CAPÍTULO 3

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Llegué al salón y ya había maestro. Irónicamente, tenía apuntado cálculo en la pizarra.

— Tarde. No debes llegar tarde, me gusta la puntualidad. Deben tener más responsabilidad. La puerta se cierra a las siete en punto. — odiaba cuando me trataban de ejemplo de cómo no se deben hacer las cosas. — Y viene acompañada, ¿Ya se les acabó su tiempo del té? — miré confundida y entendí que detrás de mí venía Lauren.

A esta chica le encantaba el peligro puro.

— Sí, larga hora del té. Perdón, profesor. — y le dio la razón, entrando como si fuera su casa. Me senté en mi lugar de siempre, fingiendo demencia por las últimas palabras de Lauren y el profesor.

— Ya quisieras que cruzara palabra contigo. — murmuró Dinah a Lauren cuando me senté, Lauren la ignoró. Normani fingía tener arcadas. Me reí, nerviosa.

La puerta volvió a sonar minutos después. Una chica con cabello castaño rojizo pidió la entrada. Me quedé perdida mirándola.

— Increíble, ¿Alguien más va a llegar tarde? — el profesor malhumorado, le dio la entrada.

La chica rodó los ojos y entró, la seguí con la mirada. Se sentó delante de Normani, a mi altura, estaba a un lado de mí. Mierda.

Se sentó en el asiento casi acostándose. Camisa negra, chaqueta y pantalones de cuero. Suspiré. Era muy sexy.

Con su actitud desinteresada, escuchando música toda la clase. Con cara de que odiaba estar ahí mismo. Era hermosa.

— Mierda, necesitamos una canoa. — Dinah habló claro detrás de mí, Normani miraba atenta. — Es que Camila ha mojado todo aquí. — señaló el suelo y la morena soltó una carcajada, consiguiendo que la regañaran. Dinah se aguantaba la risa.

— Eres asquerosa. — le dije, golpeando su rodilla. Mis amigas eran un tanto... peculiares.

Pero no podía negar lo hermosa que estaba la chica. Parecía que mis ojos tenían un imán, porque no podía dejar de verla.

***

En el almuerzo, Dinah y Normani hablaban de la pijamada del viernes. Fue un descontrol. Jugamos a verdad o reto, yo pedí una pizza a un lugar inexistente, y Normani y Dinah se besaron. Juro que no creí que lo hicieran.

Ambas chicas bromeaban tanto sobre su sexualidad, que ya no sabía si eran tan heterosexuales como decían.

En una mesa del al lado, estaba la chica nueva. En su teléfono, sola.

— Es una chica muy bonita. — me animé a decir, interrumpiendo su plática.

— Hey, llevas todo el día mirándola. La vas a desgastar. — pero aun así, Normani también la miró.

— ¿Por qué no le dices que venga? Sé que te avergüenzas de que seamos tus amigas, pero es hora de que tengas novia. — puso una mano en su pecho, mientras con la otra, se quitaba una lagrima falsa.

— No sé qué decirle. Será vergonzoso. — negué, no sabía coquetear para nada.

— Solo, di: "Hola, soy Camila. Soy lesbiana y me has hecho sentir... — la miré, sabiendo que diría algo fuera de tono. Ella se rio. — Me has hecho sentir muchas cosas, ¿Quieres se mi novia, chica sexy?" — negué, para Dinah era tan fácil.

— Si no te levantas y le hablas, me levantaré yo y le diré que le gustas. — Normani advirtió. Negué, no lo haría. Se levantó, dio unos pasos y supe que si lo haría.

Me levanté y la alcancé, primero le di un golpe en la cabeza por hacerme hacer esto.

— Que rápido crecen los niños. — subió la voz Dinah para que la escucháramos a ella y su tono nostálgico.

Como si pudiera gustarte |#CAMREN#|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora