grabando y conviviendo las últimas semanas se estaba acercando a mi cara tan rápido que no sabía cómo reaccionar, tenía miedo e incertidumbre de lo que haría.

—Oye, Emi, estás muy cerca —Dije nervioso.

—Lo sé —Y justo ahí, tomó otra de mis mejillas y acercó su cabeza a la mía, junto nuestras frentes y cerró sus ojos.

—¿Qué estás haciendo?

—Sólo...Sólo quedémonos así un momento, por favor.

No entendía que estaba pasando, pero de alguna forma, me generaba paz, sentía como si él estuviera tomando un poco de mi fuerza.

—Tus manos están frías, mis cachetes se van a congelar —Dije entre risas.

En ese momento Emilio me sonrió y cuando menos me di cuenta, él había juntado nuestros labios en un tierno beso, mis ojos se abrieron como platos, nunca pensé que algo así sucedería.

La situación me tenía confundido, no sabía que pasaba, el beso que comenzó como algo tierno, poco a poco se había hecho más intenso, sus labios rozaban con los míos de una manera mágica, él no podía parar y yo muy dentro de mí, era consciente de que no lo detendría por mi cuenta. Sus manos se deslizaron por mi espalda hasta llegar a mis caderas, tenía miedo, pero también curiosidad de lo que este chico estaba planeando hacer, en ese momento, cortó el beso, me miró, y dijo:

—Sabía que algo estaba sucediendo conmigo, todo es culpa tuya, ¿Qué es lo que me haces?

Sus palabras me dejaron pensativo, aunque no por mucho tiempo, ya que después de haber dicho eso, el chico de cabello rizado frente a mi, volvió a besarme, esto era una locura.

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Holaaa, ojalá les esté agradando la historia, hoy hice un capítulo más largo, me encantó cómo quedó, y espero a ustedes también, pronto nueva actualización!

¿Puedes sentir mi corazón? | Emiliaco |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora