SEPARACIÓN

10 5 6
                                    


- Alex, tengo malas noticias – dijo Ian un poco cabizbajo
- ¿Qué pasa? – Preguntó Alex desconcertado – era raro ver esa expresión en la cara de su hermano mejor, normalmente en su rostro reposaba un semblante risueño y bromista - ¿Es por Mara? ¿Volviste a destruir un edificio?
- No es Mara, y ¿A qué te refieres al preguntar si destruí otro edificio? – Cuestionó el hermano más joven haciendo un mohín infantil – no es como si saliera a destruir edificios por diversión
- Está bien, está bien, lo siento – se disculpó el demonio apresuradamente – Entonces ¿Qué es?
- Adelantaron la reunión de príncipes en el palacio, debemos presentarnos en dos semanas
- ¡¿Dos semanas?! No puedo, ¿Cómo le voy a decir a Mara que nos tenemos que ir quien sabe por cuánto tiempo dentro de dos semanas? No me puedo ir ahora
- Hablando de eso, hay algo que he querido preguntarte sobre ella
- ¿Qué cosa?
- La besaste ¿verdad? – Alex se quedó pálido – y ella te correspondió ¿cierto? – el ultimo atisbo de color que tenía el hermano mayor en el rostro desapareció por completo
- ¿Cómo es que te enteras de esas cosas?
- Estuve lejos de ella durante un tiempo, pero no deje estar al tanto de sus movimientos y emociones
- No entiendo porque me preguntas algo que ya sabes
- Me gusta ver tu cara mortificada – sonrió con satisfacción – espero que estés preparado para lo que viene debes protegerla a toda costa y en más de un sentido, tendrán el mundo encima, sé que no se lo has dicho, así que arregla las cosas antes de irte y de paso le das la noticia. Aprieta los dientes
En cuanto terminó de hablar le atestó un derechazo al chico que tenía en frente, con tal fuerza que le desencajo la mandíbula. Alex se acomodó el maxilar inferior y escupió una cantidad considerable de sangre
- Deberías bajar el nivel de tus celos, soy tu hermano mayor, es cierto que la besé y me haré responsable de todas consecuencias que se desencadenarán, pero no voy a dejarla. En primer lugar la razón de mi rapidez es que tú te atreviste a ocultarla de mí por 20 años.
- Primero, mi nivel de celos siempre será alto mientras ella esté de por medio. Segundo, claro que te harás responsable, de lo contrario te echaré a la jaula en la que naciste. Tercero, la oculté porque sabía que esto iba a pasar, entre más demoraras en encontrarla más larga seria su vida.
- No la dejaré morir – respondió con los dientes apretados.
- Lo sé, el problema es que ella tampoco te dejará morir a ti, no dudará en sacrificarse para que salvarte, o salvarnos.
- Es tu trabajo idear una estrategia para que ella no tenga que llegar a eso
- Para hacer mi trabajo necesito que tú también hagas el tuyo, señor príncipe candidato a heredero.
- Tú tienes más madera de rey que yo
- Lo siento hermano pero es demasiado trabajo ocuparme de dos reinos – suspiró de forma cansada – será mejor que vayas a ver a Mara cuanto antes, algo me dice que se va a enojar con nosotros.

- Mara debo hablar contigo sobre algo importante – decía Alex con cara de preocupación.
- ¿Qué es? – interrogó la joven sin prestarle importancia
- ¿Prefieres libros o comida? – Preguntó con una sonrisa nerviosa – tengo que encontrar una mejor forma de decirle – pensó el chico
- Es una pregunta tonta, es obvio que quiero las dos cosas – respondió la chica encogiéndose de hombros
- Genial, entonces vamos por ambas cosas
- De acuerdo
Primero visitaron un par de librerías, Mara escogió libros a su antojo, desde literatura infantil hasta clásica y universal, todas ellas tenían algo en común que llamó la atención del muchacho: todas eran de fantasía, había monstruos, mundos increíbles, fenómenos extraños entre las páginas de esos libros que escogió la joven.
- ¿Te gusta la fantasía? Pensé que serias una amante de la literatura realista
- Me gustan las cosas raras, por eso me gustas tú, “Cariñito”
- Oh, ya entiendo… espera, ¿Me estas llamando raro?
- Si mi amor – respondió la muchacha con una sonrisa inocente que provocó a Alex
- Si hablamos de raros tú no te quedas atrás mi amor – decía mientras caminaba para ponerse frente a ella, alzó su mentón y la besó tiernamente frente a todos los clientes y empleados que se encontraban en la librería
- Por eso sé que a ti también te gusta lo raro
Al llegar a la caja para pagar las compras la encargada no pudo evitar sonreír al ver el aura de amor alrededor de la boba pareja
- Tiene suerte de tener un novio así señorita – comentó la cajera con una sonrisa
- Lo sé, pero no es mi novio – respondió Mara
- Soy su prometido – remató Alex
- Exacto – concordó la joven diosa.
La encargada los felicitó y les regalo un separador de libros que hacían juego.
Luego de comprar los libros, visitaron una pequeña boutique y compraron varias prendas, igual en una joyería, una tienda de zapatos, en cada lugar al iban se comportaban como una pareja tonta, entre besos y bromas, escogieron todo lo que compraron y por último llegaron a la plazoleta de comidas, donde Mara pidió un helado mientras decidía que almorzar
- Quiero una probada de ese helado, se ve delicioso – comentó Alex
- Puedes pedir uno para ti, además no sabía que los demonios comen helado, pensé que comían almas de humanos – respondió la muchacha con una sonrisa sarcástica.
- Yo quiero de tu helado porque es el que se ve delicioso – dijo robando un mordisco del helado que la chica tenía en la mano – Por cierto, los demonios no tienen que comer almas, solo lo hacen por placer, somos diferentes de los vampiros
- Oh, que interesante, y yo que te iba a ofrecer mi alma
- Tu alma ya es mía por si no lo sabias – se inclinó y le dio un corto beso en los labios.
- Ya quisieras
Después del día de compras finalmente llegaron nuevamente a casa de Mara, donde los esperaba Ian
- ¿Ya terminó su cita? Pensé que no regresarías a casa hasta mañana en la mañana mi hermosa Mara – dijo el chico mientras la abrazaba y le daba un beso en la mejilla.
- Hola Ian, tan gracioso como siempre, ya que llegaste deberías ayudar a tu hermano a llevar las compras a mi habitación – respondió Mara señalando la parte trasera del auto
- ¿Me tomas por maletero? – exclamó Ian exagerando una expresión herida
- Hoy usé a príncipe demonio como cajero automático y chofer – refutó la chica encogiéndose de hombros
Ian se limitó a obedecer las indicaciones de la muchacha de mala gana – murmurando algo como – tan pequeña y tan mandona – cosa que ella escuchó perfectamente pero solo torció los ojos. Después de guardar todas las comprar ella les invitó un vaso de jugo y cuando los tuvo relajados frente a ella dijo:
- Bien ¿Qué es lo que me tienen que decir? – Ambos se quedaron perplejos y casi se ahogan con el jugo – no soy tonta, sé que hay algo que no me han dicho
- ¿Lo supiste todo el tiempo? – preguntó Alex
- Si
- Entonces ¿por qué lo preguntas hasta ahora?
- Porque ya conseguí todo lo quería
- Me sorprende lo descarada que puedes llegar a ser con nosotros – intervino Ian
- Son privilegiados, pocas personas conocen todo de mí – respondió la joven con demasiada naturalidad – ahora hablen, los escucho.
- Hay una reunión en el palacio principal del submundo – explicó Alex – A esa reunión deben asistir todos los príncipes y permanecer en el castillo durante un tiempo indeterminado
- ¿Han ido antes a esta reunión?
-  Si, es cada siglo
- Entonces deban tener idea de un tiempo aproximado, ¿Cuánto tiempo se irán?
Los dos hermanos intercambiaron una breve mirada
- Aproximadamente entre seis meses y año – respondió Ian
- ¿Creen que los voy a esperar durante tanto tiempo? – Preguntó Mara con una cara de resignación – dentro de un año me graduaré, tendré un trabajo y estaré viviendo sola ¿Para qué los necesitaría en ese momento?
- Estas siendo un cruel, solo nos iremos por un corto tiempo
- Tú no tienes derecho a hablar Ian, te fuiste, de dejaste, pero eso ya no importa porque de todas formas no me estabas acompañando, solo me vigilabas; aun así no se ocurra creer que lo he olvidado. Pero ya que has sido mi acosador durante tanto tiempo respóndeme una pregunta. ¿Qué es lo que más odio en una historia?
- La infidelidad
- Casi pero no
- El maltrato
- Casi pero no, sé que lo sabes, así que dilo en voz alta
- La separación de los protagonistas
- Exacto, si se van no vuelvan, para ustedes unos meses o un año no significan mucho ya que han vivido durante milenios, pero yo soy humana, para mí el tiempo es muy valioso.
- Sé estás molesta por esto, pero prometo volver en cuanto me sea posible – le dijo Alex casi suplicándole – por favor danos una oportunidad de regresar, ¿Crees que quiero irme y dejarte sola tanto tiempo?
- Hay una saga de libros escritos por Stephenie Meyer, se llama Crepúsculo, en uno de los libros de esa saga una joven vampira perteneciente al clan que lidera la raza dice: “Los vulturis no dan segundas oportunidades”. Aplicaré esa frase a ustedes, yo no les daré una segunda oportunidad, por eso lo repito: si se van no vuelvan – Mara se levantó de la silla – pueden irse regresen para despedirse
Los hermanos Aldrich se quedaron sin habla solo acataron su orden, pasaron un par de días y no pudieron hablar correctamente con la chica, ya que esta se negaba a escucharlos, de esta forma pasaron las dos semanas y era tiempo de irse, ese día pasaron tiempo juntos, comieron, rieron, todo parecía estar tranquilo, Mara despertó al día siguiente en su habitación quiso pensar que todo era un mal sueño, que los hermanos aparecerían en cualquier momento, le preguntó a su madre por ellos, pero la respuesta de ella la dejó fría
- ¿Quiénes son Ian y Alex? – respondió su madre
- Mis amigos, los que pasaban metidos aquí conmigo y comprándome cosas
- ¿Conseguiste algún marrano sin decirme?
- No son marranos, son mis amigos – respondió Mara mientras ponía los ojos en blanco – estoy hablando enserio
- ¿Y yo me estoy riendo? No sabía que tenías amigos así, debes traerlos y presentarlos adecuadamente o te queda prohibido verlos
- tengo 21 años, me parece injusto lo que dices
- Mi casa, mis reglas, tendrás tu casa algún día y crearas tus reglas
Mara decidió pasar de su madre, se alistó y fue a trabajar, pero al preguntarle a la gerente sobre los hermanos, descubrió que esta tampoco se acordaba, intentó lo mismo en la universidad, con sus compañeros, también con Ángela y Analía, pero nada; al parecer todo el mundo los había olvidado, era como si desde un principio nunca existieran, después de clases regreso a la tienda para pedir un permiso y poder faltar indefinidamente argumentando que estaba un poco mal de salud. Al llegar a su casa se encerró en su habitación y no volvió a salir.
Pasados siete días la joven escuchó una voz desconocida entres sueño
- Lleva una semana encerrada en su cuarto, come muy poco, ve su computador llorando y riendo al mismo tiempo, duerme poco parece tener pesadillas cuando logra dormir… - decía la voz, era bastante grave lo que daba entender que pertenecía a un hombre
Mara abrió sus ojos soñolientos y mira alrededor, al lado de su cama había un hombre alto, de piel mestiza, ni muy clara, ni muy oscura, su cabello era más largo del lado izquierdo hasta su hombro, del lado derecho era corto, por las orejas, con cuernos en su cabeza, más grandes que los de Ian, y una cola que al final tenia forma de punta de flecha. Estaba con dos dedos en frente mientras la observaba con cara de preocupación.
- ¿Quién eres? – pregunto la joven incorporándose rápidamente, lo que ocasionó una sensación de mareo, el joven frente a ella se apresuró a atraparla antes de que callera.
- ¿Me puedes ver? – preguntó el chico un poco sorprendido. Al verlo de cerca Mara notó que su cabello era violeta oscuro y sus ojos eran violeta claro – Estas muy débil, debes comer algo, responderé lo que quieras una vez que comas algo.
- ¿De verdad?
- Si – el joven le sonrió con ternura – Mi nombre es Yekun Nimrac, soy un demonio como el príncipe Alexander, pero no tan poderoso como él – comentaba el chico mientras la llevaba en brazos hasta la cocina
- Entonces si existen los hermanos Aldrich – pensé que había sueño muy real, nadie los recuerda o tal vez este es el sueño
- No lo es – dijo mientras la sentaba en una silla cerca de la mesa – ellos están en la reunión real, mi misión es ser tu guardián mientras ellos no estén aquí. Pediré prestada tu cocina para hacerte algo de comer
- Está bien. ¿Estás aquí por una deuda o porque te interesa mi bienestar?
- Tengo una deuda con los tres, no lo recuerdas según lo que sé, pero nos conocimos hace demasiado tiempo, yo fui el informante que te llevó hasta el palacio en el que encontraste al príncipe, también te guie al amo Ian
- Parece que la deuda la tengo yo
- Hace tiempo, cuando aún estabas en el pedestal de los dioses yo me infiltré y fui descubierto, gracias a ti pude escapar, me encontraba muy débil, pero tú creaste un portal y me lanzaste a la tierra, te debo mi vida.
- Creo que dejar escapar a los infiltrados no es algo muy bueno, no debió hacerlo
- Antes de eso borraste la información por la que casi me matan, pero seguí vivo gracias a eso, la vida de los seres antiguos son valiosas, nosotros no vamos a ninguna parte después de morir, solo desaparecemos.
- ¿Quieres decir que si Alex o Ian mueren desaparecerán por completo?
- Ellos son la excepción, reencarnaran en humanos, tú te aseguraste de eso hace mucho tiempo, a menos que se active la maldición. – puso un plato frente a la chica con pan tajado, mantequilla y huevos fritos – no soy tan bueno en la cocina como los príncipes, come por favor.
- ¿Qué maldición? – asintió con la cabeza y empezó a comer.
- Una que asumiste para poder lograr tu objetivo, lo siento antes de que preguntes, no puedo decirte más es un voto que te hice, mis labios serán sellados si intento decirlo y durara un par de días, además quieres que siga respondiendo tus preguntas ¿no?
- Si, ¿entonces ellos volverán?
- Si, dentro de unos meses o puede que un año
- ¿Por qué tanto tiempo?
- En el submundo el tiempo transcurre de forma diferente, por eso cuando un demonio vuelve es olvidado por los humanos hasta su regreso, además ellos se encuentran en meditación, miden las capacidades para saber quién es el más apto para ser el próximo rey
- Quiero que vuelvan ¿Por qué deben ir?
- Porqué si no iban los hermanos de ellos vendrían aquí y eso sería desastroso
- ¿Tú harías algo por mí? Teniendo en cuenta que probablemente seas regañado eso
- La razón por la que le sirvo a los príncipes eres tú, si es una orden directa de tu parte pesa mucho más que las órdenes de ellos
- Llévame con ellos, si ellos no pueden volver yo iré
- Tus deseos son ordenes – dijo el joven mientras inclinaba su cabeza frente a la chica – pero debes descansar primero, el ambiente será pesado para ti por lo que debes recargar energías, duerme el resto del día nos iremos en la noche, me encargaré de tus padres
- No les harás nada malo ¿verdad?
- También soy conocido como el demonio del engaño, no los lastimaré, ahora duerme – Yekun arropo a la joven una vez se metió a la cama
- Espera, ¿Puedes quedarte conmigo hasta que me duerma?
- Está bien – El demonio la miró con ternura – de verdad eres solo una joven temerosa, pobre de ti al tener que enfrentar el destino que te espera – pensó y le tomó la mano – estaré aquí hasta que duermas y volveré antes de que despiertes.
Esa tarde Mara durmió profundamente y sin pesadillas, lo que no había podido hacer en una semana, no le importaba si Yekun decía o no la verdad siempre y cuando la condujera a encontrarse de nuevo con los hermanos Aldrich, se habían muy importantes antes de lo que ella había previsto y los quería de vuelta.

TRINIDAD: DESTINOS COMPARTIDOS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora