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Kyle veía los números marcados en la balanza y maldecía por lo bajo. ¿Por qué ese peso se mantenía? Por Dios, tenía que seguir bajando y no lo lograba.

Buscó completamente ansioso la caja de medicamentos que tenía su madre. Debía haber algo que lo ayudara.

Laxante líquido, perfecto. Eso era lo que necesitaba.

Examinó el envase minuciosamente y dejó caer unas gotas en un vaso de agua antes de dejar la caja llena de fármacos en su lugar y salir del baño lleno de vapor por la ducha que se acababa de dar.

Salió con la toalla en la cintura hacia su habitación, al mismo tiempo en que Ike salía de la suya. El menor miró a su hermano y se quedó perplejo ante su delgadez extrema. ¿Qué rayos le pasaba?

-¡Deja de mirarme así, Ike! ¡Es muy extraño! Dios, qué raro eres...

El pelirrojo entró a su cuarto y el más pequeño seguía en shock.

-¿Qué demonios...? -murmuró dentro de su confusión. Entró al baño con el ceño fruncido y la imagen de Kyle y sus visibles huesos no salía de su cabeza.

Él, en tanto, estaba mirándose al espejo. No, aún no era suficiente.

Rogaba que el laxante funcionara, pues comenzaba a desesperarse por su apariencia.

Se encontraba asqueroso.

Sin más, simplemente se vistió, secó su cabello y se abrigó para salir a la escuela.

-¡BAJEN EN ESTE INSTANTE O TENDRÁN MUCHOS PROBLEMAS! ¡NO PUEDEN LLEGAR TARDE A LA ESCUELA!

Sheila gritaba desde la planta baja a sus hijos y Kyle se sintió satisfecho. No tuvo que toparse con sus cuestionamientos por el desayuno. Quizá él pensaba que su madre no se daba cuenta de su cambio drástico, pero ella no era tonta. Obviamente se daba cuenta, pero no veía el problema que traía detrás el descenso de peso de Kyle.

Había tan poca gente que comprendía el gran problema de esta enfermedad. Y en ese mismo pueblo, había alguien dispuesto a comprender. Alguien que quería ayudar a Kyle.

Alguien que se llamaba Eric Cartman estaba leyendo en su celular sobre este tema mientras esperaba el autobús.

Ese día, Eric fue el primero en llegar a la parada.

Se encontraba absorto por el artículo que estaba leyendo, hasta que un sonido que intentaba ser una voz lo interrumpió.

-Quítate la capucha, Kenny, que no te entiendo.

El rubio obedeció y volvió a formular la pregunta que intentaba que Eric entendiera:

-¿Qué estás leyendo, culón? -su amigo le tendió el celular para contestar su pregunta- ¿Anorexia nerviosa? ¿Qué? ¿Por qué lees esto?, ¿piensas volverte anoréxico o algo así?

-¡No, pobre estúpido!, es lo que tiene el judío -explicó con expresión de obviedad-. Verás, resulta que uno no "piensa volverse anoréxico". Es una enfermedad y estoy seguro de que eso es lo que le pasa a Kahl.

Kenny comenzó a leer el artículo más detalladamente y su cerebro hizo las conexiones.

Estaba a punto de abrir la boca cuando vio que se acercaban Kyle y Stan tomados de la mano.

-Toca el brazo de Kyle, te aseguro que está más delgado de lo que se ve por la ropa que usa -susurró Eric antes de que la pareja llegara.

W r o n g.  ✨kyle broflovski✨Where stories live. Discover now