Un regalo tierno e inesperado

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Las hojas anaranjadas y rojizas, la brisa, y el vapor emerger de la boca al hablar creaba un ambiente muy relajado camino al instituto. El paisaje común del diario trayecto le parecía particularmente hermoso y estaba feliz ya que esa semana de Octubre ocurriría un acontecimiento que disfrutaría al máximo, así que nada de lo que sucediera le quitaría la gran sonrisa en su bronceado rostro.

No prestó atención a la mayor parte de las clases, como de costumbre.

—... una obra para el festival.

El grito de las chicas en el salón no se hizo esperar y cada uno de los varones quedó con un pitido en sus oídos.

— Podrán postularse para los papeles o bien escoger candidatos del sexo opuesto como personajes principales. —el timbre sonó y la maestra abandonó el salón con una sonrisa maliciosa sabiendo que todo quedaría en manos del delegado y su secretaria.

— Lo más democrático será elegir tres nombres femeninos y masculinos para protagonistas. Después repartiremos los secundarios. —la clase apoyó al unísono con alegría; en gran parte las chicas. Karin tomó la tiza y escribió su nombre en el pizarra, a nadie le pareció importar ya que ella siempre hacía lo mismo cuando se trataba de elegir un cargo o papel en el salón— ¿Otro nombre? —emergieron varias manos al aire para postular a las personas que harían los papeles de la obra, pero una cabeza hueca no estaba prestando la debida atención a la reunión.

¿Naruto-chan? —la rubia estaba en otro mundo; uno en el cual era el jefe supremo y luchaba contra las fuerza alienígenas que querían destruir la Tierra de...— ¡Na-Naruto-chan! —expresó Hinata en susurros una vez más, zarandeando su brazo con prisa.

¿eh? Oh... Hinata. Lo siento, estoy algo distraído.

— Con la mente en la nada, normal. —acotó el castaño con una sonrisa burlona.

— Di lo que quieras, Kiba, no me molestaré. —respondió sacando la lengua con una sonrisa— Dentro de tres días será mi...

— ¡Cumpleaños! —expresó sin elevar mucho la voz y cansado de escucharlo desde inicios de mes— ¡Ya no me lo recuerdes!

— Sí, lo sabemos. —acotó Hinata— Pero deberías prestar atención al pizarrón, Naruto-chan.

— ¿Qué? ¿Por qué? —llevó la mirada hacia delante y sus ojos se abrieron de par en par— ¡QUÉ HACE MI NOMBRE AHÍ!

¡Nosotras la postulamos, Naru-sama! —expresaron un trío de chicas muy parecidas— ¡También postulamos a Gaara-sama!

— Sasuke-kun y...

— ¡¿MASAMUNE?! —Kiba arrugó la frente y golpeó la banca con los puños cerrados. Con ojos lloroso, se levantó molesto ante los nombres escritos— ¡Por qué no estoy yo!

— ¡Borra mi nombre-dattebayo!

— Lo lamento, Inuzuka-san, pero las chicas escogen a los hombres y viceversa. —la depresión en el castaño parecía convertirse en un agujero negro absorbiendo la felicidad en cada rincón del curso.

— Podemos participar como extras, Kiba-kun. —expresó la peliazul para darle ánimos mientras la rubia seguía gritando para ser eliminada de la lista femenina.

Pero-tú-ya-estás-postulada... —manifestó con voz de ultratumba y Hinata contempló con angustia su bello nombre escrito debajo del de la rubia.

— ¡Freedo! ¡Quita mi nombre!

— Vamos a votar. —el delegado ignoró a Naru y el salón empezó a dar sus votos; entrando en pánico al ver que su nombre y el del idiota llevaban la mayoría. Kiba lo tomó del brazo y le susurró algo sin que nadie lo notara; excepto Gaara.

Encontré el amor en el fin del mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora