Capítulo 10

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Alba 


El año estaba a punto de llegar a su fin.

Los días fueron pasando sin apenas darme cuenta y con ellos llegó el 31 de diciembre. Como aventura, mi hermana y yo habíamos decidido pasar la Nochevieja en Madrid con unos amigos, habíamos alquilado una casa y planificado el viaje en veinticuatro horas, con tan solo dos días de antelación. Era una fantasía que nos hubiéramos puesto de acuerdo tan rápido, se notaba que a todos nos hacía ilusión viajar porque nunca nos había pasado.

Desde que habíamos llegado a Madrid no había pasado ni un segundo en el que no me estuviera riendo, les había echado mucho de menos. Ahora nos encontrábamos en un parking con el móvil trasmitiendo la primera a escasos minutos de despedir el año y disfrazados de cotillón hasta arriba. Nuestra idea era tomar las uvas en la puerta del Sol, pero había aforo limitado por cuestiones de seguridad y por desgracia no pudimos entrar. No obstante, estábamos tan contentos que, la verdad, poco nos importaba.

Más tarde, Roberto dio paso a la duodécima campanada y con ella al nuevo año. Marina y yo nos abrazamos al instante y pude verla emocionada mientras me decía al oído lo orgullosa que estaba de mí y que me lo merecía todo. Sin duda tenerla a mi lado era de las mejores cosas que tenía y cuando decía que daría mi vida por ella no exageraba. Desde que regresé a casa habíamos estado la mayor parte del tiempo juntas, mi paso por la academia nos había unido muchísimo más, que ya es decir.

Me puse a reflexionar sobre el próximo año, como siempre hacía y la verdad es que tenía claro que iba a ser crucial para mí. De una manera u otra mi vida había cambiado y este año iba a ser el principio de todo. Me daba tanta curiosidad como miedo, para qué engañarnos, pero estaba convencida de que quería hacerlo.

Otra cosa que tenía clara era que por muchas cosas buenas que pudieran venir yo no iba a dejar de ser quién soy. Nunca entenderé a esas personas que hacen lo que sea por fama y dinero, hasta incluso olvidar su esencia. La vida no se resumía en eso.

La gira también era una de las cosas que más ilusión me hacía. Poder vivir la experiencia de recorrer parte de España con mis quince compañeros y ver a la gente cantando nuestras canciones estaba segura de que jamás iba a poder olvidarlo. Quedaban dos meses aún para que empezara y yo no podía aguantar más las ganas.

Además, iba a vivir todo esto con Natalia.

Ella no podía faltar en la ecuación porque era la pieza clave, mi otra gran ilusión. A pesar de todo lo que pudiera pasar quería que ella formara parte de mi año, en la que manera que fuera. Si la tenía a ella a mi lado no me importaba nada más. Obviamente, me encantaría que mi sueño se hiciera realidad y pudiéramos estar juntas, sin importarnos nada ni nadie, simplemente disfrutándonos la una a la otra y siendo felices.

El ruido del descorche de una botella de champán me sacó de mis pensamientos, empezaron a servirlo en las copas que teníamos y brindamos por este nuevo año y por nosotros. Cuando iba a darle el segundo trago mi móvil empezó a sonar, sonriendo al instante al ver su nombre aparecer en mi pantalla.

—Feliz año cacho fea —me dijo.  

—Feliz año horco andante —la escuché reírse y yo también lo hice.

—Qué maravillosa manera de empezar el año.

—Me había imaginado otro tipo de felicitación, pero me vale.

—Hombre te quejarás... Estás aquí hablando conmigo.

—Y tú conmigo —respondí. 

—Pero yo en ningún momento he negado que sea la mejor manera de empezar el año porque spoiler: lo es —sonreí, no podía ser más tierna.

¿Y ahora qué? || Albalia  [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora