VII

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Estaba mirando el techo de mi habitación, no podía creer que era hoy el día en el cual me iba a hacer independiente. Hace unos meses atrás había terminado la secundaria, por lo cual, me tocaba estudiar una carrera. Con mi madre hablamos de irme del país, en el cual empezaría mi nueva vida viviendo con el hijo de mi padrastro. Esta tarde era mi vuelo, mi primer vuelo.

Llene las valijas con mi ropa e otras cosas, acomode un poco la que seria mi antigua habitación, y me quede un rato en la puerta mirándola, iba a extrañar estar en este lugar, me di la vuelta y camine con maletas en mano hacia la cocina, en ella vi a mi madre y a mi padrastro.

Ambos me habían cuidado juntos desde que falleció mi padre, la cual fue hace 13 años(Cuando tenia 6 años), nunca me dijeron las causas de muerte, ni si quiera se a donde ir para hablar con él un rato.

-Hija-. Me abrazó con fuerza. -Espero que te proteja tu hermano-. Se separo de mí.

-Sabes que para cualquier cosa puedes contactarnos-.Agregó con una sonrisa mi padrastro, lo mire y asentí con la cabeza.

-Siempre han sido buenos conmigo, pero, es hora de despegar el sticker-. Dije sonriendo con tristeza al agarrar mis valijas.

-¡Ah!-. Mire a mi madre extrañada por eso. Note como golpeo con el codo a mi padrastro suavemente.

-Se te hará tarde si sigues hablando, te daré un empujón hasta el aeropuerto-. Me saco las maletas de la mano para llevarlas al auto.

-Suerte hija-. Me dio un beso en la mejilla. -No quiero que me digan suegra, me hace sentir vieja-. Mencionó al irse, una risita salio de mi boca. Fui afuera, y me subi al coche, prendio el auto y comenzo a manejar.

-¿Nervios?-. Lo mire confundida. -Digo... Estaras con tu hermanastro viviendo, estudiaras y trabajaras-.

-Si... Supongo que es normal estarlo, voy a estar lejos tuyo y de mi madre-. Con tristeza mire atraves de la ventanilla del auto en movimiento, se me erizaba la piel al recodar que tendria que vivir de las cosas que yo haga, y lejos de la persona que me dio la vida.

-Mi hijo es un buen chico, seguro el podra de alguna manera tomar el lugar de tu madre consolandote y haciendo todas esas cosas sensibles-. Reí al escuchar eso, siempre fue así de gracioso, algunas veces siento que es un payaso personal. -Se viste como un cursi... ya sabes esas personas que se visten elegantes... finamente, pero, es garboso, o algo asi-. Esperaba que todo lo que me contara mi padrastro sea cierto sobre su hijo. -Muy bien, aca estamos-. Estacionó el auto en un parking que habia por el aeropuerto, me ayudo a bajar las valijas y me acompaño hasta que llegara la hora de mi vuelo.

Despues de unas horas, ya estaba volando hacia mi nuevo hogar, los nervios me consumían. Pensaba en lo que pasaría si confundía a mi hermanastro con otra persona, hace años no lo veía, la última vez que lo vi, era rubio, ojos esmeralda, era delgado y siempre tenía una linda sonrisa con su hermosa actitud positiva, un suave suspiro salió de mis labios al pensar en él, me alarme por eso, era mi hermanastro, a parte de que tiene 25 y yo 18. "espero que sea una linda relación de hermanos".

   Habían pasado ocho horas desde que subí al avión. Estaba bajando mis maletas, admito que estaban pesadas y que me costaba llevarlas. Como pude caminé hasta los asientos del aeropuerto y con la miraba buscaba a mi hermano, rendida sin señales de él, me senté con celular en mano. De repente algo me hace alarmar, vi unos zapatos de hombre negros, subí mi mirada y mis ojos captaron a un hombre tonificado, bien vestido y rubio, era él. Había cambiando mucho, no era como aquel chico que conocía.

-Que onda, hermana-. Su saludo fue demasiado informal, se vistió como si fuera alguien importante e formal, pero conmigo, era todo lo contrario. En eso seguía siendo el mismo. - Nos está esperando el chófer afuera-. Miro mis valijas. - ¿Te ayudo con esas? -. Asentí tímidamente y en silencio fuimos al auto, me impresiona que tuviera en un coche lujoso, un chófer y hasta tenía mayordomo. "Después de todo mudarse a este lugar no le hizo mal", pensé.

Cuando llegamos a la casa, una chica me abrió la puerta, miré sorprendida las cosas que había en esa casa, el suelo brillaba, y los cuadros le daban un toque diferente a lo lujoso. Me mostraron mi habitación, la cual quedaba en el segundo piso, iba a ser dificil acordarme donde quedaba. El cuarto quedaba en un pasillo con muchas puertas, el mío era en la tercer puerta a la derecha, me avisaron que no entrará por ninguna razón a la quinta puerta de la derecha, ya que era la habitación privada de mi hermano, lo primero que me paso por la cabeza fue "porno", me reí cuando me dijeron eso.
Entre a mi nueva habitación, era muy... Aburrida, tenía tonos grises, pensé que sería un poco más "femenina" por así decirlo o agradable. En el medio de la habitación estaba mi cama matrimonial con un lindo cubrecamas color gris de pluma, mi armario posaba frente a la cama que era de un color jazmín, en cada lado de ella se encontraban una mesita de luz de roble muy bonita. Un ventanal alumbraba tenuemente mi habitación y me daba una breve vista de la ciudad, después de todo era un lindo dormitorio, solo había que mirarlo diferente.
Acomode mi ropa con la ayuda de una mujer que decía ser la mucama.

Mi hermano me llamó para ir a cenar, baje y vi una mesa para seis personas. Me senté en el medio, y frente a mi se sentó el de rizos dorados. Los mosos pusieron los platos frente a nosotros, para empezar a comer, nos habían dado carne con papas algo que una persona de mi "clase" comería, raro, pero estaba exquisito.

-veo que... Te gustó la cena -. Mencionó al limpiarse la boca con una servilleta, más bien, un pedazo de tela caro.

-sí, estaba muy rica, gracias-. Tomé un poco de agua, hasta que un comentario de él me hizo atragantar.

-me había olvidado lo que era comer esta clase de comida-. Sus labios se curvaron, mi corazón empezó a latir fuertemente, no podía creer que allá cambiado sus hábitos por mí.
Después de la cena estuvimos hablando de muchas cosas que nos habían pasado desde que nos separamos.

-Mañana mi mayordomo irá a comprar algunas cosas para mi... Si quieres pídele lo que quieras, ya sabes... Cosas femeninas -. Note sus nervios por sus últimas palabras. - ¿___? -.

-Yo... -. Mis manos apretón fuerte la almohada que tenía en mi muslo. No sabía cómo decirle eso. - No soy como las chicas normales-. Mis ojos se llenaron de lágrimas, desvíe la mirada.

-¿Que quieres decir? -. Noté su voz preocupada.

-No puedo tener hijos-. Al decir esto, unas gotas corrieron por mi mejilla, todo estaba en silencio, siento que no tendría que haberlo dicho.

-Que idiota-. Oí que murmuró. - Lamento eso ___-. Me sorprendió con un abrazo, fue cálido, me sentí bien entre sus brazos.

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Jugando Con Tu Cerebro • Tord Y Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora