–Raika, hay un problema.–dijo Remiux encendiendo el lápiz de metal.
–¿Otro? Me das demasiado trabajo, Remiux.–Respondió Raika decepcionado
–Ha despertado sus poderes.
–Jaja. ¿Y cuál es el problema?–dijo Raika agradado por la noticia.
–No ha sido Alfredo quien los ha despertado; ha sido su hermano, Dexter.
–Mátalo.
–Pero señor, no puedo hacer eso. Yo creo que nisiquiera es consciente de lo que es capaz de hacer.–dijo Remiux intentando razonar.
–Hazlo antes de que sea tarde.¿O acaso, no te acuerdas lo que pasó en Noxtrod?
–Me acuerdo, pero no puedo hacer eso señor, es solo un niño, no lo haré.
–No te conviene ser mi enemigo, Remiux.
–No intento ser su enemigo, pero no me someteré a una orden como esa.
–Enviaré un ejército si hace falta, y no pararé hasta que ese niño muera... Y tú también. Quedas condenado al destierro de tu planeta. Se te prohíbe la entrada en nuestro sistema espacial, y a partir de ahora eres el enemigo público número uno de los Makers. Todo aquel que te vea tendrá la obligación de matarte. No quería llegar a esto, no me dejas otra opción, lo hago por el bien común.
–No me importa, protegeré a ese niño con mi vida si hace falta, al fin y al cabo también soy su guardián.
–Te mataré, y mataré al Dios si se interpone en mis planes, por cierto tu mujer y tus hijos siguen en este planeta si no recuerdo mal... Pienso encontrarlos, y hacerles sufrir por tus delitos.
– ¡Raika, esto no tiene nada que ver con ellos!
–¡Tiene MUCHO que ver con ellos!
–¡Acabaré contigo! ¿Me oyes? ¡Y con todos tus seguidores!–dijo Remiux gritando mientras destrozaba el lápiz de metal con un pisotón abollando el suelo de la nave en el acto.–Miles de años sirviéndole para acabar de este modo; enemigo público número uno de la raza más poderosa del universo.
Se fué directo al panel de control de la nave, giró una manilla y del suelo salió una caja negra con nueve botones blancos en los que estaban inscritos los números del cero al nueve.
Remiux marcó un número de teléfono, y esperó a que contestaran.
–¿Sí?–Contestó una voz al otro lado de la línea.
–Es la hora.–dijo Remiux.–Inicia el protocolo treinta y uno.
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El límite de lo infinito
Fiksi Ilmiah¿Qué me dirías si yo te digo a tí que cada mundo tiene su dios, digamos algo como un protector? Tras ver cómo su madre era secuestrada y su hermano corrompido por fuerzas malignas; Alfredo, Dios de la Tierra tendrá que unir fuerzas con diferentes...