.:: Prólogo ::.

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.:: 1711 de la Segunda Edad ::.

Mucho fue lo que sucedió tras la derrota final de Sauron-Annatar ante el ejército de Gil-galad y Tar-Minastir durante la Invasión de Eriador. Mucho lo que se ganó y lo que se perdió.

Ost-in-Edhil, antigua ciudad de Lindon, fundada por Celeborn y Galadriel, resistió ante los ataques de Sauron, que capitaneaba su hueste con el cadáver de Celebrimbor, el hacedor de Anillos, ensartado en una pica y enarbolado como estandarte. Pero pese a los desesperados intentos de Celeborn y Oropher de enfrentar el envite de las tropas del Señor Oscuro para facilitar la huída hacia Lórien de los habitantes de Ost-in-Edhil, finalmente se vieron obligados a retirarse en pos de conservar el mayor número posible de guerreros para continuar enfrentando a Sauron hasta la llegada de los refuerzos que vendrían desde el mar. Y a punto estuvo Celeborn de perder la vida en tal lance de no haber sido por la intervención de Gil-galad y Elrond.

Una vez vencido el Señor Oscuro, los valerosos guerreros se reunieron en Imladris, y esta ciudad se convirtió en la nueva morada del Rey Supremo de los Noldor. Galadriel no aguardó más y abandonó Lórien en compañía de su hija, Celebrían, para ir a reencontrarse con su heroico esposo en Imladris. Y allá, en aquella recóndita y bella ciudad, Elrond y Celebrían se vieron por primera vez.

Y mientras esto sucedía, Sauron se replegaba en Mordor con la única protección de una escolta y se alimentaba de su deseo de venganza contra el pueblo de Númenor, pieza clave en su derrota en Eriador.

Nadie podía imaginar el daño y las fatales consecuencias que terminaría causando el odio de Sauron hacia los hombres.

Más tarde Celeborn y Oropher, que habían quedado sin hogar, emigraron a Lórien en compañía de lo que quedaba de su gente. Y al llegar al bosque discutieron acerca del control de la colonia, y ésta terminó por disgregarse en dos grupos más pequeños.

Durante aquellos tiempos difíciles y tras la devastación del Reino de Lindon, Oropher y Celeborn continuaron cada uno con sus vidas en sus respectivos reinos; en el Norte, el de los Sindar, comandado por Oropher y regido por la naturaleza cruel y sabia de Arda; y en el sur, el de los Noldor, gobernado por el poder del Anillo Nenya que Galadriel guardaba.

Y durante todos estos grandes acontecimientos luchó junto a los Noldor un elfo Sindar que nació en Doriath el mismo año que Glaurung abandonó Angband, y que juró lealtad y protección a la Dama Blanca durante la primera Edad del Sol.

Esta es la historia de los últimos años de aquel humilde guerrero, del inesperado azar que cambió su vida, su propósito y sus prioridades, y del nacimiento de una luz que daría sentido, finalmente, a su larga existencia.

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Los pies de la señora de los Galadrim eran ligeros, blancos y delicados; mas sus pasos seguros la guiaban con presteza a través de los caminos ocultos entre la espesura. Lothlórien, el bosque de la primavera eterna y hogar para tres razas de elfos, se doblegaba al paso de su Señora, la de los Cabellos de Oro; y ante sus ojos de mirada profunda y sabia no existían secretos, no incertidumbres. Ella, anciana y joven, había vivido más que ningún otro elfo de los que pisaban la Tierra Media esos días, y todo lo sabía acerca de aquel bosque, aquellas piedras y sus habitantes. Y más allá; sus ojos azules veían hasta los confines del mundo. Pero jamás se permitía a sí misma mirar más allá de las lindes, pues no era su futuro el que estaba ligado a esos lares sino el de otros seres de otras razas, unos que aún estaban por llegar.

Simbelmynë (El relato de Erethor y Théodwyn - Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora