Capítulo 17

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Alba 


Otra vez unida a un tren.

Tenía claro que estos meses me los iba a pasar metida en ellos, al menos hasta que alquilara un piso y me mudara completamente. Tras la gala de los premios Forqué, algunos ya se habían ido a Madrid puesto que la mayoría teníamos la primera reunión con Universal. En mi caso tuve que volver a Elche porque el equipo de fútbol de la ciudad me había invitado al partido del domingo para hacerme un recibimiento delante de la afición. Me había hecho muy ilusión pisar el césped del estadio y ver desde abajo a todas esas personas aplaudiendo mientras yo posaba con la camiseta del equipo. Antes era yo la que estaba arriba, es increíble cómo habían cambiado las cosas.

A pesar de tener la reunión mañana estaba viajando ya a Madrid con un motivo claro: Natalia.

Ella ya estaba allí, como es obvio, y debido a que tampoco tenía reunión hoy, quedamos en pasar el día entero juntas, absolutamente solas. No es que no quisiéramos estar con nuestros compañeros, para nada, simplemente nos apetecía aprovechar el tiempo en el que ellos estarían ocupados manteniéndonos ocupadas entre nosotras. Un día de intimidad simplemente, que tanta falta nos hace. Estoy segura de que si supieran los motivos lo entenderían.

No quería ocultarles lo nuestro, pero yo era de las que pensaba que primero teníamos que tener claras las cosas nosotras antes de contar nada, y como no quería correr y creía que la mejor opción era dejarnos llevar, por el momento iban a seguir ajenos a todo.

El taxi me dejó en la puerta del hotel y me crucé con tres fans que se sorprendieron al verme, seguramente estaban esperando o habían visto entrar a otro de mis compañeros y no contaban con mi aparición. Sin embargo, la que se llevó la sorpresa más grande fui yo, que tras atenderles y entrar al hotel me encontré a Natalia sentada en un sillón de la recepción. Esperó a que me dieran la llave de mi habitación y nos encontramos en la puerta del ascensor, donde me acogió entre sus brazos mientras éste venía.

—Cuando me dijiste que me recibirías no esperaba que iba a ser en la entrada del hotel.

—Venía de fumar y decidí quedarme esperando, no me podía aguantar, tenía muchas ganas de verte —sonreí contra su pecho.

—Estás muy guapa.

—Anda que tú —me miré de arriba abajo y la miré irónicamente—. ¿Qué? Para mí siempre lo estás.

—Zalamera...

Entramos al ascensor y le dio al tercer piso, poco a poco se fueron cerrando las puertas y por suerte no subió nadie más, en ese momento nos miramos y ambas sabíamos lo que venía a continuación. Se acercó a mí y le cogí de la chaqueta arrastrándola hacia mí para acercarla por completo al mismo tiempo que retrocedía hasta apoyar mi espalda, dando comienzo a un beso intensamente salvaje. Abrí los ojos por un segundo y al ver nuestro reflejo en el espejo me puse cachonda. Era una imagen digna de uno de mis cuadros, arte puro. Entramos en la habitación mientras ella daba suaves mordisquitos en mi cuello y yo me quitaba la chaqueta y comenzaba a desabrocharle el pantalón. 

No hace falta aclarar qué siguió después.


Una vez nuestras respiraciones volvieron a la normalidad, nos quedamos en la cama viendo cosas en el móvil. Según me contó, las fans habían hecho vídeos con mi maleta, que al parecer tenía vida propia, y no podían ser más graciosos. Cada vez que veíamos uno, nos llegaba el siguiente, incluso acompañado de memes buenísimos, por lo que nos metimos en un bucle constante del cual era imposible salir.

¿Y ahora qué? || Albalia  [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora