14 de septiembre, 2018
Araulee
Estaba acostumbrada a que a lo largo de mi vida tendría que despedir y dar posterior bienvenida a las personas. Había comenzado con mi padre, después con el resto de mi familia y ahora con Joel. De hecho, hasta mi futuro trabajo consistiría en algo como eso.
Después de casi dos meses de no ver a Joel mas que a través de una pantalla, estaba asumiendo que eso sería así la mayoría del tiempo. No es que me gustara mucho la idea, pero era lo que había.
De todas formas, una vez que te acostumbras a una situación, empieza a molestarte un poco menos.
Era viernes en la tarde y no podía estar más aburrida. Las chicas aún no llegaban de sus respectivos trabajos de medio tiempo en el campus y el techo y yo nos regresábamos la mirada mientras estaba recostada en el sofá de la sala.
Cuando escuché el sonido de llaves, me alegré de que alguien interrumpiera mi burbuja de aburrimiento.
—¡Ara! No sabes a quién me encontré en el portón del edificio —exclamó Presley empujando la puerta. Le eché una mirada de reojo y casi me caigo del sofá cuando miré la persona que la seguía.
Esa persona me miró también con una sonrisa disimulada y entonces fui incapaz de quedarme quieta, de tal manera que me levanté de un salto y corrí en su dirección, colgándome de su cuello. Nuestros pechos chocaron, mi amiga soltó una sonrisa burbujeante y el olor de quien me tenía abrazada me embriagó.
—Joel...
—Veo que te alegras mucho de verme —susurró contra mi cabello.
Me aparté y lo miré sin poder creer que fuera él.
—¿Cuándo llegaste?
—Anoche —respondió mientras cerraba la puerta—. Te hubiese avisado, pero con tus amigas quedamos en que sería una sorpresa.
Entonces dirigí mi mirada hacia Pres quien tomaba agua sobre la isla de la cocina y esta me guiñó el ojo con complicidad, para después desaparecer en la habitación que compartíamos.
Negué con la cabeza y jalé a Joel para que se sentara sobre el sofá. Se veía increíble vistiendo jeans, un suéter unicolor y con los rulos al aire.
—En serio no puedo creer que estés aquí, pensé que cuando regresaras al país irías de inmediato a Cali —dije buscando una botella de agua para él.
—Hubiese sido lo ideal —respondió cuando me senté a su lado. Le echaba una mirada distraída al apartamento—, pero no pude. De hecho esto es solo una pequeña escapada, debo regresar pronto a Miami.
Asentí. Lo entendía.
—Gracias por tomarme en cuenta entonces —dije en un tono de broma para ocultar la nostalgia que sentía.
Él me miró por encima de sus pestañas y eso me indicó que tenía algo importante para decir. Las manos empezaron a sudarme por los nervios.
—La verdad es que vine a hacerte una invitación —confesó mirándome de reojo. Yo parpadeé como estúpida, a la espera—: Estamos nominados e invitados a una gala de premiación dentro de dos días en American Airlines Arena y me gustaría que fueras mi acompañante esa noche. Para eso vine, para llevarte conmigo.
Mi primera impresión sobre la idea de ir como su acompañante fue decirle un rotundo sí, pero al instante mi mente empezó —como siempre— a fijarse en las demás aristas que rodean a la situación.
—¿No sería... arriesgado? —pregunté vacilante.
Joel me miró a la cara, sorprendido de que no me negara al instante.
—No del todo —Se apresuró a contestar—. Los chicos lo han hecho antes con citas del momento o parejas actuales y no se ha armado tanto escándalo. Lo único que habría que hacer es evitar a toda costa la alfombra.
Solté un suspiro.
—Qué alivio —dije al final con una lenta sonrisa expandiéndose en mis labios. Joel se fijó en ella y empezó a imitarla—. Si es así, entonces claro que iré.
A continuación entrelazó sus dedos con los míos y ese simple gesto hizo que mi corazón latiera como nunca.
—Gracias, esto es súper importante para mí —murmuró mirando nuestras manos entrelazadas—. Será una noche increíble, siempre nos divertimos en este tipo de eventos.
—No lo dudo, aunque lo único que me preocupa es que escucharé durante horas a personas hablando español —Fingí una mueca de terror y él soltó una carcajada—. Igual siempre va a rodearnos ese idioma, ¿no? De todas formas ese fue el punto de inicio.
Joel entonces me miró, pensativo.
—¿Qué hubiese pasado si no hubiésemos estado juntos en ese curso? ¿Nos habríamos conocido igual? —Meditó él.
Yo apoyé mi cabeza sobre su hombro.
—No —respondí por ambos—. Eso fue lo único que nos conectó.
Y no me atreví a decirlo en voz alta, pero estaba agradecida de que algo tan trivial como un curso fue el que nos brindó la oportunidad de conocerlos, de estar juntos. Recordé a la Araulee y Joel de años atrás y otra sonrisa nostálgica apareció sobre mis labios. Había cometido muchos errores, empezando por estar dentro de una relación para negar mis verdaderos sentimientos por alguien, por aprisionarlos en el fondo de mi corazón y no decirlos, por alejarme, por haberlo hecho sentir mal en numerosos ocasiones...
—No sé cómo es que me has perdonado tantas fallas, Joel —murmuré.
Él suspiró. Supuse que no diría nada, pero entonces habló:
—Intenté muchas veces no hacerlo —admitió recostándose sobre el sofá, conmigo todavía apoyada de su hombro—. Sentí que en varias ocasiones ya no lo haría, que simplemente debía aceptar que no estaríamos juntos, que merecíamos a alguien mejor... pero no pude, Araulee.
Mi corazón se aceleró una vez más y levanté la mirada hacia él. Ya me estaba mirando desde quien sabe cuanto tiempo.
—Supongo que ere tú —agregó—. Cuando la persona ideal llega a tu vida lo sientes, ¿verdad? Pues estoy seguro de que esa persona eres tú.
Una lágrima solitaria viajópor mi mejilla. Nunca en mi vida imaginé que alguien podría decirme algo así. Noera la chica más curvilínea del mundo, ni con el cabello más brillante, ni siquierallevaba maquillaje en ese momento y Joel resultaba ser de la manera más naturalel chico más atractivo que había conocido en mi vida, sin embargo, pensaba esosobre mí. No se escuchaba forzado, él solo estaba abriendo su corazón para míuna vez más.
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Hasta verte otra vez [Joel Pimentel] #HDA2
Fanfic[SIN EDITAR] Cuando las vidas de Araulee y Joel coincidieron, las circunstancias no eran las más propicias para ello, por lo que luego de tres años de haberse dado un estrepitoso adiós, tal parece que el destino conspira para que este par se vuelva...