Capitulo 14

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Las refulgentes luces blancas de la habitación parecían inyectarle más dolor a sus ojos heridos. Su cabeza le pesaba cerca de una tonelada y un fuerte dolor le recordaba que seguiría por bastante tiempo cada cinco segundos. Intentó abrir sus ojos, pero no pudo. El dolor era muchísimo más grande que su voluntad y curiosidad de saber en dónde rayos estaba. Su garganta estaba seca como un desierto completamente árido, sus labios aún tenían sabor a hierro y estaban tan agrietados que necesitaban urgentemente litros de agua.

Pudo ser consciente de sonidos que se acercaban con lentitud a ella. Ruidos de máquinas, según su intuición. Voces de personas a su alrededor.

La voz de su madre.

También el llanto de su madre. Sollozaba y ella la podía escuchar perfectamente.
Nuevamente intentó abrir los ojos, y esta vez logró abrirlos tan solo un poco. Movió la cabeza de un lado hacia el otro como si tratara de recordar cómo había llegado a esa sala de urgencias.

–¡Rosie! –la voz de su padre, mezclada de tristeza y felicidad repentina resonó en la habitación. Llegó a sus oídos de manera lenta y distante, aún así, lo escuchó a la perfección.

–¡Cállate Seok, la vas a confundir! –su madre gritándole a su padre como siempre.

Chaeyoung no tenía el ánimo suficiente como para pasar por una discusión y tampoco su energía se lo permitía. Sus ojos le pesaban como dos bolas de boliche y se obligó a cerrarlos nuevamente. Sin embargo, era capaz de oír todo lo que sucedía a su alrededor.

–Tiene un par de lesiones graves, una costilla rota y por suerte la bala solo rozó su brazo. No tenemos idea qué sucedió. Tal vez un grupo de vándalos se le abalanzaron y... bueno, por lo menos no hay rastros de que haya sido violada –informó una voz que era desconocida para la detective.

Chaeyoung trataba de recordar lo sucedido, pero su cabeza era un mar de confusiones y dudas, que no la llevaría a ningún lugar concreto.

–¡Yo te dije que este no era un buen trabajo para mi niñita, la podían haber matado! –nuevamente la voz de su madre rompiendo en un doloroso grito.

–Ya no es tu niñita, es una mujer adulta y ella eligió su trabajo –su progenitor siempre había sido así de sereno y tranquilo, parece que siempre creía que todo iba a llegar a un final feliz.

–¿Cómo llegó aquí? –su hermano Hoshi también se hacía presente.

La voz desconocida carraspeó la garganta por unos segundos como si dudara en la respuesta adecuada a esa pregunta.

–No tenemos idea –declaró–. Es decir... vino un hombre junto a ella, dijo que se encargaría de todos los gastos. Y a decir verdad... nos sorprendimos, pues para qué les voy a mentir, es una de las clínicas privadas más caras de la ciudad. Entonces resultó insólito que alguien que no fuera de su familia cargara con todos los gastos.

–¿Quién era ese hombre? –la voz de Yoona, celosa y protectora invadió la sala.

–No tenemos ni la menor idea. Sólo llegó con la paciente y dijo que la encontró inconsciente mientras iba a su casa. El tipo entregó un fajo de dinero que fácilmente supera los cinco mil dólares y dijo que sería suficiente para cumplir con los gastos e incluso sobraría. Tuvo razón, pero no deja de ser sospechoso.

Silencio.

Silencio absoluto en la sala.

–¿Cómo es posible que ustedes no hagan nada porque un hombre extraño vino a dejar a mi hija en esta condición? –nuevamente la voz de su madre quebrándose–. ¡Es increíble, como cobran también deberían tener una seguridad decente!

El Espectáculo (Rosekook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora