CAPÍTULO XVII ¿AMORES QUE MATAN?

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"Porque el amor cuando muere, mata. Porque amores que matan nunca mueren". -Joaquín Sabina.

Nunca me había puesto a pensar en cómo se daba el amor, siempre he creído que surge de parejas que llevan años conociéndose, pero desde hoy, estoy dudando de la veracidad de este pensamiento, y es que, Ethan en tan solo unas semanas, ha logrado calar en mi piel y en mis entrañas, mucho más allá que cualquier hombre al que haya conocido en años.

Supongo que, la sociedad colocará en tela de juicio lo que acabo de plantear, pero es que, la vida en mi opinión supera a la ficción, y así como muchos creen en un día ganarse la lotería y volverse millonarios, yo creo en que cada uno de nosotros tenemos a alguien destinado para nuestras vidas.

Todos nos cruzaremos en algún momento con alguien que, al verlo sintamos desde el primer instante la extraña sensación de conocerlo, alguien que, al besarle nos haga tocar el mismísimo cielo para luego incitarnos a pecar y bajarnos al infierno, alguien que, un día conocimos sin previo aviso pero que por alguna inexplicable razón se apodera de toda nuestra atención, alguien que, un día era un completo desconocido y al siguiente logró descifrar todo de ti en segundos. Y es ahí, donde te das cuenta que el amor carece de lógica, que no se trata de cuánto tiempo conozcas a una persona, sino de en cuánto tiempo logras sentirte desnuda en cuerpo y alma ante alguien.

Porque, aunque no lo creas, hay almas condenadas a amarse una y otra vez en cada una de sus vidas, y es que, aunque nuestro cerebro nos niegue esta ilógica razón, nuestra intuición nos susurrará siempre en el oído... ¿Será él... Nuestra gran perdición?...

★★★★★★

...Al despertarme luego de aquel inolvidable encuentro, me entra un miedo incesante al sentir la cama vacía a mi costado, no puede ser, no creo que Ethan me haya engatusado nuevamente para satisfacer sus necesidades primitivas y dejarme tendida aquí como una muñeca desechable.

Cojo una almohada, y me la coloco en la boca para callar el grito de frustración que necesitaba soltar, muerdo aquel cojín con desdén hasta lastimarme la mandíbula. ¡Voy a matar a ese imbecilll!

Eres una completa estúpida Kailey, volviste a caer en su jueguito.

Lamentándome por lo ocurrido escucho la puerta del cuarto abrirse, sorprendida en pleno acto de berrinche, me cubro el cuerpo con la manta instintivamente, dejando a un lado la almohada. 

Curiosa por saber quién es, alzo la mirada y me encuentro con la perfecta silueta de ese hombre al que mentalmente acabo de llamar "imbécil".

La vergüenza me invade automáticamente, me cuesta mirarlo a los ojos y que note que estaba sollozando por culpa de mis pensamientos apocalípticos, es que, definitivamente soy una dramática, ¿no pude esperar a cerciorarme si de verdad se había marchado?

—¡Buenos días princesa! -retumba en mis oídos su sexy ronca voz, al mismo tiempo que sonríe burlonamente.

—Buen día -respondo apenada.

—¿Se puede saber, que te hizo esa inocente almohada, para que la torturaras de esa manera? -pregunta en tono humorista, mientras se acerca a la cama para acorralarme y posicionarse frente de mí.

Me quedo unos segundos atrapada en sus brillantes ojos color ámbar, esos que me dicen en mil idiomas que no es el idiota que por un momento creí que era. 

Abochornada agacho la mirada, gesto que termina por causarle gracia a Ethan.

—Esa mirada de culpa refleja en su máximo esplendor tu manera tan caótica de volver todo una tragicomedia -se carcajea por unos segundos- Dime, ¿cuántas veces acabas de asesinarme en tu mente?

Atracción Infernal © (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora