Capitulo 9- Comando Eloysius

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-"El día que todos anhelábamos al fin ha llegado, hoy y solo hoy cruzaremos todos hacía la zona de paz, seremos libres de toda esta calamidad, volaremos cual paloma liberada de jaula de oro, rugiremos cual león de circo, y nos mantendremos unidos cual banco de peces nadando contra corriente.

Amigos míos, compañeros, hermanos, juntos hemos llegado hasta aquí, a un solo paso de nuestra salvación, pero también a un solo paso de sentenciar nuestra muerte, tan solo una desobediencia, tan solo una caída, tan solo un paso en falso basta para sentenciarnos a cada uno de nosotros y a cada uno de nuestros futuros, debemos estar atentos, debemos estar al cien por ciento porque aquí y en este único instante es cuando sabremos qué sucederá con nosotros, nuestros compañeros, nuestra sangre.

Si queremos vencer, debemos prevalecer, y cuando crean que ya no pueden más piensen que aún hay un diez por ciento que no han usado, es por el bien de ustedes y de su motivo a vivir.

¡Hoy! Hoy es el día en que todo por lo que cada uno de nosotros hemos pasado valdrá su parte y entenderemos cual es el motivo por el que seguimos en este mundo y subsistimos.

Hoy, veremos la muerte cara a cara y nos reiremos de ella, porque hoy no es un día para morir, hoy es un día para ver el Sol brillar y la Luna destellar, así que les pregunto, ¿Qué quieren hacer hoy? ¿Morir cual cucaracha aplastada o vivir cual Fénix dorado?

¿Quieren vivir no? ¡Entonces demostremos esas ganas de vivir! Así que "Viel Erfolg!", ¡Vivamos un día más para contarlo!"- Con estas palabras Eloysius motivaba a sus soldados pues el día que todos anhelaban pero a la ves temían al fin había llegado, tras finalizar su discurso y organizar los grupos y estrategias ya pulidas Loy se volvió hacia mí y me dio un fuerte abrazo, volvió a decirme la importancia de la espada y me reiteró que si algo llegaba a pasarle no debía volver a por él, debía llegar a la zona de paz sin importar quién o qué se interpusiera o simplemente derivara , Loy me dio un último abrazo y me dijo lo siguiente

-"Sami, estás destinada a vivir, vive y se feliz, no dejes que ninguna circunstancia opaque quien eres o quien quieras ser, aún eres joven, tienes mucho tiempo para volver a enamorarte, para aprender lo que aún no sabes, para explorar, para investigar y para ser quien eres, no dejes que nadie te diga quien debes o no ser, no dejes que se interpongan entre tú y tus sueños, tú no eres como la Luna, eres como el Sol, una estrella, una de esas pocas que brillan con tanto furor que a pesar de estar a millones años luz de nosotros podemos percibirlas, Sami, eres mi estrellita, por favor, sin importar lo que suceda, hoy o mañana, nunca dejes de destellar ".

Las palabras de Loy fueron tan conmovedoras que derramé una lágrima y antes de que pudiera saber qué había sucedido ya estaba en sus brazos, sintiendo esa bella calidez que solo Loy podía hacerme sentir y aunque podía comprender por la seriedad y amor con la que profesaba esa tenue confesión que el sentido que le daba era uno de despedida, por si algo llegaba a interponerse entre nosotros y el lazo que había sido tejido, hilo por hilo, nudo por nudo, encrucijada por encrucijada, con un danzar de ligeros movimientos, cadenas estremeciéndose y situaciones en las cuales casi se reduce todo a un continuo cero, pero al final de todo este estrepitoso danzón había conseguido a este humano, este pedazo de ángel, y sin importar qué infierno tuviese que presentárseme o que pecado más inhumano debiese cometer, estaría bien mientras el justiciero de mis pesadillas siguiese en este mundo trenzando bajo la Luna.

Así fue como Loy me dejó en ese melancólico momento, los camiones que nos transportarían hasta cierta zona donde ya no existía la posibilidad de ello arribaron, los pueblerinos a los cuales se supone debíamos proteger fueron subidos al transporte uno por uno, posteriormente, nosotros como soldados también subimos, Loy iba en mi misma camioneta, se encontraba en la parte de enfrente a un lado del encargado de manejar, llegamos sin problema a la primera zona de combate o zona de peligro, como deseen llamarle, estaba bastante tranquilo en realidad, lo suficiente como para pensar que había un error en tanto silencio, íbamos a descargar a los civiles cuando Loy dio la orden de silencio, todos nos quedamos en total quietud, sin un solo latido resonando aunque si me lo preguntaran a mí, la incertidumbre y adrenalina no mantenían a este órgano en situación de paz, se meneaba y bombeaba cual disparo de ametrallador, y con todo y un arma letal en mi interior todo se mantenía en completo silencio, cualquier sonido en el momento se hubiese disipado en el vacío. Todos esperaban una señal, un indicio, una respuesta a esta quietud que causaba inquietud , así pasaron unos minutos, pero Loy desistía de realizar la siguiente movida, Loy decidió entonces dar un paso al frente y observar más de cerca, justo cuando se levantó de la posición acuclillada en la que todos nos encontrábamos llegó ese vislumbre que tanto augurio nos había causado, una bala, un tiro, una muerte, un segundo en todo este mundo de tiempo había bastado para cobrar la primer vida, era una emboscada, la primer bala había atravesado al conductor de nuestro transporte, Loy gritó en ese momento:

-"¡Contrataque!"

Todos nos cubrimos con el metal del camión y los civiles se recostaron boca abajo dentro de donde iban, Loy tiró a nuestro conductor a tierra, pidió por él en cuestión de segundos y se dispuso a manejar hacia los adentros de la zona de riesgo, nosotros como soldados disparábamos a cualquiera que no portase nuestro uniforme hasta que los números se fueron reduciendo poco a poco, era una minoría quien nos atacaba por el frente, lo que no sabíamos era que Loy podría estar conduciéndonos hacia un peor infierno.

A toda prisa y sin consciencia Loy manejó y manejó como si de un piloto de carreras se tratase, no logró avistar las fuerzas enemigas que encarnaban en ciertas bombas de presión, estas mandaban volando a cualquier peso que se presentara en su zona, Loy no logró verlas a tiempo y cuando desperté había un pitido en mi presencia auditiva que no dejaba de molestar, me miré, sangraba de los brazos y pies, decidí levantarme como pude con la poca fuerza que me quedaba, ya de pie miré a los lados, todo ardía en fuego, nuestro camión había sido consumido por llamas, observé mi alrededor, cuerpos de civiles y soldados, caí en cuenta que no veía a Loy entre ellos, comencé a apanicarme, tanto que olvidé que un vehículo en llamas cargado de combustible no era un escenario que me gustaría presenciar, caminé hacía el camión pues Loy iba manejando antes del incidente y justo en el instante en que me asomé para mirar el asiento delantero escuche como una voz gritaba mi nombre y luego de eso solo sentí mucho calor y escuché un gran estruendo.

Me desperté en un edificio que parecía abandonado, a mi lado estaba Richard en el piso, parecía estar dormido, en eso escucho una voz que dice:

-"¡Despertaste!, me alegro que estés aquí conmigo una vez más"

Era Loy, se estaba acuclillando frente a mí para darme un abrazo,

-"¿Qué pasó?, dije yo como era de esperarse,

-"Iba manejando a toda prisa para escapar de la trampa que nos había tendido, olvidé que estábamos en campo de batalla ya visitado anteriormente por los enemigos y seguí manejando, llegamos a una zona de bombas de presión, mandó volando en pedazos la carrocería y a nosotros con ella, desperté con los gritos de este grandulón, él me cargó y llevo lejos de las llamas, estaba inconsciente de lo sucedido, Richard me comentó lo que te dije antes, y de un instante a otro me percaté de que faltabas tú, Richard dijo que había sondeado la zona y los únicos que sobrevivíamos éramos él y yo, que no había caso, en eso escuchamos que se estaba liberando algo de presión, la camioneta estallaría, miramos a la vez y te vimos intentando subir a ella, corrí con la mayor velocidad que mi cuerpo me lo permitía mientras Richard me decía que no lo hiciera pero yo solo gritaba tu nombre y saltaba obstáculos, llegue lo más cerca que pude de ti y salté, te tomé en mis brazos y rodamos con la velocidad que llevaba antes, logramos alejarnos lo suficiente antes que el camión explotara... Tras la explosión me di cuenta de que Richard me había seguido hasta ti, pero él no había logrado saltar fuera del camino... Me salvó la vida... e intento salvar la tuya, es todo un héroe"

Miré hacía donde estaba Richard, no dormía, yacía en la penumbra del fallecimiento, recuerdo haber gritado a Loy que no era algo posible, no debía ser algo real, no podía serlo, Richard el buen leñador nos había dejado para algún otro destino, ni su fábrica, ni su empresa de muebles serían reales... todo había terminado para él... el buen Richard, destruido por el comando Eloysius.

A mi chica de la Luna: Omne initium habet finemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora