Capitulo once.

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JIMIN

Aquel atardecer quedó grabado en mi memoria... fue mágico.

El sol ocultándose, las nubes iluminadas por los últimos rayos del astro rey parecían pintadas en el cielo. YoonGi me miraba esperando mi respuesta con un hermoso anillo en sus manos.

No sé como mi hermoso sueño se transformó en pesadilla y me encontré corriendo en medio de la noche, sin zapatos y con la pequeña maleta aferrada a mi pecho. Me caí un par de veces hasta llegar a una carretera donde no tardé en encontrar un taxi.

— ¿Se encuentra bien joven?— me preguntó el conductor al verme.

—Si, gracias. Caminé mucho y me caí— le dije subiendo al asiento trasero.

— ¿A dónde lo llevo?

—Al aeropuerto por favor— pedí.

Me llevé una sorpresa al encontrar gran cantidad de dinero cuando buscaba con que pagar el taxi. Lo guardaría por si tenía alguna emergencia.

Traté de arreglarme el cabello y busqué primero una tienda para poder comprarme ropa ya que no podía aparecer en el frío Chicago con una ligera camisa y sin zapatos. Llegué a la aerolínea y pagué cuatro veces más que mis anteriores pasajes por un lugar en el último vuelo.

Llegué llorando a Chicago, a lo lejos vislumbré un contingente policial, en medio iba Kai. Me escondí entre los pasajeros para que no me viera, todos ellos parecían preocupados. Temblé imaginando que iban a Miami.

No. Todo debió ser un error y YoonGi estaría aquí pronto. Casi a la media noche ya estaba en casa y no sabía qué hacer, lloraba sin poder evitarlo.

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KAI

Estaba de guardia cuando me llegó un telegrama urgente.

—Jefe, la policía de Miami. Tienen a León— me sorprendió uno de mis subalternos esa noche.

"Para Kim Jongin: Tenemos a Agust D, venga cuanto antes, la policía de Indiana lo reclama"

— ¿Sabes si ha salido algo en los medios de comunicación?— pregunté presuroso.

—Nada jefe. Ningún noticiero ha informado de semejante captura— me confirmaron.

Alisté un pequeño maletín con una muda de ropa y en quince minutos estuve en el aeropuerto tratando de conseguir un vuelo. Las aerolíneas no ayudaron así que tuve que llamar a la fuerza aérea para que me lleven en un vuelo militar. Debía ver a Agust antes del amanecer, ese pez escurridizo no se me iba a ir de las manos.

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—No tienes el poder para llevártelo— el jefe de policía de Indiana era un viejo testarudo y cojo llamado Tyler Crowley y quería a Agust D tanto como yo.

—Ha sido atrapado en nuestro territorio y me temo que soy el que lo mostrará primero— en su cómodo escritorio el jefe de Florida nos retaba, casi amanecía y no llegábamos a un acuerdo.

—Tengo el apoyo de los federales, fui expresamente nombrado para atraparlo— me quejé, yo tenía las de ganar.

—Eres un crío, no podrías ni encontrar tus zapatos. Agust se irá conmigo, lo refundiré en la prisión de máxima seguridad de Crown Point. Acéptalo muchacho, en Chicago sólo juzgarás al León por asaltos. En Indiana lo freiremos— me aseguró Crowley, no era tan mala idea, así me llevaba de una vez al bastardo que mató a mi padre.

—No me importa si lo fríen, o le hacen cosquillas hasta que muera, lo presentaré en dos horas, pueden peleárselo luego. El país sabrá que ni el pequeño Kim, ni el duro Crowley pudieron atrapar a León y que fui yo el más astuto de los tres— se relamía el idiota que dirigía la policía aquí en Florida.

ENEMIGOS PÚBLICOS. [YOONMIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora