- ¿Estás menospreciando nuestras capacidades? – inquirió Anane con mirada afilada.- ¿Acaso estás sensible, linda? – Interrogó Mara con un tono lastimero – no me digas que tu papi te volvió a regañar por querer declararme la guerra.
Los ojos del primer hermano centellearon, pues el comentario de la joven había dado justo en el blanco, echándole sal a la herida. Su mirada decía que quería subir y destruir el rostro de la joven.
- ¿Me quieres lastimar? – Se mofó la diosa reencarnada – aunque lo hagas mis heridas sanaran, pero tu seguirás siendo hermafrodita estéril, es parte de tu castigo después de todo.
- Me gusta la insolencia de la humana – dijo Ertael – le enseñaré su lugar.
- ¿Con esa cara de pasivo? – Preguntó la joven irónicamente – mejor consigue un hombre que te haga gemir en la cama, será todo un espectáculo.
- Yo la domaré – dijo con júbilo Tamiel
- Oh, serias una buena pareja para Ertael, él te hará llorar con sus quejas y tú lo harás llorar en la cama, perfecto.
- Veo que su esencia sigue siendo la misma, alteza – comentó Narsus – he venido con ellos solo para apreciar la belleza de su nueva encarnación.
- Tus halagos no funcionan conmigo, príncipe superficial – Mara suspiró y dijo a manera de enumeración – unos gemelos problemáticos e inútiles, un hermafrodito con complejo de rey loco, un machista con aura de pasivo, un sádico que es internamente masoquista y un adulador superficial... ¿En serio no pudieron reunir algo mejor si querían siquiera alterarme?
Los tres hombres detrás de joven humana se quedaron de piedra por segunda vez en el día, era como escuchar a Akia, no a Mara, la primera solo era amable con sus aliados, la segunda, era respetuosa con casi todos, a menos que estuviera molesta. Pero hoy era una mezcla de ambas, la misma actitud de la más antigua junto a la belleza juvenil de otra que deba un aura de renovado poder.- Solo eres una miserable humana – siseó Zevebe - ¿Cómo es que eres tan irrespetuosa?
- Si no te gusta que te etiquete como lo que realmente eres ahí está la puerta – declaró la chica de negro – pueden irse ahora con el rabo entre las piernas y así seguir en sus burbujas de superioridad.
Ian no aguantó más y se fue en estruendosas carcajadas, contagiando a Yekun al tiempo que Anane refutaba con furia:- Tú no tienes el derecho para echarnos de aquí, estamos en el reino demoniaco.
- Lo diré lentamente para que me entiendan – dijo Mara como si hablara con niños de primaria – este castillo pertenece a Alex e Ian y ellos me pertenecen a mí. Así de simple.
- ¡¿Cómo te atreves?! – Inquirió Zanibe con furia evidente – ¡Te enseñaré tu lugar!
Dicho esto la tercera princesa dio unos pasos hacia adelante, pero antes de poder llegar al pie de las escaleras, Mara ya estaba frente a ella, mirándola fijamente y sin ningún atisbo de miedo o preocupación por estar tan cerca de la alteza demoniaca.- ¿Quieres hablar de lugares? – Preguntó la pelinegra con calma – si es eso, puedo regresar a la fortaleza celestial, pero tú también regresaras a la prisión de lamentos del inframundo, al igual que todos tus hermanos.
- Cada uno de ustedes me debe su vida actual – continuó la joven diosa – renacieron gracias a mi poder y compasión; pero todo tiene un límite, si me provocan no dudaré en destruirlos, no le he dado ningún motivo para pensar que soy su enemiga aún.
- ¿Aún? – Inquirió Ertael – ¿eso quiere decir que en algún momento planear declararnos la guerra?
- Por supuesto – respondió la humana – en el momento en que se vuelvan contra mí e intenten apartar a los chicos de mi lado, no tendré piedad, no habrá una segunda oportunidad, así que les sugiero que lo piensen bien antes de tomar cualquier decisión.
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TRINIDAD: DESTINOS COMPARTIDOS
FantasyEl equilibrio entre los tres reinos desconocidos por la raza humana está a punto de resquebrajarse con el despertar imprecedible de la joven Mara, quien tendrá en sus manos el poder suficiente para equilibrar la balanza. Sin embargo, ese hecho era a...