Capitulo 24

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La respiración errática y desigual de Chaeyoung ya se había regulado, quizás no por completo, pero sí en gran parte.

Había pasado tanto...había pasado tanto en aquel día que no podía sentirse de otra manera además de abrumada y perpleja. Lo único que podía esperar era que fuera obra de su imaginación y abriera los ojos y despertaría de un sobresalto con la respiración agitada y sudor en su cuerpo por un mal sueño. Pero no era así.

Era la realidad.

Todo había pasado tan rápido que no sabía cómo era posible. La bomba, la explosión, Yoongi...Yoongi...¿estaría bien? Eso rogaba. Eso esperaba con todo su corazón de que fuera así y se sentía tan cobarde tan culpable de haberlo dejado ahí, cuando sospechó que algo así podría esperarse de él. Tuvo que haber sido clara con Yoongi desde un principio y expresarle sus sentimientos... pero, ¿cómo hacerlo, si ni ella estaba segura?

Vio por el vidrio del helicóptero que comenzaban a caer pequeñas gotas de lluvia y se deslizaban por la ventana. Las luces se habían desaparecido casi por completo y solo quedaban unas cuantas esparcidas alrededor de sólo Dios sabe dónde estuvieran volando en ese momento. Chaeyoung infirió que ya se habían alejado por completo de Busan, de la sociedad, del resto de las personas.

Miró a Jungkook .

El hombre lucía agotado y demacrado, aún así con un poco de fuerza. Y Chaeyoung no lo dudaba porque llevaba piloteando no sabía cuánto tiempo y solo se había apretado la herida con un trozo de su camisa para detener la hemorragia, lo cual no iba a ser de mucha ayuda. La detective tenía miedo de que de pronto él perdiera la conciencia y el mando del helicóptero y murieran en el acto, pero nada de eso sucedió porque Jungkook comenzó a descender la máquina de poco hasta detenerse por fin sobre suelo firme.

El hombre suspiró y miró hacia al frente. Gracias a la luz que emitía el helicóptero se pudo ver una cabaña pequeña entremedio de los árboles.

Chaeyoung aún no había despegado sus ojos celestes de él.

—¿Estás bien? —le preguntó con una delicadeza que no era propia de Chaeyoung .

Jungkook tardó un segundo en girar su cabeza y verla directamente a los ojos.

—Mejor que nunca —susurró esbozando una pequeña sonrisa.

Jungkook se sorprendió al prender las luces y que estas aún funcionaran. Titilaban en las ampolletas que colgaban del techo rodeadas de telarañas debido a la gran ausencia de personas a través de los años.

La pequeña cabaña tenía la esencia de ser algo hogareño y tranquilo que fue abandonado a lo largo del tiempo y lo único que quedaba eran muebles cubiertos de una gruesa capa de polvo junto con un olor a humedad en el aire.

Jungkook se movió rápidamente por la pequeña sala de estar y abrió todas las ventanas que pudo, quejándose cada vez que tenía que hacer fuerza con su brazo porque llegaba a molestarle el pecho.

Chaeyoung lo observó con sumo detalle en cada momento.

—Debes curarte la herida —soltó sin dejar de mirarlo.

El hombre, sin hacerle caso, siguió abriendo las ventanas y moviendo las cosas de un lugar a otro. Al no tener respuesta, Chaeyoung buscó con rapidez el baño y trató de encontrar alcohol, una pinza y gasa, no encontró lo último pero tomó un poco de algodón y una toalla. Volvió a la puerta principal y vio que una figura masculina estaba sentada en las escaleras de la pequeña terraza. Chaeyoung se acercó a él con cautela y se sentó a su lado, la madera pareció crujir un poco. La luz de la luna lo bañaba perfectamente y podía ver su delineado y parejo perfil. Sus ojos estaban perdidos en la inmensa oscuridad de los árboles que movían lentamente sus hojas por la caricia del aire que pasaba entre ellos.

El Espectáculo (Rosekook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora