CAPÍTULO 20

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Pero aquí estaba. Caminando allá después de decirle a las chicas que lo sentía, pero debía ir.

Me sentía como una estúpida. Si era una trampa, iba a matar a las dos. No podía hacerme lo mismo de nuevo. Pero aquí iba, otra vez.

Pateé la piedra, miré como rodaba. Piensa, puedes irte o quedarte. Seguir o dar la vuelta.

Mierda.

Pero paré en seco, alzando la vista. Estaba en el cementerio. Tragué saliva. Caminé a paso lento. Recordé como era llegar a la lápida según las indicaciones de Ally.

Solo eran las lapidas, una cruz y algunas flores la rodeaban. Había un camino que seguir de tierra y a los lados puro césped. No era real, era sintético. Se notaba el verde tan sin vida del plástico.

Se sentía terrible el ambiente. Silencio y tristeza. Una pesadez que se colaba en el pecho y te daba escalofríos. No me gustaban los cementerios, la muerte.

La muerte era tan temible. Al menos para mí. Podría ocurrir en cualquier momento, y el perderse de algo lindo en esta extraña vida; era tan doloroso.

Angélica. Me dolía pensar que se fue, la quería mucho. Siempre era muy graciosa y tierna. Nos cuidaba mucho. Nos mimaba con leche y galletas y esas historias raras que parecían ser sacadas de un libro. Pero siempre le creíamos a la abuela.

Cuando estuve cerca, alcé la vista. Fue que miré a un grupo pequeño de personas reunidas frente a una lápida. Una persona decía unas palabras. Pero me sentí aturdida, no escuchaba lo que me rodeaba.

Era doloroso. Era real.

Los Jauregui estaban aquí. Algunos hijos y nietos de la abuela Angélica, pero no todos. ¿Por qué no vendrían con ella? Fue una gran persona. Merece que estén con ella.

Fue que a lo lejos, vi a Lauren. Chris no decía nada, solo mantenía la mirada fija en la lápida abrazando a Taylor, quien lloraba en silencio. Clara era consolada por Mike. Pero Lauren, ella lloraba como si su vida dependiera de ello. Se abrazaba a sí misma y miraba a la nada, de seguro recordando.

Solo me quedé ahí, observándola. No pude no llorar.

Al término del homenaje, algunos familiares se fueron rápidamente. Otras se quedaron a lo lejos. ¿Debía acercarme? ¿Cómo?

Caminé a paso lento. Lauren estaba en el mismo lugar de su familia, pero aun así, tan alejada de ella. Me daba la espalda y no supe que hacer.

A unos metros, algo llamó su atención. Pues volteó a un lado y luego sin querer miró detrás, nos vimos. Cuando pareció aclarar su mente y confirmar que era yo, pareció tan sorprendida.

— Camila... — no supo cómo seguir, pues las lágrimas regresaron. Los Jauregui la miraron confusos por el nombre que debió haber dicho.

Mantuvo su lugar, no se alejó ni se acercó. Yo también.

Vamos, Camila. Tal vez ambas necesitemos un cierre. Este podría ser. Podría ser para ella y ella para mí. Pasamos momentos y fuimos amigas, luego parecimos ser algo y al fin nada. Pero ambas siempre nos apoyábamos.

Y decidí hacerlo. Solo por lo que un día fuimos. Por los momentos que pasamos y las risas que parecían ser sinceras.

Esta sería la última vez. Un adiós.

Ambas lo pensamos, pues sin más se acercó a mí. Yo también caminé hacia ella, y fue que sentí que se lanzó a mí en un abrazo.

Pasó sus manos por mi cuello y abracé su cintura firmemente aunque estuviera temblando. Ella estaba igual. La abracé con fuerza mientras escuchaba como sollozaba y se deshacía en mis brazos.

Como si pudiera gustarte |#CAMREN#|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora