Veintitrés

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Las luces de la ciudad transmitían un enorme resplandor desde la azotea de aquel edificio —apartamento—, donde vivía Minho.

El aire soplaba suavemente contra las dulces facciones del pelinaranja, este cerraba sus ojos sintiendo como la brisa impactaba contra su rostro provocandole cosquillas sobre su piel. Minho se posicionó a su lado extendiendo le una taza de café que el menor no dudo en tomar con una sonrisa. Hace unas horas atrás se habían despedido del pequeño JeongIn decidiendo ambos Lee ir a la casa del mayor de estos.

— Felix— la atención del menor fue dirigida hacia el chico a su lado — te quiero.

Esto tomo por sorpresa al de pecas, puesto que su mayor nunca le acostumbraba a decir o demostrar sus sentimientos. Al menos que se tratará de Jisung, pero ese era otro caso.

— ¿Por qué me dices eso hyung?— preguntó el de pecas.

El mencionado bajo la cabeza soltando una pequeña risa.

— No quiero que nadie te lastimé Felix— mordió su labio — ya te han lastimado lo suficiente, no quiero que te vuelvan a tratar mal o ilusionarte. Quiero que cures tus heridas no que hagas más de las que ya tienes, quiero ayudarte a sanar pero no sé cómo. Es más, pareciera que las personas que alguna vez te lastimaron saben cómo hacerte sentir bien y sonreír, y me siento mal cuando pienso que ellos te ayudan más que yo.

El de pecas colocó su mano sobre la de Minho, dejando un corto beso sobre la mejilla de este que tomo por sorpresa al mayor.

— Créeme que de todos, tú eres el único que me ayuda hyung— sonrió con dulzura — yo también te quiero, Minho hyung.

El Lee mayor imitó la acción de Felix, pintando una sonrisa en su rostro.

— ¿A cuantos no le habrás dicho eso?— bromeó.

— ¡Te juro que eres el único hyung!

Una palabra: ChangLix.

AT MY DOOR LOVE NEVER CAME BACKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora