Capitulo veinte.

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— ¡JIMIN!— lo oí llamarme. Odiaba mi nombre dicho de ese modo. El mismo tono de papá cuando hacía algo malo.

Todo estaba saliendo mal, algo dentro de mí me decía que yo lo echaría a perder. Tal vez era egoísta, tal vez demasiado desesperado... me aferraba a YoonGi como si fuera el aire que respiro.

Pero quizás no era bueno para él. No en este momento.

Podía sentir que retrasaba sus pasos y hacía más lenta nuestra huída. Si yo no estuviese pegado a él, ya habría podido escapar.

¿Podría vivir sin él?

Desperté asustado, mis sueños me llevaron a un laberinto donde corría en círculos y no llegaba a ningún lugar.

— ¿Qué hora es?— pregunté asustado.

—Hora de irnos amor. No puedo volver a la carretera, debemos salir del estado por caminos poco transitados pero corremos el riesgo de perdernos— dijo poniendo en marcha el auto.

— ¿Perdernos?— pregunté sintiendo mi estómago gruñir.

—No conozco este lugar, a la derecha el bosque tampoco ayuda mucho.

— ¿Y si pedimos ayuda?— pregunté. Sabía que la gente del campo era tranquila y confiada.

—No podemos confiar en nadie JiMin. Primera lección, durante una huída, desconfía hasta de tu sombra— dijo muy serio.

— ¿Desconfiar de ti?— bromeé. Conseguí una sonrisa y un apasionado beso. Pero mi estómago seguí protestando.

—Traje bocadillos, no es mucho pero no morirás de hambre— sonrió sacando del bolsillo de su chaqueta una bolsa de papel.

Intenté que comiera algo, él debía estar tan hambriento como yo. Pero no aceptó.

Conforme pasaban las horas podía notar que YoonGi se desesperaba, sus besos eran cada vez más secos y no me refiero al ardor de sus labios sino a que podía sentir su boca reseca.

Ambos teníamos mucha sed.

En vano condujo por varios caminos que no llevaban a ningún lado o no tenían salida. A nuestro alrededor todo era verde, bosque a un lado y cultivos al otro.

Creo que estábamos perdidos pero YoonGi no iba a confesármelo.

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YOONGI

Nos mantuvimos siempre cerca del bosque, a medio día nos movimos por una carretera hasta unas plantaciones. Sabía que Minnie tenía hambre y me desesperaba no poder darle más que bocadillos.

— ¿Y si pido un poco de agua en aquella casa?— preguntó mirando una cabaña en medio del campo.

—Está bien. Pero con cuidado— estacioné cerca. No podía negarle beber algo. Había mucha agua en las acequias pero no era bebible.

—Sólo tocaré, si sale alguien que parezca buena persona le pido, sino regreso—me miró con una sonrisa. El confiaba en las personas.

—Pero no entres o tendré que bajar y sacarte de allí— le advertí.

—YoonGi... no seas tan violeto— sonrió. Fue hacia la cabaña.

Esperé atento a ver qué pasaba.

El llamo a la puerta y segundos después una mujer le abrió. Conversaron un momento y sin decir más JiMin entró en aquella casa.

¡Dios bendito! ¿Por qué nunca me hacía caso? Ni siquiera tenía sombrero para ocultar mi rostro. Lo perdí anoche cuando huíamos.

Bajé refunfuñando, llegué hasta la puerta, antes que pudiera tocar la puerta se abrió.

ENEMIGOS PÚBLICOS. [YOONMIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora