7. ¿Estás jugando conmigo?

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Emilio:

Habían pasado varios días, quizá semanas, desde aquel encuentro que tuvimos Joaquín y yo, ese encuentro en el que habíamos quedado en que intentaríamos algo juntos, no estábamos saliendo, pero los dos estábamos conscientes de nuestro pequeño secreto, eso era seguro. O al menos eso creía yo.

Parecía que todo se había puesto en mi contra en un dos por tres sin siquiera darme tiempo a reaccionar. Estaba molesto, pero más que todo, irritado y con ganas de volver el tiempo atrás, Joaquín llevaba todas estás semanas ignorándome fuera de cámara. Cuando estaba a centímetros de él e intentaba acercarme, huía como si su vida dependiera de ello. No comprendía qué pasaba y tenía un mal presentimiento, no era normal que me evitara de esa forma. Decidí que era momento de actuar y enfrentarlo, tenía que aclarar estás dudas que me carcomían la cabeza.

Estábamos a punto de terminar todas las escenas del día y Joaquín se encontraba sentado en una de las bancas de la respectiva escuela de Aris y Temo. Tenía que admitir que el miedo a acercarme me estaba matando, ya venía venir otro de sus furtivos escapes. Sin pensarlo mucho más me acerqué lentamente por la espalda y lo atrapé tomándolo de su cintura con cierta fuerza, no iba a permitir que se alejara de mí otra vez.

—¡Ey! ¿Qué estás haciendo, Emilio? ¡Suéltame! —Como si de un niño se tratara empezó a retorcerse entre mis brazos para soltarse de mi agarre, ¿En serio creía que iba a poder conmigo?

—¡Ni madres! No te voy a soltar hasta que termine de hablar contigo, ¿Entendido? —Joaquín volteó su cabeza para encontrarse con mi mirada, se veía molesto, pero nada comparado a como yo lo estaba en esos momentos.

—Está bien. ¿Qué es lo que quieres? —Su cuerpo se puso blando dejando de luchar. Ahí de algún modo me permití el hacer mi agarre un poco más relajado.

—¿Cómo que qué es lo que quiero?, ¿Si te das cuenta, no? Me has estado ignorando por semanas, creí que habíamos quedado en algo juntos —Dije en un tono un tanto desanimado, la euforia que había tenido al principio se había esfumado de mi cuerpo por completo.

Joaquín sólo se mantenía nervioso, bajo su mirada y logré notar un par de lágrimas que cayeron sin detenerse de sus ojos.

—Oye, ¿Qué pasa?, ¿Hice algo que te lastimara? —Lo solté de inmediato y me decidí por agacharme postrándome frente a él, tomé su barbilla levantando su lindo rostro.

—Emilio yo...Estoy asustado, ¿Sabes? Siento que todo va muy rápido, acabas de terminar con tu novia hace poco y de la nada empiezas a juguetear conmigo, sé que la última vez dijiste que no era así, pero todo es tan extraño, estoy confundido, me he dejado llevar por ti, por el cariño tan inmenso que hemos creado, ¿Qué es lo que planeas? Mencionaste que intentaríamos algo juntos, pero, ¿A qué te refieres exactamente?, ¿A besarnos cada que se te antoje? Porque eso es lo único que hemos hecho hasta ahora.

No puedo negar que lo que Joaquín estaba diciendo tenía un poco de verdad, tal vez me estaba sobrepasando con él, aprovechándome de su inocencia y lo noble que podía llegar a ser, porque sabía que eso no lo dejaría rechazarme. Sin embargo, yo no mentía, desde el momento en que lo conocí supe que teníamos química, una conexión inexplicable, después de acabar con mi noviazgo me di un choque contra la realidad, sentía cosas por él, y simplemente me lancé a por ello metiéndome en su vida más de lo que debería.

—Joaco, mira, sé que he estado haciendo las cosas mal, te pido perdón por eso, lamento ser tan impulsivo, cuando te pedí que intentáramos algo juntos me refería a ser más cercanos fuera de lo laboral, conocernos bien, porque como te dije ese día, siento que contigo funcionaría perfectamente, siento cosas por ti, y lo digo de la manera más sincera posible, te necesito a mi lado, quiero estar seguro de que lo que estoy sintiendo no está mal y que no estoy equivocado.

—¿Y qué es lo que estás sintiendo?

Tomé sus manos y lo mire fijamente, quería transmitirle todos mis sentimientos, que me entendiera, que supiera que yo también estaba aterrado, aterrado de que no sintiera lo mismo que yo.

—Amor. Un cariño que ha crecido desde que tuve la oportunidad de probar tus labios, desde que me di cuenta de la calidad de humano que eras, desde que te has preocupado por mí y has tratado de siempre hacerme sentir mejor, tengo tanto miedo como tú, de todo lo que esto va a causar, pero por sobre todo, de que tú no sientas ni un poco de lo que yo estoy sintiendo, porque en verdad, si tú no te sientes igual que yo, no sé qué voy a hacer para sacarte de mi cabeza.

Estaba tratando de ser lo más sincero posible, no era la típica persona que iba por la vida soltando sus sentimientos, pero Joaquín se lo merecía, no quería por ningún motivo que malinterpretara mis acciones.

—¿En en serio lo que me estás diciendo, Emilio? —Sus ojos estaban cristalizados, a punto de soltarse a llorar.

—Muy en serio, jamás te mentiría.

Joaquín apretó mis manos y por fin se dignó a hablar y a articular sus emociones.

—Yo me siento igual, no sabes lo extraño que es sentirme de está forma por mi compañero de trabajo, estamos sobrepasando la ficción y esto se me hace tan irreal que no lo quería aceptar y aún me lo niego de cierto modo, pero este cariño que he estado sintiendo se ha hecho tan grande, que no sé ni qué hacer conmigo mismo.

Lo miré una última vez y me levanté para darle un fuerte abrazo.

—Te juro que está vez será diferente, ya no acelerare las cosas, iremos a tu ritmo, sólo ya no te alejes de mí así, por favor.

Él me abrazo aún más fuerte y me susurró al oído las palabras que estaba esperando escuchar.

—Te lo prometo, pero tenme paciencia.

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Ey, pues creo que he este capítulo ha sido uno de los más bonitos que he escrito hasta ahora, agradecería mucho que votaran y sigan apoyando mi historia. ♥️

¿Puedes sentir mi corazón? | Emiliaco |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora