Capitulo17

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En la actualidad.

Estaban sentados en dos pequeños pero cómodos taburetes junto con una gran taza de café. Chaeyoung tomaba un mocachino y Jaejoong un capuchino. Era la única cafetería a la que había ido Chaeyoung en la que eran lo suficientemente generosos como para dar una gran taza con café, en las otras daban una tacita pequeña que se la tomaba en dos sorbos.

Jaejoong estaba ensimismado contándole una cantidad de chistes y anécdotas graciosas a su compañera porque le encantaba ver como Chaeyoung se reía.

–Tu sonrisa causa lo mismo que una bala perforando mi pecho –comentó Jae a la vez que esbozaba una tímida sonrisa tras la taza de café.

Chaeyoung paró de reír pero no sacó esa sonrisa pequeña de su rostro.

–¡Oye, eso es malo! –exclamó riendo por lo bajo.

Jaejoong dejó la taza sobre la mesa y miró a Chaeyoung profundamente con aquellos ojos que estaban tan nublados como el día fuera de la cafetería. Por el color, podrías decir que sentías incluso el frío desprenderse de ellos pero de los ojos de Jaejoong solo se desprendía calor y amabilidad.

Completamente diferente a...

–¡No! –dijo Jae entre risas–. Me refiero a que cuando sonríes siento que algo traspasa mi pecho y me quita la respiración.

El muchacho esbozó una pequeña sonrisa y la miró con esos ojos tan tiernos. Chaeyoung se tapó la cara con ambas manos sonriendo jovialmente. Se sentía cómo una verdadera adolescente.

–¿Siempre eres tan directo? –preguntó la detective.

–A veces –se encogió de hombros–. En mis poemas trato de ser más sutil.

Chaeyoung sonrió y se escondió tras su taza de café mientras sostenía la mirada con Jaejoong que solo le propagaba ternura y calor. Sentía que esa mirada la abrazaba y era capaz de entregarle toda esa amabilidad y cariño que Jackson jamás le dio y nadie le ofreció.

La conexión de sus miradas se vio interrumpida cuando alguien comenzó a hablar por el micrófono del local. Chaeyoung se giró levemente para ver a un hombre sentado en un taburete frente al micrófono con un sombrero oscureciéndole el rostro.

–Este poema...–una risa ronca fue lo siguiente que se escuchó–... lo escribí para una joven que no cree en el amor. Y menos en mí.

Al escuchar esa voz, Chaeyoung giró como una veloz gacela y lo observó fijamente.

No podía ser él.

Suspiró.

Tenía que acostumbrarse al hecho de que la sorprendiera. Él mismo le había dicho.

Pero... ¿aquí y ahora?

El hombre se acomodó bien el sombrero sobre su cabeza y la buscó con la mirada hasta dar por fin con ella. Él sabía perfectamente que ella estaba ahí en ese momento. Por supuesto que lo sabía, pero ¿cómo? ¿acaso Jae era un espía o algo así? Chaeyoung lo dudaba. Lo único que creía era que la seguía o algo parecido.

Sus miradas se encontraron y él le dedico una sonrisa algo arrogante pero cautivadora. Chaeyoung solo lo miraba sin poder comprender el por qué. Él se aclaró la garganta, alejó la mirada de la detective y comenzó a hablar:

''Tras esos ojos Celestes,

tras ese océano intrépido

y misterioso,

yo con gusto me hundiría.

Tras esos labios rosados,

tras ese mundo de dulzura,

El Espectáculo (Rosekook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora