Capitulo veintiocho.

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Era una suerte que JoonKyung hubiese cobrado un adelanto del dinero por el malogrado trabajo de Jenks. Pasamos algunos días planeando que hacer, la posibles estrategias y emboscadas. Pero desde aquí sólo podíamos hacer conjeturas, así que unos días después viajamos a Washington DC a buscar al desgraciado Woo.

Debía hacer esto antes de buscar a JiMin, por nuestra seguridad. Jamás podría vivir tranquilo si JiHo seguía vivo, siempre sería una amenaza para nosotros. Además me debía algo.

Y yo sé cobrar las deudas.

Esperamos tres días más a que el federal se dejara ver. Lo seguimos con mucha cautela, trabajaba en el Pentágono y caminaba con una seguridad y suficiencia que ni los mismos senadores tenían. Parecía creerse el dueño del mundo.

Anoté cada uno de sus movimientos, era un hombre de rutinas y costumbres. Salía de su casa y tomaba el mismo camino para ir a trabajar. Almorzaba en el mismo lugar, un restaurante al aire libre. Regresaba a las 7 en punto a su casa. Vivía solo, quizás su "pareja" lo había abandonado, aunque él no parecía triste.

Esta noche lo esperaríamos en su casa, no había otra forma de emboscarlo, siempre lo escoltaban o iba acompañado. Y sus guardaespaldas andaban muy bien armados.

Entramos con mucho cuidado, algunas horas antes de que JiHo regresara. Había una alarma en la entrada que apagamos a tiempo. Revisamos sus pertenencias, había cientos de videos y fotografías de muchos personajes conocidos, actrices, políticos, gente de negocios. Era extraño que guarde estos documentos aquí en lugar de las oficinas del Buró de investigación.

Luego de echarle un ojo a todo me di cuenta porque. Todo lo que JiHo tenía en su poder era comprometedor. Videos de sobornos, infidelidades y fotografías sucias de docenas de senadores. Con razón era intocable.

Me intrigó encontrar una cinta que tenía por título "Min". Lo puse en el proyector a pesar de las quejas de Joon, no me iba a ir con la duda. Me senté a verlo, mientras el trabajaba.

En una habitación a media luz, la puerta se abrió... alguien traía a JiMin. Tenía las manos esposadas. Vi como el maldito federal lo golpeó una y otra vez, como trató de propasarse con él. Los policías llegaron a tiempo y lo salvaron pero eso no me quitaba esta sensación que tenía.

Le iba a retorcer el cuello a JiHo y lo iba a disfrutar. Era muy diferente verlo, a que me lo cuenten.

— ¿Tienes suficiente? Ya casi son las 7— escuché a JoonKyung.

Nos colocamos en posición. Esperamos en la penumbra. Pero JiHo demoró más de lo planeado y no llegó sólo. Con él entró TaeWoon. Ambos venían demasiado "felices" tal vez hayan tomado algunas copas demás.

El plan era claro, dejarme ver en cuanto entraran, así que apenas encendieron las luces me vieron en medio de su sala.

Los ojos de ambos parecieron salirse de su orbitas. La luz se apagó y yo me agazapé.

— ¿Fue una visión?— gritó TaeWoon asustado.

—No creo en almas atormentadas, los muertos se van al infierno de donde no hay retorno. Este no está muerto ¡Debí hacerle caso al forense!

JiHo buscaba su arma, pero ya era tarde, escuché algunos gemidos de dolor. JoonKyung era muy bueno con los cuchillos.

Las luces volvieron a encenderse y ambos estaban en el piso, JiHo trataba de quitarse una navaja que tenía clavada en la pierna mientras que TaeWoon estaba a un par de metros boca abajo, ya no se movía.

— ¿Wonie? ¿Hermano?— gritó JiHo. No sabía que era su hermano, con razón lo protegía tanto.

— ¡Deja que los muertos se vayan!— entró Joon con un arma en la mano. –Eso fue lo que me dijiste en prisión ¿Recuerdas? Fueron cinco años en la cárcel que jamás me dolieron tanto como mi Jessi. Te dije que algún día vendría a cobrártelo— le apuntó con su arma en la cabeza. JiHo sólo se estiraba para tocar el cuerpo de su hermano de donde fluía mucha sangre.

ENEMIGOS PÚBLICOS. [YOONMIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora