4. Un conflicto mental.

2.4K 214 20
                                    

Emilio:

No entendía la razón por la que lo estaba haciendo, ni lo que me llevó a esta situación, pero ahí estaba, besando descaradamente los labios de mi compañero de trabajo, deslizando mis manos por debajo de su camisa de arriba abajo sin problema alguno. Tenía un gran conflicto mental dentro de mi cabeza, pero simplemente no podía parar.

—E-Emi... —dijo separando ligeramente sus labios de los míos—Creo que debemos parar...—tenía su respiración agitada, sus labios remojados y una mirada somnolienta que no me dejaba concentrarme en lo que estaba diciendo.

—¿Quieres que pare? —Era obvia la respuesta, tenía al pobre chico besándome en contra de su voluntad, lamentablemente, eso ya no me importaba, sólo anhelaba que me dijese lo contrario.

En ese instante Joaquín levantó su mirada y se quedó viéndome fijamente, tenía una luz indescriptible en sus ojos, sentía que me estaba pidiendo que continuara sin siquiera decir una palabra, así que así lo hice.

Tomé al pequeño ser frente mío de los hombros y lo empujé contra al sillón con mucha delicadeza, estaba completamente decidido a continuar, hasta que...Tocaron la puerta del camerino, irrumpiendo aquella gran burbuja en la que nos habíamos sumergido.

—¡Chicos! —gritaron detrás de la puerta—Los están esperando en el set, apúrense, estamos perdiendo mucho tiempo.

Automáticamente me separé de él, de manera rápida y mostrando todo el nerviosismo y confusión que me había causado lo sucedido, Joaquín se acomodó de nuevo en su postura inicial, tenía sus mejillas sonrojadas y una cara de que no podía creer lo que acababa de pasar. No era el único.

—Em, oye Joaco, escucha, yo...yo no sé qué acaba de pasar, pero en verdad, lo siento, fue un impulso, no quería que esto sucediera.

Joaquín me miraba desconcertado, no tenía ni la más mínima idea de qué decir, el ambiente se estaba tornando denso.

—Vamos, levántate, tenemos que vestirnos, nos están esperando —Quería romper la tensión de la forma que fuera, sabía que me estaba comportando como un completo idiota.

—Emilio, no sé porque razón acabas de hacer lo que hiciste, pero si te estás burlando de mí, eso sí no te lo voy a permitir —Tenía una mirada entre furiosa y triste, sabía que estaba a punto de llorar.

—Ey, jamás me burlaría de ti de esa forma, te juro que no comprendo que me pasó, créeme, te has convertido en alguien muy especial para mí, no permitamos que esto dañe lo que hemos construido como amigos —Sentí algo extraño dentro de mí al mencionar la palabra "Amigos" no sabía si después de esto, se nos podría seguir llamando de esa manera.

—¿Amigos?, ¿En serio puedes seguir diciendo que soy un amigo para ti? Emilio, date cuenta, ¡Me besaste! Eso no se le hace a alguien al que ves como un amigo.

Lo sabía, sabía que no era algo normal, pero simplemente no tenía nada claro en mí mente, mucho menos iba a entender la razón de mis movimientos y de lo que estaba sintiendo justo ahora.

—Lo sé, lo sé —Dije desesperado—sólo, sólo perdóname, ¿Está bien? Te prometo que no va a volver a pasar.

Por si fuera poco, en ese mínimo instante, Joaquín tomó su vestuario y se metió al baño a cambiarse azotando la puerta y sin decirme ni una palabra. Iba a ser un día largo, y todo era culpa mía.

Después de aquella situación, grabamos las escenas de Aristemo de esa tarde, todo continuo con cierta normalidad, sin embargo, yo podía sentir la gran tensión que había entre nosotros, y estaba completamente seguro de que él también la sentía por igual.

Al terminar de grabar la penúltima escena, me dispuse a acercarme a él. Estaba sentado en una banca cerca de los camerinos y me percaté de que estaba muy pensativo, tratando de concentrar toda su atención en el celular para no voltear a verme.

—¿Piensas seguir ignorándome? —Sólo recibí una mirada de mala gana y volvió a postrar su atención al teléfono—Ey, de verdad perdóname, no sé cuántas veces más tengo que pedírtelo, soy un pendejo que acaba de romper con su novia y que no estaba pensando bien.

—No, si eso me queda bastante claro —Me miró de reojo.

—¿Entonces?, ¿Podrías olvidar lo que pasó?—Volteó a verme desconcertado, noté un poco de desilusión en su rostro.

—Emilio, no creo poder olvidar algo así, tú...Que vergüenza decir esto pero, parecía que lo disfrutabas...Y mucho.

Sus palabras me dejaron shockeado, muy dentro de mí estaba consciente de ello, pero no quería aceptarlo, no quería aceptar que los besos del chico de cabello rizado y de ojos achinados habían provocado algo en mí que jamás había sentido.

—Mira Joaco, te voy a decir la neta, cuando lo hice no pretendía que llegara a tal grado, es más, pensé que ni siquiera me corresponderías, pero si, lo disfruté de cierta forma, y yo sé, por tus reacciones, que tú también lo hiciste, no veo el problema —Me exalté un poco, pero era la realidad.

—Yo...—Puso una cara afligida—Yo no te estoy negando eso.

Eso me provocó unas ganas inmensas de burlarme un poco de él, sabía que era un momento serio y que no era buena idea hacer todo lo que pasaba por mi cabeza. Pero, ¿Quién era yo para dejar ir está oportunidad? Me acerqué a su oído y de una forma sigilosa le susurré:

—¿Y entonces cuándo se volverá a repetir?

————————————————————-
Gracias por leer!

¿Puedes sentir mi corazón? | Emiliaco |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora