5. Caer otra vez.

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Joaquín:

Cuando soltó aquella pregunta no pude evitar enfurecerme, ¿Qué se creía?, ¿La octava maravilla del mundo? Como si yo fuera a caer en su red todas las veces que él quisiera.

—¿Qué cuándo se volverá a repetir? No me hagas reír —dije de manera que notara mi evidente sarcasmo.

—Venga Joaquín, sólo estaba bromeando, en serio no sé qué hacer para que me perdones, tenemos que seguir grabando hoy, no creas que no se van a dar cuenta de que pasa algo entre nosotros —frunció el ceño haciendo que se marcaran unas pequeñas arrugas en su frente.

—Yo sé que en cualquier momento se van a dar cuenta, es sólo que no soporto ver como actúas tan normal, como si para ti, lo que sucedió no hubiera sido la gran cosa —Y es que era así, siempre que pasaba algo fuerte en su vida, tenía la manía de actuar como si no pasara nada, y eso me molestaba como no tenía una idea.

—¿Qué?, ¿Actuar normal? Si he estado muriéndome de nervios de que no volvieras siquiera a dirigirme la mirada, ya te lo he dicho antes Joaquín, eres importante para mí, y no quiero que por ésta idiotez de adolescente que no sabe controlar sus impulsos, te alejes de mí.

Sus palabras entraron como balas dentro de mí, tenía que aceptar que si se le notaba preocupado, que tal vez, y sólo tal vez, en realidad si le importaba, a pesar del poco tiempo que tenemos juntos, quería creerle, y por sobre todo, quería perdonarlo. Me odiaba por mi poca fuerza de voluntad.

—Mira, está bien, vamos a tratar de olvidar lo que pasó, y...Seguiremos siendo los buenos compañeros de siempre, ¿Va? —Extendí mi mano para que la tomase.

—Va —Tomó mi mano atrayéndome hacia él para que nos diéramos un abrazo, aún sin verlo, sabía que Emilio tenía dibujada una gran sonrisa en su rostro, esa sonrisa que por alguna razón, no podía verla sin pensar que era la más bella de todas, y me preocupaba.

Los días siguieron como siempre, ya había pasado bastante tiempo de lo ocurrido. Llegábamos al set, conversábamos y perdíamos un poco el tiempo practicando nuestras escenas en lo que nos llamaban.

—Ey Joaco, ¿Qué te parece si ensayamos la escena en dónde Ari y Temo ven películas en casa de Susana?

Volteé a ver a Emilio con cierto nerviosismo, me causaba conflicto tener tanto contacto con él después de lo que había sucedido. Sobre todo a la hora de grabar, ya que teníamos muchos acercamientos últimamente, y eso era algo que no se podía evitar.

—¿Ah? Si, me parece bien —solté una sonrisa un tanto extraña, no sabía ocultar mi desconfianza.

En eso me postré en el sillón y Emilio se sentó al otro extremo del mismo, se acercó y empezamos a decir los diálogos sin problema, teníamos una gran conexión en el trabajo, eso sin dudarlo.

—Y entonces aquí es donde se viene el acercamiento, ¿Estás listo? —Me lanzó una sonrisa un tanto burlesca, no había algo que odiara más que el hecho de que se diera cuenta de todas mis emociones.

—Si, estoy listo —Decidí meterme por completo en mi personaje, y le pedí amablemente a mi compañero que cerrara sus ojos.

—Y yo también los voy a cerrar...—Dije para comenzar a acercarme sutilmente, era un pequeño roce entre nuestros personajes, así que tomé la seguridad que me faltaba y lo hice sin pensarlo demasiado.

Al momento en que nuestras narices se encontraron, abrí los ojos por instinto y pude notar el nerviosismo que emanaba el cuerpo de Emilio, su respiración agitada y su notoria pero ligera sonrisa de la cual aún no lograba comprender la procedencia.

—Emi, tranquilo —Solté una pequeña risita.

—¿De qué hablas Joaco? Estoy completamente tranquilo —Dijo aún sin abrir sus ojos para verme.

—Entonces abre tus ojos —Y así fue, Emilio abrió sus ojos y me miró, estábamos tan cerca que hasta lograba divisar sus pupilas dilatadas en aquellos ojos tan negros que lo caracterizaban.

—Te ves mejor de cerca, ¿Sabes? —Me dijo con una sonrisa.

—¿Ah si? Y tú te ves más tonto que de costumbre.

—Ey, que cruel, todavía que el maravilloso Emilio Osorio te hace un cumplido, me pagas con eso —Hizo un pequeño puchero, tenía que admitir que se miraba un poco lindo.

—Bueno, tal vez si te ves un poco bien de cerca.

—¿En serio lo crees? —Realizó un pequeño movimiento para incorporarse mejor en el sillón.

—Sólo un poco, no te la vayas a creer mucho.

Y en ese instante, Emilio me miro y bajo su mirada hacia mis labios para comenzar a acercarse un poco más a mí. Algo me decía que esto terminaría igual que aquella vez.

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Holaaa, he estado mejorando mi forma de escribir, así que hoy lo hice de una forma más entendible, ojalá y les agrade.

¿Puedes sentir mi corazón? | Emiliaco |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora