Capitulo veintinueve.

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Un día más y serían cinco meses sin ver a JiMin. Desde aquella mañana cuando lo atraparon y no pude hacer nada para sacarlo de prisión...

Había llamado insistentemente a la prisión donde el había estado recluido. Pero me dijeron que ya no estaba allí. Eso fue lo que me animó a demorar un poco.

En Miami adquirí una infección muy fuerte y tuve que internarme unos días para hacerme un tratamiento efectivo. Sé por experiencia que estas heridas son peligrosas sino se tratan a tiempo. No me quería arriesgar a contraer gangrena.

Habían pasado tantas cosas desde que estábamos separados. Yo tenía miles de cosas que contarle ¡Por Dios! Mi amado niño debía creerme muerto todavía. Igual que mi familia y amigos.

Tal vez la muerte de JiHo les diera un indicio de mí. Lo habían transmitido en las noticias una y otra vez. Lástima que le dieran todo el crédito a JoonKyung.

Pero Min YoonGi o Agust D habían quedado atrás. Ahora legalmente era Choi JiHoon. Tramité en Miami muchos documentos con los papeles que Hye me había dado. Allá no era conocido, puesto que mis fotos solo habían aparecido en Indiana y Chicago.

Hoy traía un traje elegante y muchas esperanzas conmigo.

El avión aterrizó y casi salgo corriendo de este pájaro de metal. Renté un auto y manejé con cuidado de esconder mi rostro detrás de unas grandes gafas oscuras. Amaba y odiaba a Chicago. Pero yo no existía y prefería seguir siendo un muerto para todos, en especial para la policía. El cachorro Kim debe andar por aquí. Espero que no haya molestado más de la cuenta a mi chico.

Llegué al departamento de JiMin. Respiré profundamente y me animé a bajar del auto. Toqué el timbre pero nadie salía a abrir. Minutos después una amable anciana y me confirmó mis temores.

¡Nadie habitaba el departamento del segundo piso!

Se habían mudado hacía más de dos meses y no habían dejado ninguna dirección.

Confundido y preocupado salí a buscar a mis amigos. La casa en la que se escondieron durante mucho tiempo también estaba vacía. No había rastro ni siquiera de JungKook.

Entonces me dirigí hacia la casa de mis padres, ellos debían saber algo. Me apenaba volverlos a ver, sentía una gran vergüenza por haber sido el culpable de ocasionarle tantos problemas.

Toqué el timbre muchas veces pero nadie salió. Estaba por irme cuando una niña pasó en su bicicleta y me habló.

—Se mudaron, ya nadie vive allí— me dijo sonriendo.

— ¿Hace mucho?— pregunté.

—No. Hace como un mes, tal vez más, no me acuerdo. Se llevaron todo, vinieron grandes camiones. Solo dejaron a la Nona— hice memoria para recordar que era la Nona, seguramente puse cara de tonto porque ella rió y me señaló su casa. –La Nona, una señora que me cuenta historias y me hace de comer.

Entonces recordé a la italiana que trabajaba en casa, la que ayudaba a Hye y siempre me dejaba comida caliente en el horno. Pero no quería arriesgarme a que me reconociera.

—Soy amigo del doctor JoongKi y quiero saber a dónde se fueron ¿Puedes preguntarle a la Nona si sabe a dónde se mudaron? Pero quiero que sea una sorpresa— le sonreí.

—Eso te va a costar un gran helado— salió veloz. Me senté a esperar. Casi una hora después la niña regresó.

— ¿Averiguaste algo?— le pregunté.

—Sí. La Nona dijo que se mudaron a Hunts Point cerca de Seattle, un pueblito muy lejos, donde hace frío por eso ella no quiso ir— le di un billete de 20 dólares y se fue muy contenta.

ENEMIGOS PÚBLICOS. [YOONMIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora