❝ Nakamoto Ami es una chica de 17 años que empieza una nueva vida en Corea del Sur. Tendrá que afrontar tanto problemas del pasado como del presente.
Pero su mayor problema en estos momentos es el siguiente...
Un chico llamado Na Jaemin ❞
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—¡A levantarse! —gritó tu madre abriendo la puerta de tu habitación con agresividad
—¡Ah! —te levantaste de golpe y miraste a tu madre —. ¡Mamá, casi me matas del susto!
—Perdón hija —sonrió —. Pero es que no quiero que llegues tarde el primer día de clase
—Espera —hiciste un ademán —. ¿Que hora es? —miraste a tu madre y esta miró su reloj
—Las siete y media —dijo con toda la tranquilidad del mundo
—¿¡Qué!? —gritaste y rápidamente te levantaste de tu cama—. ¡Me tengo que dar prisa o si no llegaré tarde! —entraste al baño para asearte
—El desayuno ya está listo —dijo tu madre acercándose a la puerta del baño —. Baja cuando estes lista
Dicho eso salió de la habitación y se dirigió a la cocina.
Te metiste en la ducha y te aseaste rápidamente, saliste de la ducha, te secaste y una vez estuviste seca fuiste a tu armario para ver que ropa te pondrías, estuviste un rato mirando y rebuscando en tu armario hasta que encontraste algo decente que ponerte.
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Escogiste una muy casual, ya que no te gustaba demasiado llamar la atención y preferías ser el Casper de la clase. No eras como otras chicas o chicos que les encanta ser el centro de atención.
Después de vestirte y peinarte bajaste a la cocina a tomar el desayuno en tiempo record, ya eran las ocho y no querías llegar tarde el primer día.
—¡Cuidado no te vayas a atragantar! —tu madre se acercó a ti con preocupación, ya que te habías metido la tostada entera en la boca
Pronunciaste unas palabras, o más bien intentaste, ya que tu madre no te entendió nada, y saliste corriendo agarrando la bolsa de comida que había preparado tu madre y tu mochila.
—Chao mamá —dijiste desde la entrada
—Chao —te saludo —. Que tengas un buen día
Saliste de casa con una gran sonrisa y te encaminaste hacia el instituto, por alguna razón presentías que hoy sería un gran día.
[...]
Llegaste al instituto después de unos 10 minutos rondando por la calles, una vez estuviste en frente de él suspiraste y viste la hora, oh no, eran las ocho y media, lo que te decía que habías llegado tarde. Rápidamente te adentraste en él y por los pasillos buscaste tu clase pero no la encontrabas por ninguna parte, no sabias a donde ir.
—Mierda... —suspiraste apoyándote en uno de los casilleros
—Hola —escuchaste una voz cerca tuyo y enseguida levantaste la cabeza —. ¿Estas perdida? —preguntó una chica más mayor que tú quien suponías que era una de las profesoras muy seguramente
