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Soy Malo,Isma

Au en el que Raúl se ve obligado a servir a su país ante una guerra que dura dos años continuos.

La puerta fue abierta de forma sigilosa por el recién llegado soldado, gracias al cielo había llegado sano y salvo a su hogar para poder ver a su lindo esposo.

Su corazón se aceleró al verlo dormir tan plácidamente en el sofá, se veía tan sereno, ajeno al mundo por  completo.

Siempre era igual, parecía estar fuera de este mundo y al mismo tiempo parecía estar analizando cada detalle.

Seguramente se durmió mientras lo esperaba.

Se acercó lento hasta sentarse a su lado, con su mano buena, pues su mano izquierda llevaba puesto un yeso que le quitaba toda movilidad, le acariciaba los cabellos mirándolo con los ojitos cristalizados.

Solo pensar que una persona como él podía llegar a dañar a tanta gente inocente ¿que tal si un día lastima a ismael?.

Un sollozo lastimero hizo que isma despertara poco a poco, los bellos ojos del menor se llenaron de lágrimas de felicidad al ver a su esposo junto a él, no esperó mucho para unir sus labios en un beso lento.

-¡volviste! Sabía que lo harías, eres muy valiente-

Esta vez Ismael acariciaba con cuidado los cabellos castaños del mayor observándolo más a detalle, su brazo dañado le causó tristeza en sólo pensar en todo lo que tuvo que haber pasado para traerle la victoria a su país, algunas cicatrices en su rostro no le quitaban lo atractivo.

Raúl apoyó su cabeza en la mano de ismael soltando más lágrimas que antes, ese acto alarmó a Isma de inmediato.

-te extrañe tanto-

Logró decir Raúl abrazandolo como pudo aferrándose a él con su rostro escondido en el cuello del menor como si en cualquier momento un hombre llegaría a llevarlo a la corte por todo lo que hizo.

Realmente lo había extrañado lo único que añoraba más que nada era poder volver a verlo, aunque sea lo último que viera en esta vida.

-también te extrañe, amor, te extreñe demasiado. Por favor no llores-

Le rogó acariciandole con mucho cuidado las mejillas del mayor.

No mentía, sólo podía esperar a tener sus abrazos y sus palabras de buenos días que lo animaban a seguir

-Soy malo, Isma,...soy muy malo.-

Bajó la cabeza mirando el suelo dónde caían sus lágrimas formando un pequeño charco.

Recuerdos tormentosos de él asesinando a personas sin piedad llegaron a su mente, algunas lo merecían...otras eran personas en el lugar equivocado.

-¿qué? Claro que no, Raúl. Eres un héroe-

Le sonrió obligando a Raúl a mirarlo, este último se resistió y volvió a bajar su vista completamente avergonzado.

Avergonzado de los actos inhumanos que la gente se su país lo consideraban actos heroicos porque lastimosamente no conocían lo que había detrás.

Negó apresuradamente limpiando sus lágrimas tratando de calmarse.

-No. Soy una persona asquerosa, yo soy quien merecía morir en la guerra...no ellos, ellos eran civil...civiles que no tenían la culpa de nada.-

Volvió a sollozar sintiendo su corazón oprimirse en su pecho.

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