Alba
Tierra trágame.
Esa fue la primera frase que se me vino a la cabeza en el momento en el que vi a Ici a escasos metros de mí. Tenía un semblante serio y me miraba sin decir nada, lo que hacía que me pusiera mucho más nerviosa de lo que estaba, pues si antes no quería movidas con ninguna persona relacionada con el entorno de Natalia, con su mejor amiga muchísimo menos. Tal vez las dos estábamos esperando la reacción de la otra, pero necesitaba con urgencia calmar los aires cuanto antes en esas cuatro paredes.
—Mira... No quiero más problemas ¿vale? De verdad, déjalo estar.
—Yo tampoco quiero problemas, Alba —respondió—. Me gustaría mantener una conversación pacífica contigo, simplemente, como dos personas adultas.
—Pues tú me dirás...
—En primer lugar, quería pedirte disculpas por lo que ha pasado antes. La mayoría son unos críos y muchas veces se comportan como unos gilipollas, no te voy a engañar, pero esos gilipollas darían la vida por Natalia y la defienden de quién sea.
—Eso está muy bien, la cosa está en que yo a ellos no les he hecho nada, los problemas que tenga con Natalia son cosas nuestras, de nadie más —dejé claro.
—No te digo que no, pero si su amiga ha estado llorando por otra persona, pues no pretenderás que esa persona sea santa de su devoción ... entiendes lo que quiero decir, ¿verdad?
—Perfectamente, pero no nos engañemos Icíar...Esto no viene de ahora, esto viene de mucho antes y no por cómo esté Natalia, sino más bien por mi relación con ella y su ex. Entiendes lo que quiero decir, ¿verdad? —la imité.
—Por supuesto —sonrió divertida ante mis palabras—, lamentablemente no todo el mundo acepta de la misma manera que le dejen.
—Y no le culpo por ello, pero no me voy a disculpar por haberme enamorado de la que era su novia.
Tras esta declaración se hizo un silencio algo incómodo, por mí parte más que por la suya, que no dejaba de mirarme fijamente e hizo que bajara la cabeza para tratar que dejara de hacerlo. Sin embargo, aún así podía seguir siento su mirada en mí.
—Natalia tenía razón.
—¿Sobre qué?
—Sobre que tus ojos hablan por ti, que con una mirada puedes decir más que con mil palabras. Pensaba que era una exagerada, que lo decía porque estaba demasiado encoñada de ti, pero ahora que te tengo enfrente de mí y no te veo a través de una pantalla me doy cuenta de que la equivocada era yo. Tus ojos son pura verdad, Alba.
—Natalia sabía perfectamente leerme —sonreí triste—, es cierto que me comunicaba con ella con solo mirarla.
—Sin llegar a conocerte puedo intuir cómo te sientes, eres un libro abierto. Puedo ver todo tu interior a través de ellos. ¿Sabes qué veo, Alba? —preguntó y le indiqué con un leve movimiento de cabeza que prosiguiera—. Veo tristeza, muchísima tristeza. Y sé que esa tristeza viene provocada por Natalia y la situación en la que estáis. ¿Me equivoco?
—No —bajé la cabeza apenada—. En momentos como este es cuando daría lo que fuera por no ser tan trasparente...
—¿Pero sabes qué pasa? —continuó—. Que también veo todo el amor que le tienes. Cuando la miras o hablas de ella tienes un brillo en los ojos capaz de iluminar todo el Navarra Arena, y eso es precioso, Alba. Sé de sobra lo muchísimo que la quieres, no me hace falta conocerte ni ser amiga tuya para hacerlo, cualquier persona que tenga ojos en la cara puede darse cuenta de ello y si no lo hace es porque no quiere.
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¿Y ahora qué? || Albalia [EN EDICIÓN]
FanfictionOperación Triunfo ha llegado a su fin y las vidas de Natalia y Alba no van a volverán a ser las mismas. Ambas han experimentado muchos cambios durante estos tres meses y ahora tienen que enfrentarse al peor de ellos: el exterior. Además, ninguna de...