11. De la felicidad, al caos.

2.1K 170 6
                                    

Emilio:

Era lunes por la mañana, y me pasé casi todo el día recordando la cita tan maravillosa que tuvimos Joaquín y yo el fin de semana, su expresión de felicidad al entrar a la heladería, al ver la película que tanto ansiaba ver, y al sentir todo el amor que emanaba su cuerpo durante aquella cena.

Pero por sobre cualquier cosa, ese tierno beso que nos dimos en la entrada de su casa por la madrugada, y el hecho de que esta vez lo había sentido totalmente real.

A pesar de que él y yo nos habíamos besado dos veces antes, no había logrado sentir algo más allá del deseo y la desesperación en ellos, y ese día fue completamente distinto.

No podía esconder lo contento que me encontraba en esos momentos y como era de esperarse, eso lo había notado casi todo el mundo durante la grabación.

Joaquín aún no llegaba al set, y según los camarógrafos y las personas de vestido y peinado, me comentaron que tuvo que ir a arreglar unos asuntos familiares, pero que no sabían exactamente sobre qué, y de los cuales me extrañaba demasiado que no me hubiera contado o enviado un mensaje para avisarme que no iba a llegar temprano como normalmente lo hacía cuando tenía algún imprevisto.

Pasaron las horas y todavía no aparecía ninguna señal de que Joaco fuera a aparecerse en las grabaciones, y de algún modo, ya me estaba preocupando.

Por lo que por fin me rendí a la idea de no parecer el tipo de pareja que necesita saber dónde está siempre el otro y me decidí a llamarle.

Espere unos cuantos segundos, y nadie contestó.

Llame 2 veces más y nada, así que le envié un mensaje preguntándole si iba a venir hoy a la grabación o si se había tomado el día libre.

Llevaba casi 6 horas desconectado, y Joaquín es la típica persona que se la pasa pegado al celular contestando mensajes, por lo que la cosa ya se estaba empezando a poner un poco extraña.

Le pregunté a mi padre y tampoco me dio una respuesta satisfactoria, pero no se le notaba en absoluto irritado, y eso me desconcertó aún más.

Después de eso me llamaron para grabar unas pequeñas escenas donde Ari hablaba con su mamá durante el desayuno de lo sorprendidos que estaban acerca de que su papá por fin había hecho algo bueno por ellos, a pesar de que aún no lograra aceptarlo como es.

Eso me había puesto un poco más animado, meterme en personaje me hacía sentir realmente agusto y sin preocupaciones, o como diría yo, de forma fructífera.

Al terminar de hacer mi labor me dijeron que ya podía irme a mi casa por ese día, ya que las escenas que seguían a esta eran junto a Temo, y como era obvio, eso no iba poder suceder sin el actor en cuestión.

Me despedí de todos, tomé las llaves de mi auto del camerino y me fui de ahí con una sensación triste dentro de mí, no podía entender porque no había visto a Joaquín en todo el maldito día, y que nadie supiera exactamente el porque o me diera una explicación.

Tal vez era algo que no me incumbía —pensé—pero aún así deseaba saberlo.

Llegue a un café cerca del lugar donde me encontraba a relajarme y pensar un poco, estuve estresado casi en todo momento, y eso se denotaba en las escenas que grababa, y no era buena idea seguir manteniéndome de esa forma, ni para mí, ni para nadie, mucho menos para el señor productor.

El cual me había puesto unos cuantos regaños bien merecidos a lo largo del día.

Y justo en el momento en el que entre al café, lo ví.

¿Puedes sentir mi corazón? | Emiliaco |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora