¡UN FANTASMA! No, un clon.

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«Delicioso... »

Saboreó sus labios mientras enseñaba los colmillos y se acercaba un poco a su presa « Me pregunto por qué no ha huido...» Se detuvo a pocos centímetros. «¿Por... Por qué...?»Saboreaba el pequeño y carnoso, cálido cuerpo, pero su cabeza no se movía ni un milímetro «¿Quién... es esto?» Los suaves gruñidos resonaban y se perdían en la inmensidad de la iglesia «¿Quién... eres?» Un leve brillo emergió en sus oscuros ojos.

Una terrible opresión llegó a su pecho, en su corazón, pero no era a causa de la herida... No. El dolor en su interior era por verla allí, en sus brazos.

« ¡ugh! » Realizó un movimiento suave con sus hombros por la punzada en su cabeza «Re... cuerdo... Yo no... quiero... quién... Hambre...» Las lágrimas emergieron sin autorización.

Sus ojos se opacaron por completo y el hocico se abrió tanto como para que entrara su cabeza en él.

Sasuke... —murmuró acurrucada en sus brazos con sus ojos ocultos en su flequillo. Él se detuvo.

«¿Eh...?» Ella se levantó un poco sin mirarlo y le dio la espalda aún rodeada por las cálidas patas del animal.

— Recuerdas... ¿cómo fue nuestro... primer encuentro? —su voz era suave y pausada. Calmada. Melancólica. Tenía la vista en el suelo— Eras frío y tenebroso... En ese entonces creí que realmente eras una persona cruel. —Mientras recordaba sus propias palabras, ella sonrió con dulzura y calidez. — Tienes muchas responsabilidades y tienes que manejar las esperanzas de muchísimas personas...

«Está... hablando...»

— Por eso... T-tienes que... —ella apretó la mandíbula con fuerza, los puños, las lágrimas rodaban una vez más por sus mejillas— ¡Tienes que salir de esa oscuridad! —gritó en su dirección levantando la mirada directo a sus ojos— Eres importante para mí... —expresó con las mejillas rojas y los ojos muy abiertos, nublados por el llanto.

«pero no... no logro...»

— Sasuke... —ella se ocultó en su pecho mientras lo rodeaba de con sus delgados brazos— No vayas a olvidar esto, sí. —su voz era entrecortada por el lamento, golpeaba con suavidad su pecho sin lastimar su herida; eran más como caricias— No importa qué tan doloroso sea de ahora en adelante tú... tú no olvides lo amable que has sido... No lo olvides...

«Quisiera... entender... lo que dices...»

Ella apretó los puños en su pecho y cerró los ojos con fuerza. ¡Ya no le importaba nada! Lo único importante para ella en ese terrible momento... era él. Que se recuperara, que volviera a ser el de antes, que no se perdiera en la oscuridad de esa transformación porque... porque...

Se apartó de él para mirarlo a los ojos. Directo a sus profundos y cálidos ojos onix.

— ¡Yo no te odio, Sasuke! —la mirada del animal seguía puesta en ella, seguía siendo fija y perdida— ¡Nunca lo haría, porque...! ¡Porque...!

«No quiero... No quiero olvidar... a...»

Las lágrimas en el animal rodaban cada vez más y más al notar el dolor en esos ojos azules.

— ¡Porque te amo, de veras!

Esos bellísimos ojos azules como el mar, como el cielo «¿Naruto?» bañados por la desesperación, por el sufrimiento.

El brillo regresó.

Parpadeó un par de veces y notó lo destrozada que se veía. ¿Por qué estaba así? ¿Acaso él le había hecho algo? — ¿Eh? —la tomó por debajo de los hombros y la colocó con suavidad a un costado— ¿Sasuke? —se levantó con un poco de dificultad y caminó varios pasos hasta el centro de la construcción.

Encontré el amor en el fin del mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora