Capítulo 06.

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La noche continuaba aún, con el tictac de todos los relojes haciéndose presentes en la cabeza de Jungkook y con el ruido de su incesante andar por los pasillos.

Ninguno de los niños se encontraba cansado, pero sí entusiasmados. El más pequeño por su parte sentía su corazón latir con un extraño entusiasmo que desbordaba cuando, en una de sus miles preguntas hacia dónde era que iban, Tsuki declaró con un alegre tono de voz que faltaba muy poco para poder llegar.

― Bien, ahora sí llegamos. ― Empujó la niña con su manita izquierda la puerta, pues la derecha estaba ocupada con el fuerte agarre de Jungkook.

Jungkook no llegó a percatarse en ningún momento que habían subido todas las plantas hasta llegar a la azotea, en donde, por cierto, nunca nadie lo había dejado ir ya que era ahí en donde tanto los visitantes, los propios pacientes e incluso muchos de los enfermeros iban a fumar en paz.

Pudo recordar también como Min YoonGi le dijo que, en sus años mozos, muchas veces fue a este mismo sitio a hacer aquello que todos acostumbraban en un lugar al aire libre como este. Sin embargo, Jungkook sabía que estaba mal y por ello frunció de inmediato el ceño.

― No me gusta este lugar, Izanami. ― Habló a la niña que ahora estaba sentada en el suelo, acariciándolo como si fuera lo más hermoso que podría haber visto. ― Aquí hacen cosas malas, YoonGi hyung me lo dijo. ― Le susurró abriendo sus ojitos con temor.

Ella sonrió con sorna.

― Bah, patrañas, Jungkookie. ― Amaba como se escuchaba su nombre cuando solo ella lo pronunciaba. ― Y ahora ven, te he reservado un sitio solo para ti.

Izanami palmeaba el suelo de su lado, incitando a Jungkook a sentarse.

― Vamos ven, no querrás perderte la sorpresa que he preparado exclusivamente para ti. ― Sonrió inocente.

El niño, derrotado, terminó entrando en esa azotea que tampoco era tan horrible como creyó él. Sin embargo, eso no quitaba que no le gustara estar ahí sin que YoonGi hyung lo supiera.

Suspiró cuando sentó sus posaderas en el suelo. Era demasiado frio para él, no le gustaba.

― En unos minutos verás una luz impresionante que hará que te tranquilices, ya lo verás Jungkookie.

Izanami tomó otra vez tu manita, entrelazando sus deditos con los suyos en un acto de extrema ternura y con sus ojos miel anhelantes por ver ese hermoso espectáculo. Por otro lado, Jungkook solo sentía frio, podría decir incluso que sus labios debían tener un violáceo color, así que decidió cerrar por un pequeño instante sus parpados antes de ver aquello que tanto deseaba Izanami.

― ¡Ha despertado! ― Anunció una mujer desconocida para Jungkook. ― Sus constantes son estables señor Min.

El pequeño Jeon se reincorporó, cediendo todo su peso en sus codos. Le extrañó escuchar tantos gritos y personas yendo y viniendo en su pequeña habitación para dos.

Un momento, él no estaba en la azotea, sino en la camilla que siempre dormía, con las sabanas cubriendo hasta gran parte de su torso.

― YoonGi hyung. ― Susurró.

Quería explicaciones puesto que él, antes de dormirse en el hombro de Izanami sin querer, estaba nada más y nada menos que en la azotea, esperando por la sorpresa que la niña le dijo que quería mostrarle.

― Estoy aquí pequeño. ― El hombre se sentó a su lado, acariciando con preocupación el cabello del niño. ― ¿Te sientes bien?

Asintió sin titubear.

― ¿Qué ha pasado YoonGi hyung? ― Miró a los ojos ónix del hombre. ― ¿Qué me ha pasado?

Él rodeó con sus fuertes brazos al niño. Su respiración era irregular, cosa que le extrañó a Jungkook.

― Te encontré por la mañana y no respondías Jungkook. ― Tragó, cerrando con fuerza sus ojos. ― ¡Siquiera respirabas! Estaba tan preocupado.

Jungkook sintió temblar a su doctor favorito e incluso pareció escuchar alguna cosa extraña que solo hizo que se le oprimiera algo en el pecho. Era extraño puesto que incluso sus ojitos se cristalizaron sin saber el por qué.

― Me quedé paralizado, no supe qué hacer, lo siento tanto Kookie.

Oh, el doctor Min estaba llorando.

Extraño.

― Estoy bien YoonGi hyung. ― Sonrió, aún si el hombre no lo podía ver. ― ¿Ves?

Él asintió sin dejar de estrechar al niño en sus brazos.

― Sí. ― Besó la frente de Jungkook con amor. ― Ahora descansa, ha sido una mañana dura para ti.

Arropó al pequeño con el grueso edredón blanco, igual que hacían los padres de Jungkook cuando iban a visitarlo por las noches. Aquellas cálidas noches que recordaba con tanto amor volvió a revivirlas, pero con el doctor Min. Un hombre que decía ser frio como el hielo mismo, pero que era como un terrón de azúcar que se le echa al café.

Cálido y dulce.

Izanami ➵ BTS;; jeon jungkook [BD #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora