9. Cita: parte 1.

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Joaquín.

Emilio ya llevaba bastante tiempo conduciendo, estaba ansioso por saber a dónde me llevaría primero, pero la verdad, estaba aún más desesperado por saber acerca de la comida, me estaba muriendo de hambre.

—Emi, ¿Ya casi llegamos? —Dije en un tono de súplica, y como si del destino se tratase, mis tripas empezaron a gruñir.

—Ey, tranquilo chulo, ya estamos cerca, ¿Te estás muriendo de hambre, cierto?

—Como no tienes una idea.

—Pues, déjame decirte, que tristemente tendrás que guardar espacio en esa pancita gruñona tuya porque aún no iremos a cenar.

—Ay, no puede ser cierto —Solté un gran suspiro echando el asiento del auto hacia atrás para recostarme.

—No te desanimes, nunca dije que no íbamos a ir por algo de comida —Me guiñó un ojo y deslizó su mano para entrelazar sus dedos con los míos.

—Ojalá y sea algo llenador, porque recuerda que yo como, como si tuviera 3 personas dentro de mí—Emilio se echo a reír.

Después de unos cuantos minutos y de un buen rato tratando de esquivar el gran tráfico de la ciudad, por fin llegamos al lugar esperado, era una heladería preciosa, era de un color blanco realmente brillante, tenía un gran cartel en la entrada lleno de colores pastel, se miraba bastante espacioso y los trabajadores iban totalmente acorde a la temática.

Emilio estacionó el auto frente al lugar, nos quitamos los cinturones y nos decidimos por bajar. De verdad me sentía realmente feliz, hacia tanto tiempo que no me encontraba saliendo con alguien que me transmitiera tanta paz, él era el único que podía llevarme hasta a un parque simplemente a conversar y/o pasar un buen rato, y podría jurar que lo haría extremadamente divertido.

Nos acercamos y tomamos nuestras manos, no nos preocupaba lo que las personas a nuestro alrededor pensaran de nosotros al vernos de esa manera, queríamos disfrutar este día al máximo y nada iba a lograr arruinarlo.

Entramos al lugar, y elegimos una mesa para dos. Un cierto tiempo después, una mesera se nos acercó, seguramente para saber si ya habíamos decidido nuestra orden.

—Hola, mucho gusto, soy Nancy, para servirles, ¿Ya saben que van a ordenar?

—Eh...Si, yo voy a pedir un helado de galleta oreo con una bola de chocolate oscuro encima.

—Muy bien, ¿Vas a quererlo en vaso o en cono?

—En un vaso, por favor.

—Perfecto, ¿Y tú?, ¿Ya sabes que es lo que vas a pedir? —La mesera nos miraba bastante curiosa a mí y a Emilio, como si nos conociera de algún lado. Comencé a creer que ella nos había visto en la novela, pero seguramente no estaba segura si éramos nosotros o no.

—Si, yo voy a querer un banana split con 2 bolas de chocolate, por favor.

—Bien, en unos minutos les traigo su orden...Oigan, disculpen la pregunta, pero, ¿Ustedes no son los chicos que salen en una novela?

—Si, somos nosotros —Contesto Emilio muy amablemente.

—Wow, con razón se me hacían súper conocidos, de verdad que son unos actores sorprendentes, amo su pareja, transmiten tanto amor, ¿Creen que podríamos tomarnos una foto?

—Claro —Dije para luego divisar como la chica sacaba su teléfono y tomaba una selfie.

—De verdad muchísimas gracias, soy su fan.

La mesera se fue, y le devolvimos una gran sonrisa. Era una sensación de cariño indescriptible cuando nos encontrábamos con personas que admiraban tanto nuestro trabajo y nos trataban de forma tan respetuosa, amaba lo que hacía y sabía que Emilio también.

¿Puedes sentir mi corazón? | Emiliaco |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora