¿Quien debe disculparse?

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El Consejero Koi no dejaba de caminar de un lado a otro en la sala principal. La ansiedad no sólo estaba presente en él, sino en todos los ministros del Futuro Rey que no quería ni escuchar la mención del planeta Tierra o terminaban en las mazmorras por un par de días.

— ¡Y yo pensé que ya habíamos alcanzado la estabilidad! —exclamó tirando de su cabello sin dejar de caminar en la sala.

— Sin duda alguna, Consejero Koi, esta disputa entre Naruto-sama y Sasuke-sama es por mucho la peor hasta la fecha.

— ¡No es la peor! —respondió alarmado— ¡Parece ser la última, Juugo!

— Exagera. —replicó calmado, pero muy en su interior sentía que el resentimiento de Sasuke hacia la posible ex-Futura Reina sobrepasaba los límites de todos en el palacio.

— ¡Exagero! ¡EXAGERO! —repitió tomando asiento cuando la sirvienta le llevó su tan ansiada taza de té— ¡Naruto-sama logró cambiar los peores aspectos del Príncipe Sasuke en menos de un año! ¡El país no ha pasado una mejora como esta en los últimos cinco y todo gracias a la dulce actitud de Naruto-sama! ¡Es lo mejor que el Príncipe ha podido ganar! ¡Necesitamos que vuelva para que el Príncipe Sasuke deje esa actitud sádica y reprimida que tuvo hace años! ¡Un Rey feliz guía a un pueblo feliz!

— Si no mal recuerdo, Consejero, usted estaba en contra de este matrimonio.

— Lo estuve, Juugo, lo estuve. —expresó ya más calmado después de beber el té— Pero debe comprender que la estabilidad de este Reinado sólo se logrará si una mujer tan especial como Naruto-sama se vuelve esposa de nuestro Futuro Rey.

Juugo cerró los ojos por un momento.— Si tan sólo el Príncipe no se opusiera a abrir la puerta... —meditó para sí, pero todos lo escucharon.

— Debe haber una manera de que uno de los dos pase al mundo del otro. ¡Estoy seguro que así se solucionará el problema y el príncipe Sasuke volverá a ser feliz!

— ¿Una manera? —Juugo se cruzó de brazos por unos segundos. Abrió los ojos con una idea que podría costarle prisión por unos días, pero si lo manejaba con cautela lograría que ambos se volvieran a encontrar; era lo único que no habían probado para que Sasuke tuviera comunicación con la Tierra.

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¡HIIAAAAA! —el golpe seco de los cuerpos en el suelo del gimnasio al mismo tiempo pusó el rostro azul en los que aún permanecían de pie; temerosos de ser el siguiente.

¡Pss! Maestro. —murmuró uno de ellos— Por qué... ¿Por qué mejor no deja que Kiba y Naruko luchen entre ellos? Ambos parecen, eh, querer acabar con nosotros. Desde hace un mes ya nadie disfruta del club por temor a recibir una paliza de esos dos.

Cuando ambos enfocaron el centro, tanto alumno como maestro, vieron un nuevo par de estudiantes golpear el suelo con una llave mortal. — Sí... Tienes razón. —dijo concentrado en las técnicas: si bien Kiba atacaba con fuerza destructiva, Naruko demolía al contrincante con agilidad.

— ¡KIBA! ¡NARUKO! ¡AL CENTRO!

— ¡Soy Naruto, con un demonio! ¡NaruTO! —refunfuñó mientras se colocaba en el lugar con un pose ofensiva, similar a Kiba. Sus ojos se posaron en el otro, pero no parecían concentrados en la persona delante de ellos, sino de alguien más. El docente dio la señal para atacar: Kiba apretó los puños y la mandíbula para lanzarse sobre un Kiba estúpido que hizo llorar a Hinata, mientras Naruto atacaba a Sasuke con ira.

Encontré el amor en el fin del mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora