t r e s.

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Las ojeras de Kyle eran atroces.

O sea, él siempre tuvo un poco de esos pequeños círculos negros bajo sus ojos, sí. Pero su piel estaba palideciendo considerablemente y la falta de un buen dormir hizo crecer esas medias lunas. Al estar su piel tan blanca y sus ojeras más grandes, se formaba un serio contraste.

Y ya esos dos kilos y medio que había bajado se habían convertido en casi seis kilos.

Seis kilos en menos de dos meses.

Stan se desesperaba al ver con impotencia a su mejor amigo.

Kenny no decía nada, pero sabía que la preocupación de Stan iba más allá de la amistad que llevaban. Al rubio se le hacían demasiado evidentes los sentimientos puros de su amigo.

Este chico a menudo se sentaba a pensar en todo lo que estaba ocurriendo. ¿Por qué Kyle no comía? ¿Estaría realmente enfermo? ¿Y cómo podía ayudarlo?

¿Cómo ayudar a alguien que no quiere que lo ayuden?

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Kyle pretendía que nadie se diese cuenta de lo rápido que estaba bajando de peso. Sabía que a sus amigos no les haría gracia lo drástico de su cambio, por muy feliz que a él lo hiciera.

Pero no se cuestionaba un punto bastante importante: ¿se sentía realmente feliz con lo que estaba haciendo?

No importaba, en verdad.

Esta mañana era como cualquier otra. Kyle fingía despertar tarde otra vez, cosa que su madre no se fijara en el desayuno y centrara su atención en que saliera rápido a la escuela.

Se encontraba en la parada con sus amigos, que volvían a preguntar cómo se encontraba.

-Ya les dije que estoy bien, ¿por qué insisten?

-Porque nos preocupas, Kyle -respondió su mejor amigo.

-No hay de qué preocuparse, estoy bien.

-¡Llevas más de un mes diciendo eso y no comes!

-Chicos, ya... -Kenny fue interrumpido.

-Déjalos, Kenny. Problemas maritales -rió Eric por lo bajo.

-¡Tú cállate, Cartman! -le gritaron ambos chicos, ya bastante enojados.

-Uy, perdón.

-¿No te das cuenta de que tienes un problema? -siguió Stan.

-¡Tú eres el del problema!

-¡Tú eres el que no está comiendo!

-No entiendes nada.

Stan simplemente se rindió y se quedó mudo hasta que llegó el autobús.

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Clase de educación física.

Los chicos se cambiaban en el camarín.

El pelirrojo dejó ver sus rizos, pero se veía apagado.

Su mejor amigo lo volvió a ver, pero en vez de preguntar si se sentía bien, simplemente dijo "¡Vamos, amigo!" con una sonrisa.

El profesor pidió a sus alumnos que trotaran para calemtar los músculos antes de empezar la clase correspondiente.

Kyle se sentía mareado, pero no dijo nada.

Stan y Kenny estaban preocupados, pero no dijeron nada.

Bastaron siete minutos para que Kyle estuviera en el suelo sin reaccionar.

Se había desmayado.

W r o n g.  ✨kyle broflovski✨Where stories live. Discover now