- Mara, tranquila, estarás bien – susurraba Ian mientras examinaba a la joven a toda prisa – Traigan a una enfermera, dijo tras hundir un botón en el teléfono de la oficina.
- Estoy bien, Ian – repetía Mara una y otra vez con voz apagada.
- Lo estarás cariño – le dijo el vampiro nuevamente, volvió al teléfono y marcó otro número, en cuanto descolgaron el teléfono ordenó – Ven al hospital en este instante, ella se complicó.
Al minuto de colgar la llamada Yekun apareció en la oficina.
- ¿Y esto por qué pasó? – preguntó el recién llegado con evidente preocupación.
- Los gases lacrimógenos, sus órganos internos son más sensibles de lo que ella quiere admitir – explicó el doctor – yo la trataré como humana, tú ayúdala con tu magia antigua.
- Sabe que la mejor persona para hacer este tipo de trabajo es su hermano, yo no soy bueno empleando la magia demoníaca en curar.
Sacó su teléfono celular y llamó a la persona que menos quería. Cinco segundos después apareció en la sala un príncipe demonio furioso:
- Dijiste que todo saldría bien – dijo con voz fría.
- Dije que la iba a monitorear y apoyarla – respondió el vampiro sin dejar de tratar a la joven.
- ¿Por qué está tan mal? – Indagó Alex mientras comenzaba a examinarla - ¿A cuántas personas curó?
- La encontré con un grupo de aproximadamente 12 personas – respondió el hermano menor mientras cruzaba la mirada fugazmente con Yekun – es por los gases lacrimógenos, lastimaron sus pulmones llenándolos de sangre debido al cambio en su cuerpo sus órganos internos se encuentran más sensibles de lo normal, ya ordené todo lo necesario para entubarla y drenar la sangre, pero necesito que tú cierres sus heridas internas antes de que ella se ahogue por la sangre.
- Hay algo más – dijo el hermano mayor – es demasiado daño, debe haber otra cosa que está debilitando su cuerpo.
- Se debe a su anemia – explicó el doctor rápidamente – aún no se recupera del todo debido a que no toma los complementos vitamínicos, por ejemplo, no se va a poner las inyecciones de hierro, me lo juró.
- Yo le prescribiré eso en otra presentación – ofreció el otro – ya pensaré en eso después de terminar aquí.
Durante esta conversación los hermanos no habían parado sus manos, monitoreando y curando a Mara con energía demoniaca, pues había perdido el conocimientos después de escuchar las palabras de Ian, Yekun tomó el papel de auxiliar en el proceso, para cuando llegó la enfermera que llamaron habían terminado de curarla físicamente, por lo que procedieron a entubar para drenar, el proceso fue exitoso pero aún debía reponer la energía que empleo su cuerpo para sanar, lo que significaba que tendría que estar al menos dos días internada en el centro médico y con Alexander más sobreprotector de lo habitual.
…
Después de que Mara fue movida a una habitación privada, Alex estuvo a su lado todo el tiempo, no se le despegó ni un solo segundo, lo que le dio la oportunidad de examinarla detenidamente, Ian le había dicho que su debilidad era debido a la anemia, pero estaba seguro de que había algo más que le estaban ocultando, tomó pruebas de sangre y algunos otros fluidos de la joven y ordenó exámenes completos en el mejor laboratorio, de forma clandestina, por su puesto, ya que no quería ser descubierto por los aliados leales a Akia, de ser sabido estaba seguro de que serían alterados y no podría saber a ciencia cierta que tenía su prometida.
Dos días después, Mara despertó por la tarde, un poco desorientada y con las piernas entumecidas, lo primero que vio fue a su novio a su lado, sentado en una silla con la cabeza recostada en su cama y su mano fuertemente aferrada a la suya, dormido, así parecía un poco más joven, no daba la impresión, ni por asomo, de ser un príncipe demonio de diez mil años de edad, todo lo contrario, parecía un típico adolescente de familia adinerada en sus veintes.
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TRINIDAD: DESTINOS COMPARTIDOS
FantasiaEl equilibrio entre los tres reinos desconocidos por la raza humana está a punto de resquebrajarse con el despertar imprecedible de la joven Mara, quien tendrá en sus manos el poder suficiente para equilibrar la balanza. Sin embargo, ese hecho era a...