Capitulo 0

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Cuenta la historia que en mucho tiempo atrás los ahora llamados "cuentos de hadas" en realidad eran anécdotas que había pasado con certeza en otros reinos alrededor del mundo, estas, no sólo era alguna fantasía escrita por alguna persona con mucha imaginación. Sí existió muchos reyes que fueron los protagonistas de historias que parecían cuentos de hadas, historias llenas de amor y esperanza, pero por el bien de muchas mujeres de los pueblos se decidió que creyeran que esos cuentos solo eran historias ficticias, y así evitar que muchas se hagan tontas ilusiones como que algún día algún príncipe llegará a casarse con alguna de ellas por una zapatilla de cristal o porque simplemente necesitaba que alguien lo amara para romper un hechizo y dejar de ser una bestia. Todo y cada una de esas historias solo quedaron en los libros de hadas donde al parecer permanecerían ahí para siempre.

Con el paso de los años, a cada mujer plebeya de los pueblos les quedó claro que los cuentos solo serán cuentos, además, no querían repetir de nuevo aquel vergonzoso acontecimiento cuando en un tiempo atrás muchas quedaron solteronas y viejas por estar esperando a su príncipe azul, y otras besaron cientos de sapos con la esperanza de que alguno se convirtiera en príncipe, pero lo único que les llegó fue enfermedades.

Ahora los libros permanecían en las bibliotecas llenos de polvos y ratas, o eso se creía. Un nuevo libro se comenzaba a escribir, pero este libro no sería como los otros.

- Marinette Dupain-Cheng, ¿es ese tu nombre? - Le pregunta el rey de París, Gabriel Agreste, a la bella plebeya de cabello azul oscuro y ojos celeste.

- Así es, Majestad - respondió la chica algo tímida, con una voz delicada y su mirada fija al suelo de aquel lujoso, grande y maravilloso castillo como si este fuera más interesante que cualquier otra cosa.

- Dime, ¿eres la doncella que no se presentó ayer con las otras? – El rey la mira atentamente esperando su respuesta a la vez que pensaba.

"¿Ella sería una buena elección para casarse con mi hijo como castigo por ser tan egoísta, además mujeriego e irresponsable?, ¿será ella quien podría cambiar su forma de pensar y dejar a un lado esa tonta idea que tiene de que las mujeres solo les interesa el poder, tener miles de vestido y joyas?"

Estos y muchas más preguntas se hacía el rey, quien para su suerte, sí conoció el amor. Él conoció el amor cuando vio a Emilie, la madre de su hijo, una excelente mujer, tierna, cariñosa y poseedora de una deslumbrante sonrisa que con solo verla logró enamorarlo, aunque ella ha pasado los últimos años encerrada en un cuarto por culpa de una enfermedad que poco a poco la está llevando a la muerte. Desde el momento que Adrien supo de la enfermedad de su madre se ha salido de las manos de su padre y por eso él necesitaba darle una lección.

- Así es, su Majestad. - Respondió por fin Marinette, después de haber dudado por unos minutos, además que en sus expresiones se podía notar algo de miedo, ya que pensaba que el rey la castigaría por no presentarse en el castillo como él lo había ordenado.

- Dígame la razón por la cual no pudo asistir, pequeña. - Le pidió amablemente mientras agarraba una copa de vino y tomaba con delicadeza un pequeño sorbo mostrando mucha elegancia, para después dejarla de nuevo en la bandeja de plata.

- Con todo respeto, majestad, pero me enteré de su intención. – Gabriel la mira algo confundido y ella continúa explicando. - Escuché que obligaría al príncipe Adrien a casarse con una plebeya para así castigarlo por su comportamiento y creo que es algo imprudente, todas sabemos que el príncipe podría hacer la vida imposible a la mujer elegida por usted.

Por primera vez Marinette alza su cabeza con mucha seguridad. – Además, quiero casarme con un hombre que me ame. - Añade.

- Pero... ¿y sí tú fueras la elegida para casarse con mi hijo?, tendrías joyas, muchas riquezas, además mi hijo será el futuro rey de París, todos estarían a tus pies obedeciéndote... serías reina. - El rey la estaba poniendo a prueba, quería ver su reacción y aunque no tenía muchas expectativas, se sorprendió al ver como Marinette lo mira indignada y dejando atrás a una mujer tímida le contesta algo molesta.

- Con todo respeto, majestad, no todo en la vida es poder, yo veo como cada día y noche mis padres, unos humildes panaderos, que a pesar de tanto tiempo juntos aún se miran con amor. Así que he comprendido que ese es el propósito de la palabra amor. Amar a las personas y entregar mi vida a quien me ame como yo estoy dispuesta a amarlo. El dinero y el poder no es amor así que no me interesa.

El rey mira con admiración a Marinette, porque ella tenía algo que las otras chicas no mostraron, dignidad, y sobre todo amor para dar, una reina así al lado de su hijo sería perfecta, pero el príncipe se tendría que dar cuenta de la valiosa mujer que tendrá a su lado y no hacerle su vida un infierno.

- Perfecto, pequeña, retirase... mañana mandaré un carruaje para que le traiga sus cosas, porque se casara con mi hijo en unos días. - Declaró el rey y ella sintió como el miedo recorrió su cuerpo.

- Pero, majestad... - Estaba claro que ella no quería casarse y eso convenció aún más al rey de que Marinette era una buena elección para su único hijo, una chica que no le interesara el poder, eso era difícil de conseguir en esos pueblos.

- Nada de "pero", pequeña, ya lo he decidido y así será...

Mi Reina( Marinette X Adrien ❤)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora